lunes, 23 de marzo de 2009

Los fotógrafos minuteros

En las primeras décadas del siglo pasado era común encontrarse en parques, plazas o en las ferias de la ciudad, a un personaje cargado con su pesada cámara, dispuesto a retratar a todo aquel que se moviese. Era el fotógrafo minutero, llamado así por la rapidez con la que te entregaba la foto que te acababa de hacer.

Cargado con su cámara de madera, su particular laboratorio portátil, y sus variados telones para ambientar la fotografía, estos personajes recorrían la geografía española, de cabo a rabo, visitando hasta el pueblo más perdido de la mano de Dios con el objetivo de que todo aquel que lo deseara pudiera tener su propia fotografía .

En muy poco tiempo, y por un precio asequible, lograban que algo que estaba quedado limitado a la gente más acomodada que podía permitirse acudira a los fotógrafos de estudio, pudiera estar al alcance de todos. Junto a su pesado equipo fotográfico llevaban un laboratorio andante, y así conseguían que en muy pocos minutos el cliente se fuera a casa con su foto en la cartera.

A partir de la mitad del siglo XX, el auge de estos fotógrafos se vio frenado ya que empezó a extenderse la última novedad en fotografías: el color había llegado. La mayor tecnología necesaria para las fotos en color no era compatible con las cámaras minuteras por lo que los ingresos fueron disminuyendo poco a poco ya que la gente prefería estar a la última y disfrutar de fotos en las que pudieran apreciarse todos los colores.

Todo esto fue en aumento, y ya a partir de mediados de los años setenta la demanda de fotografías en blanco y negro pasó a ser testimonial quedando el trabajo de los minuteros prácticamente en el olvido.

Por suerte aún quedan algunos nostálgicos, que en lugares turísticos como la Plaza de Oriente, nos ofrecen retroceder cien años y recuperar ese tipo de fotografía. Son inconfundibles: caja de madera cubierta por su correspondiente paño negro, unas cubetas de plástico para conseguir el revelado casi al instante, una silla de tijera, un baúl lleno de sombreros, viseras, boinas, bufandas, y todo aquello que te haga volver a principios del siglo XX.

Hace unos meses tuve la suerte de encontrarme con un minutero (la mujer de la foto) y por un precio bastante interesante pude hacerme una foto similar a las que mis abuelos y bisabuelos tenían en sus carteras. Hablando con esta mujer, nos comentó que el cajón de la cámara lo había construido ella, pero que la lente era de principios de siglo.

Todo es bastante rápido: te sientan en una silla de tijera, te buscan en una vieja maleta los complementos que mejor te vengan (en mi caso visera y bufanda, y para mi mujer sombrero y colgante), te colocan en la postura idónea para que todo salga con éxito y ¡zas!, hecha la foto. Después tras unos diez minutos de espera en los que la fotógrafa iba pasando la foto de cubeta en cubeta, ahí teníamos la fotografía. Hoy esa foto adorna una de las estanterías del salón, y quien sabe, quizás en algunas de las fotos del domingo pueda aparecer algún día.

14 comentarios:

  1. Quizá en Madrid es la moda de lo antiguo. En plazas de Marruecos aún hay fotógrafos de Polaroid que se gana la vida fotografiando turistas.

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  2. La verdad es que tampoco es que sea una moda Stultifer ya que son contados los fotógrafos de este tipo que se pueden ver por Madrid.

    Por cierto, me faltó por añadir un pequeño detalle. La fotografía en blanco y negro está tomada de una entrada de la Druida de Madrid. Ahí dejo el enlace:

    http://www.ladruida.com/madrid/?p=79

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  3. Aunque muy lejano en el recuerdo, creo recordar esos fotógrafos de mi infancia, maravilloso invento el de la fotografía, y maravillosos los avances que nos permiten admirar todas tus preciosas fotos.
    Hoy que tengo un poquito más de tiempo, voy a darme un paseo por tu galería fotográfica.
    Muchos besos, Miguel.

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  4. Yo recuerdo haberme hecho de pequeño una foto de esas, que luego he perdido de vista. A ver si rebusco por ahi y la encuentro. Buena entrada, Miguel.

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  5. que pasada, me han dado ganas de hacerme una foto de esas, eso sí que es un trabajo artesano, que me lo digan a mi, aunque no se si me apañaría con las cubetas en la calle, me desconcetra que me mire mucha gente mientras me concentro tanto

    un abrazo

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  6. Me ha encantado esta entrada. Te retrotrae a un tiempo que yo...vivirlo no viví pero sí que sé que así funcionaban las cosas. ¡Qué trabajo! Besos

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  7. Pues es un bonito recuerdo. Yo los he visto muchas veces y me he acercado a curiosear pero nunca me he atrevido a hacérmela.

    No sabia que venía de tan antiguo la costumbre.

    Es curioso.

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  8. Qué reportajes más curiosos haces, Miguel. A mi me encantan esos oficios antiguos, muchos ya no existen, por eso me agrada ver algunos recuperados por la plaza Mayor y aledaños (este que tu nos cuentas, el barquillero, o la organillera).

    Me pasa lo que a Mamen, que nunca me he atrevido, o no se me ha ocurrido...

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  9. yo también quiero compartir una fotillos:

    http://www.yavendras.com/fotos/madrid.php

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  10. Pasaba antes con frecuencia por la plaza Mayor y nunca vi ningún fotógrafo. Me hubiera encantado ver a esta mujer. Lo suyo es muy meritorio en estos tiempos de la foto digital. Si tienes un retrato de ella, no me extraña que lo consideres una obra de arte. O de artesanía.

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  11. Uno de tantos oficios que pronto quedarán en el recuerdo, y que despiertan muchas nostalgias cuando, alguna vez, se ven por las calles.
    En Valencia, hace años había una "fotógrafa minutera", frente a las Torres de Serranos, con su caballo de cartón y todo, para fotos a niños.

    Gracias por evocar ciertos recuerdos.

    Un saludito desde Valencia.

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    1. Este enlace habla de esa Sra.
      http://www.skyscrapercity.com/showpost.php?p=85619646&postcount=26107

      Saludos

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  12. Llego desde tu otro blog y me ha encantado este post... Ojalá me tope algún día con un minuter@!. Abrazos ;-)

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  13. Minuteros via Pézenas France : http://imagesbank.dphoto.com/#/album/0e094s/photo/18169359

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