viernes, 28 de noviembre de 2008

La Plaza de Gabriel Miró

Es posible que el nombre de esta plaza no diga mucho a la mayoría de la gente que lea esta entrada, y sin embargo es uno de los lugares más típicos de Madrid. Si en vez de haber nombrado así la entrada lo hubiera hecho diciendo Parque de las Vistillas todo habría quedado más claro. Lo de Vistillas se debe a las buenas vistas que desde aquí se tienen del Manzanares, la Catedral de la Almudena o la Casa de Campo.

Lo que a principios del siglo XX fue un mercado en el que se vendían melones procedentes de distintos puntos de la provincia, se ha convertido actualmente en un lugar de encuentro en el que poder tomar una cerveza en alguna de sus terrazas, o disfrutar de las fiestas de San Isidro o La Paloma. Como tantos otros sitios, este lugar no ha podido escapar a los graffitis que invaden Madrid, y tampoco ha podido evitar que sirva como campamento para distintas personas sin hogar.
Curiosamente en la plaza en ella hay varios monumentos que recuerdan a distintos personajes, y sin embargo ninguno recuerda al escritor alicantino Gabriel Miró. Allí se encuentra el busto de Ignacio Zuloaga, pintor que tuvo su estudio en este lugar; un monumento a la Violetera (foto 5) y otro, el más destacado de los tres, al escritor Ramón Gómez de la Serna (foto 7). Este último, padre de la frase "Madrid es no tener nada y tenerlo todo", destacó por su extensa producción literaria, y por ser el inventor de las llamadas greguerías a las que él mismo definió como: «Humorismo + metáfora = Greguería».

Junto a la plaza destaca el Seminario Conciliar, de estilo neomudéjar, inaugurado en 1906 (foto 6). Este edificio se levanta en el solar en el que estuvo emplazado el Palacio del Duque del Infantado, y más tarde el del duque de Osuna.

No está de más recordar que este lugar como la mayoría de los rincones del Madrid antiguo, tiene su propia leyenda. Todo viene cuando en 1886 un aldeano afirmó que allí se le apareció la Virgen acompañada de San Pedro, San Juan y una comitiva angelical, ¡nada más y nada menos!. Durante un tiempo fue este lugar un punto de reunión de numerosos devotos que deseaban ver a la Virgen y conseguir que sus súplicas fueran atendidas.

Por suerte o desgracia, la Virgen tenía otras cosas mejores que hacer y no volvió por estos lares por lo que con el tiempo las reuniones fueron perdiendo adeptos hasta que finalmente terminaron. Si este aldeano hubiera nacido cien años más tarde seguro que lo de la vidente de El Escorial habría quedado en un juego de niños.

martes, 25 de noviembre de 2008

La casa de los lagartos

Esta curiosa casa situada en el número 1 de la calle Mejía Lequerica, muy cerquita del Palacio de Longoria, es otra de las muestras del arte modernista en Madrid. En este caso, según los entendidos entre los que no me encuentro, el edificio sigue las directrices del modernismo austriaco, mucho más racionalista y menos recargado que el francés o el belga. Esta corriente encabezada por Otto Wagner está en la línea de lo que se construía, a finales del siglo XIX y primeros del XX, en Viena. Así en la fachada se pueden observar un gran número de elementos decorativos caracterizados por su simetría y su gran sencillez geométrica.

El edificio fue proyectado en el año 1911 por Benito González del Valle, que recibió el encargo de hacer viviendas de alquiler. Se construyó en un solar de menos de cinco metros de profundidad, y esto se comprueba fácilmente ya que al observar el edificio se ve como sus fachadas laterales son minúsculas. Tanto es así que el conjunto es unas once veces más largo que ancho.












Sin embargo a pesar de la curiosidad de su ancho y siendo una de las pocas muestras en Madrid del estilo austriaco citado, lo que siempre ha llamado la atención de la gente que por allí pasa es el remate del edificio. Si te fijas podrás ver como agarrados a la parte superior de la fachada, se encuentran unos grandes lagartos que parecen intentar alcanzar la azotea.

Cuando los veo inevitablemente me acuerdo de esos muñecos de Papá Noel que mucha gente cuelga ahora de sus ventanas y balcones cuando llegan las Navidades. Siempre he sentido más simpatía hacia los Reyes Magos que a Papá Noel, y por ello no me gustan demasiado (más bien nada) estos muñecos. Además creo que para escalar fachadas como nadie ya está Spiderman, aunque viendo al que se pone algunas veces en la Plaza Mayor me da por pensar que ya ni eso.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Cuernos Reales en la calle del Lazo

A muy pocos pasos del Teatro Real se encuentra la calle del Lazo, lugar cuyo nombre está relacionado con un crimen pasional en el que se vio envuelto nada más y nada menos que uno de los monarcas más destacados en la historia de nuestro país. Aunque en política no fue muy determinante, las grandes aportaciones de Alfonso X "el Sabio"en el campo de la cultura le merecieron el apelativo con el que ha quedado para la historia.

Además de su amor por el arte, el derecho y la ciencia, Alfonso X como buen rey español tenia otra pasión desenfrenada, las mujeres. Aunque fruto de su matrimonio con Violante de Aragón nacieron once hijos, fuera de esta relación tuvo alguno más ya que por su posición conseguía que nadie le negara sus favores. Una de sus amantes, María Delanda, vecina de la calle del Espejo, pasó a la leyenda por su traición amorosa al rey.

Prendado Alfonso por su belleza, decidió regalarle a la muchacha un lazo para que lo luciera en sus citas reales. Cada vez que se encontraban para disfrutar juntos de los placeres de la carne, ella acudía radiante con su lazo bien visible. Esto fue sucediendo así hasta que un día el rey salió preocupado de la casa de su amada porque ella no llevaba el lazo. Como esto volvió a repetirse en otras ocasiones el rey empezó a sospechar que algo raro estaba pasando. Tras mandar a uno de sus hombres que vigilara de sol a sol a la mujer, sus peores temores se vieron confirmados.

Según el "detective" todos los días María recibía en su casa a un apuesto joven que era el que realmente gozaba de su amor. Como eso de la corona no debe quedar muy bien con unos reales cuernos, pocos días después el joven aparecía cosido a puñaladas en un callejón. Junto al cuerpo inerte quedó un lazo cubierto con la sangre del desdichado amante, y desde entonces aquel callejón recibe el nombre de calle del Lazo para recordar así aquel trágico suceso.

jueves, 20 de noviembre de 2008

La resurrección del Mercado de San Miguel

El 12 de noviembre de 2007 una orden judicial obligaba a cerrar el último puesto abierto en el mercado de San Miguel. Los tenderos de los 75 antiguos puestos dejaron paso a los obreros; y las frutas, carnes y verduras a los andamios, martillos y sopletes. Desde entonces éstos han sido los protagonistas de las obras iniciadas por la sociedad Gastródomo de San Miguel, SL nueva propietaria del mercado.

En el solar que hoy ocupa, a pocos metros de la Plaza Mayor, estuvo la iglesia de San Miguel de los Octoes de la cual ya se tienen referencias en el año 1202. En 1790 un incendió la arrasó y, a pesar de ser rehabilitada, fue demolida en 1809 por orden de José Bonaparte. Entonces el solar se transformó en una plaza pública en la que se celebraba un mercado de productos perecederos, germen del actual mercado.

El mercado es obra del arquitecto Alfonso Dubé y Díez que empezó su construcción en 1913, para ser inaugurado tres años después. Inspirado en otros mercados europeos, actualmente es el único representante que queda en la capital de la llamada arquitectura del hierro. Con el paso del tiempo, al no poder competir ante los supermercados y centros comerciales su actividad fue decayendo, y aunque en 1999 la Comunidad de Madrid lo remodeló para recuperar su aspecto original, y la UNESCO lo declaró Bien de Interés Cultural, el declive era ya imparable.

Entonces un grupo de particulares de distintos ámbitos decidió dar un cambio radical al negocio. Su objetivo es innovar e impulsar la actividad tradicional basándose en una oferta de productos de gran calidad, alimentos de temporada y productos novedosos. Además pretende participar en la agenda madrileña de eventos realizando diferentes actividades relacionadas con el ocio y la cultura gastronómica.

En pocos meses las grandes lunas que lo cubren desaparecerán y el mercado de San Miguel reabrirá sus puertas. Entonces se podrá comprobar si la idea de compatibilizar el mercado de barrio de toda la vida con esta nueva propuesta de ocio gastronómico es atrayente para los clientes, que en el fondo es de lo que se trata.

lunes, 17 de noviembre de 2008

La lucha en la corrala de Ventorrillo

Las inquilinas de una corrala situada en el número 7 de la calle Ventorrillo, se hicieron famosas hace un tiempo por salir en un gran número de periódicos, en radio y televisión. Esta corrala, constuida en 1900, forma parte del Conjunto Histórico de la Villa de Madrid y del Área de Rehabilitación Preferente del barrio de Lavapiés.

El edificio se resentía por las múltiples humedades que le amenazaban, y aunque el Ayuntamiento lo sabía, no hizo nada por forzar a los propietarios a solucionarlo. En marzo de 2007 tras morir el casero, la corrala fue adquirida por una inmboliliaria y desde entonces las inquilinas sufren una situación de acoso y derribo. Nunca mejor dicho.

Todo empezó con una carta que les invitaba a dejar el piso vacío antes del 13 de junio de 2007. La mayoría de las 42 viviendas estaban habitadas y había distintos tipos de alquileres. La inmobiliaria fue deshaciéndose de los vecinos, o bien pactando su salida o bien al finalizar su contrato. No pudieron con unas pocas mujeres con alquileres indefinidos de renta antigua que no llegan a los 100€ mensuales. Al no llegar a un acuerdo empezó a reformarse el inmueble para albergar minipisos cuyo alquiler es bastante más elevado que el que abonaban hasta ahora.












Desde entonces ya conocen lo que significa la palabra "mobbing" ya que les han hecho la vida imposible a base de golpes, ruido y polvo. Las vecinas que sobreviven en sus pisos de 20 metros cuadrados intentan seguir con su vida normal. Si pasas por allí verás como a pesar de las obras la ropa sigue tendida dando al patio de luces en el que se confunden tablones, hormigoneras, puntales, vigas y sacos. A día de hoy todo está apuntalado y ya se han quitado los tabiques de las casas desocupadas.

Ellas comprenden que los propietarios deben hacer negocio, por lo que solicitan que les dejen vivir allí los pocos años que les quedan. Para ello piden un traslado temporal a otro piso y volver cuando acaben las obras aunque tengan que pagar algo más de alquiler, siempre y cuando no sea excesivo.

Esta es una situación extendida en todo Madrid, donde hay miles de viviendas a las que se les deja morir para echar a los vecinos y construir después nuevas viviendas a altos precios. Con una media de edad que ronda los 80, la regla que siguen es que ninguna hará nada sin que estén de acuerdo las demás.

Todas comparten un objetivo, el de pelear para que las dejen vivir en el lugar en el que han compartido los buenos y malos momentos.Para defender sus derechos han contratado abogados y han pedido ayuda a la cámara oficial de inquilinos de Madrid y al Defensor del Pueblo. Incluso tienen su propio blog. Tras haber pasado en algunos casos una guerra y una posguerra, ahora comparten la resistencia frente a la especulación inmobiliaria, y es que como alguna dice: "Lavapiés no es Marbella".

sábado, 15 de noviembre de 2008

Los globos del Metro

Hace años se lanzó una campaña publicitaria que anunciaba que el Metro de Madrid vuela. Sobre esto se podría hablar mucho ya que según las líneas en las que viajes tendrás la sensación de parecer un pájaro o una tortuga. Quizás para demostrar esa capacidad de actuar como si fuera el ave más veloz, a los de la Comunidad de Madrid les ha dado por llenar de "globos" los andenes de algunas estaciones. Y es que esta semana se han instalado 150 máquinas expendedoras de preservativos en intercambiadores como los de Moncloa, Príncipe Pío, Avenida de América y Estación Sur, y en distintas estaciones de Metro como las de Sol, Plaza de España, Callao, Lavapiés, Embajadores y Legazpi.

La elección de esas estaciones está motivada por la gran cantidad de jóvenes que se mueven por esas zonas, ya que es a ellos a quien se dirige esta nueva campaña promovida por la Comunidad de Madrid. El precio de los preservativos es de un euro por tres unidades, aproximadamente la mitad de lo que cuesta normalmente. Esta instalación forma parte de un proyecto más amplio que abarca otros lugares como locales municipales, centros de ocio, campus universitarios y centros deportivos entre otros.

El objetivo es concienciar a los jóvenes de la necesidad de utilizar este método de prevención en el caso de mantener relaciones sexuales de riesgo ya que según los últimos estudios se está detectando entre los jóvenes una alarmante sensación de invulnerabilidad hacia el SIDA. Además el año pasado se detectó un preocupante aumento de casos de sífilis y gonorrea entre los más jóvenes.

Lógicamente las quejas de algunos sectores de la sociedad no se han dejado esperar, y ya se han levantado algunas voces que consideran que con esta medida lo único que se consigue es fomentar las relaciones sexuales entre la juventud. En mi opinión es todo lo contrario, creo que la palabra exacta para definir esta medida, no es fomentar sino prevenir, ya que seguramente con actuaciones como ésta se podrán evitar males mayores.

jueves, 13 de noviembre de 2008

El Palacio de Longoria y la SGAE

Este edificio, situado en el número 4 de la calle Fernando VI, es una de las principales muestras del arte modernista en Madrid. Fue construido en 1902 por José Grases Riera, compañero de estudios de Gaudí, por encargo del financiero Javier González Longoria. A pesar del empeño que puso en su construcción, el capricho le duró a Longoria poco tiempo ya que sólo diez años después vendió el Palacio por 500.000 pesetas. Desde entonces pasó a ser propiedad de la Compañía Dental Española, y más tarde de Construcciones Civiles, que en 1959 vendió el Palacio a la Sociedad General de Autores por cinco millones en 1950.

El edificio, situado en esquina, se separa de la calle dejando un pequeño paso entre una verja de hierro forjado y la fachada. Al observarlo parecería cómo si el arquitecto huyera deliberadamente de las formas rectas ya que en las dos plantas se observa la constante presencia de líneas curvas. La decoración está basada en motivos vegetales que destacan sobre todo en balcones y ventanas, asemejándose la fachada a un jardín. Rematando el edificio se observa un torreón circular.












La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) propietaria actual del edificio, es una entidad que gestiona el cobro y la distribución de los derechos de autor de los autores y vela por los intereses de los editores. Su origen data de 1899 cuando distintos escritores y compositores decidieron asociarse, hartos de los abusos que sufrían por medio de los intermediarios que gestionaban sus contratos.

Hoy uno de los principales quebraderos de cabeza de esta entidad es la piratería musical representada por el top manta, así como las descargas gratuitas de Internet. Recientemente han sido noticia por la implantación del cobro de un canon por la copia para uso privado del copista de una obra musical o audiovisual, extendido a todos los soportes usados para almacenar datos personales.

El gran poder adquirido por esta entidad le ha granjeado numerosos enemigos, y de hecho en la red se han lanzado distintas campañas en su contra. De hecho es común encontrar por la red la expresión «Siempre Ganamos Algunos Euros» para referirse a la SGAE. La consecuencia de todo ella ha sido que la SGAE ha demandado a varias webs por la publicación de contenidos que consideraban ofensivos para su imagen. La contraofensiva la puedes encontrar este mismo fin de semana, ya que para este sábado hay convocada una manifestación contra su monopolio y el comportamiento mafioso con el que se dice que actúan. La pugna continúa. ¿Quién tiene razón?