miércoles, 31 de diciembre de 2008

Adiós 2008, bienvenido 2009

Bueno, pudimos con otro. Hoy se despide el 2008 que una vez más, como todos los años, ha venido con sus cosas buenas y malas. Como por suerte en mi caso las buenas ganaron la partida, despido el año con algo de pena, esperando que el próximo sea al menos como éste. Desearos a todos los que, de forma habitual o esporádica, entraís por aquí, que en el 2009 se cumplan la mayoría de vuestros deseos, y si son todos mejor. Además para todos vosotros, y para el mundo en general, no podían faltar dos deseos fundamentales: paz y amor.

Por ello he decidido escoger estas cuatro fotos: tres tomadas en la Plaza Mayor, y la cuarta en el Paseo del Prado. Esta última pertenece a la exposición realizada por Robert Indiana, que en el 2006 inundó de amor la capital con su obra Besos a Madrid. Para rematar nada mejor que este poema de Joaquín Sabina (¡una vez más!) titulado "Deseos para el año nuevo". En este caso también espero que se cumplan la mayoría de los deseos que este poeta en él escribe.

Que den las campanadas a deshora,
que salga del armario la cultura,
que el Corán no se enfade con la Torah,
que apeste menos la telebasura.

Que no se canse tanto Zapatero,
que siga Llamazares dando el cante,
que cite con la izquierda mi torero,
que cabalgue de nuevo Rocinante.

Que me saque a bailar la primavera,
que se quiten la boina los catetos,
que arriben a buen puerto las pateras,
que se casen las vascas con maquetos.

Que Rajoy se pase al enemigo,
que Rouco haga un desnudo de portada,
que crezca más el coco que el ombligo,
que Afrodita me inspire una balada.

Que el Atleti se apunte otro doblete,
que no se mueran los muertos de hambre,
que pierda su tribuna el alcahuete,
que tus ojazos no me den calambre.

Que Gallardón no se pase de listo,
que deserte el borrego del rebaño,
que volvamos a ver lo nunca visto,
que no nazca tan viejo el nuevo año.

lunes, 29 de diciembre de 2008

La penúltima del año

Con la misa celebrada ayer en Colón se acabaron los tradicionales festejos religioso-navideños. Finalizados todos los acontecimientos religiosos, ¿Santos Inocentes incluidos?, falta esperar que llegue el día 31 para despedirnos del año que acaba y recibir con los brazos abiertos el nuevo que llega.

Por suerte en todo lo de las uvas y demás la Iglesia ya no mete mano, ya que esta tradición que se repite 31 de diciembre tras 31 de diciembre tiene su origen en motivos económicos y no religiosos. Todo comenzó en Elche, en 1909, cuando unos viticultores deseosos de acabar con el excedente de uva acumulado propusieron que esa noche que muere con el año se aprovechara para que la gente se comiera las doce uvas antes de que terminaran las doce campanadas que anuncianel nuevo año.

Como el empacho de comida y bebida me ha dejado un poco indigesto prefiero no llenar más líneas por hoy, y acabar esta penúltima entrada del año con el "Hip hop de Navidad" de Joaquín Sabina. Sirvan para ponerle música a este poema los "papanoeles" que "adornan" estos días una tienda de la calle Esparteros. La verdad es que viéndolos dan un poco grima (debe ser que tengo a Papá Noel algo atravesado) así que mejor imaginarnoslos con una de las caretas que nos ofrecen los puestos de la Plaza de Santa Cruz. ¡Así mucho mejor!.

La noche buena llega por las malas;
a los reyes chalecos antibalas
les piden para la cuesta de enero
los desahuciados por los mamporreros
del kapital, Obama nos ampare,
y sin embargo están llenos los bares,
apadrine a un bankero, señorita,
basta de deshojar la margarita
del siglo veintiuno haciendo trampa,
el diluvio que viene nunca escampa
y el año nuevo huele a ropa vieja
y a fachada endeudada hasta las cejas;
con la muerte de Dios y del marxismo
la democracia es menos de lo mismo,
ojo a los presupuestos del estado
que dan lo no crecido por gastado,
las doce uvas saben a veneno
cuando al abismo no se pone freno,
cada día naufraga una patera
y un tal Madoff te roba la cartera,
vuelve la crispación por el bolsillo,
la justicia se queda en calzoncillos,
la peña se encabrona pero aplaude
al capo de las técnicas del fraude,
menos el fondo sur del Barcelona
la afición este año anda tristona,
por mi parte y cortando por lo sano
Felices Pascuas, ya vendrá el verano.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Pintadas reivindicativas

Desde hace siglos el hombre ha podido expresar sus pensamientos e inquietudes sirviéndose de la pintura. Cuatro dibujos en una pared, o simplemente cuatro letras, eran suficientes para reflejar el estado de ánimo o las necesidades que se tenían en ese momento. Así de simple y directo. Hoy esta costumbre continúa, y cada día aparecen las paredes de nuestras calles pintadas con todo tipo de mensajes: políticos, amorosos, sociales, etc. Sirviéndose del anonimato el autor nos pretende hacer llegar sus ideas de forma clara y sencilla.

Hay algunos barrios de Madrid plagados de pintadas, y la mayoría de ellas no pasan de ser simples "tags" (firmas) que en mi opinión ensucian más que otra cosa. Sin embargo también es posible encontrar otras pintadas en las que con mayor o menor acierto el autor pretende hacernos llegar un mensaje concreto. Las hay para todos los gustos, aquí dejo algunas de ellas:

Contra Zapatero y su asignatura de Educación para la Ciudadanía.

Contra Aguirre y su afán privatizador.

Anarquistas contra todo lo que se menea.

Contra el poder de Botín y compañía.

Contra la "fiesta nacional".

Feministas contra todo lo que huela a sexismo.

O simplemente contra los vecinos espesos.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Los calamares de la Plaza Mayor

Se limpian los calamares, se cortan en aros y se les echa sal. Después se pasan por harina, huevo y de nuevo harina. Se echan en una sartén generosa en aceite bien caliente. Se fríen y para acabar, toma un buen trozo de pan y colócale dentro los calamares. Listos para comer.

Esta sencillísima receta es la que más tirón tiene estos días navideños en las inmediaciones de la Plaza Mayor. Y es que además de darte una vuelta por los puestos de la Plaza, otra de las tradiciones a seguir consiste en comerte allí un bocata de calamares.

El olor característico de esta fritura invade algunas de las calles aledañas a la Plaza. Así, por 2.30 euros podrás comerte un bocadillo rebosante de calamares en uno de los muchos bares de la zona, y si encima lo acompañas de una caña de cerveza tendrás la pareja perfecta.

Haciendo caso a la gente, de todas las edades, que se agolpa a sus puertas, los bares más recomendados para cumplir con la tradición son la Campana y la Ideal situados en la calle Botoneras (puerta con puerta), así como Casa Rúa situada en la calle Ciudad Rodrigo.

Los tres son locales más bien pequeños por lo que es posible que cuando pases por allí tengas que comerte el bocata de pie en la calle o sentado en los soportales de la Plaza. No importa si es así, incluso mejor tomarlo fuera. El único pero que se puede poner está en el pan, ya que muchas veces o bien se trata de pan de ayer o bien se ha dado unas buenas vacaciones en el congelador.

Ajena a la "cocina molecular" que nos ofrecen gurús de los fogones como Arzak o Adriá, esta comida rapida y barata hace su particular agosto estos días de frío decembrino. Desconozco quien tuvo la idea de poner los calamares dentro del pan, y ni tan siquiera sé el porqué de su éxito en estos días, pero es algo que sobrevive a todas las modas, y espero que continúe durante muchos años.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Las loteras de la Puerta del Sol

Da igual si llueve, hace frío o cae aguanieve, porque allí estarán. Todos los días al llegar estas fechas podrás encontrarlas junto a la puerta de La Mallorquina. Entre las miles de personas que como posesas circulamos por allí como si fuéramos a apagar nuestros particulares incendios, se encuentran un grupo de unas quince loteras dispuestas a vendernos la suerte.

Pertrechadas con toda la ropa de abrigo imaginable, estas mujeres aguantan en sus sillas plegables de diez de la mañana a diez de la noche. "Oye, que llevo el número para acabar con la crisis", "Guapa tengo el 69 para Navidad", "El gordo para la hipoteca". Cualquier reclamo es bueno para atraer al viandante y venderle el décimo que le puede mejorar la vida. A cambio ellas reciben su comisión de dos euros por décimo vendido y alguna propina extra si el cliente si estira.

Por su aspecto, la mayoría de ellas están rondando la edad de jubilación, incluso en algún caso seguro que esa edad ya pasó. Venden números de las administraciones más renombradas (Doña Manolita, El Doblón de Oro o La Bruja de la Suerte) y aunque según se acerca el día del sorteo van subiendo los euros que acaban en la talega, su ilusíon es dar el gordo a algún cliente con buen corazón, y que éste después se acuerde de donde le vino la suerte.

La Lotería Nacional procede de una tradición napolitana y llegó a España de la mano de Carlos III. Aquella "Lotería Primitiva" consistía en tachar determinados números al igual que la lotería del mismo nombre que hoy día conocemos. Su primer sorteó se realizó el 10 de diciembre de 1763, y hubo que esperar casi cincuenta años hasta que la entonces llamada "Lotería Moderna", celebrara en Cádiz su primer sorteo el 4 de marzo de 1812.

El nacimiento de la Moderna, la de los bombos y las bolas, se aprobó en las Cortes de Cádiz el 23 de noviembre de 1811. El objetivo era recaudar fondos para la Hacienda Pública, sin esquilmar al pueblo, ya que con la Guerra de la Independencia las arcas del Estado estaban tiritando. Según se iban retirando los ejércitos de Napoleón el nuevo juego se fue extendidendo por el país, y así el 28 de febrero de 1814 se celebraba el primer sorteo en Madrid.

Mañana lunes vuelve el sorteo de Navidad y a eso de la una del mediodía podremos comprobar, un año más, como España se divide en dos, por un lado los que estarán brindando con champán y por el otro los que estarán recordando que una vez más lo importante es la salud. ¡Que los niños de San Ildefonso repartan suerte!.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Historias de Belenes

Si por aquí ya asomó el árbol, era inevitable que tarde o temprano aparecieran los belenes. Su remoto origen nos lleva hasta el siglo II, ya que de esa época datan algunas catacumbas romanas en las que aparecen escenas relacionadas con el nacimiento de Jesús. Siglos después, allá por el año 1223, San Francisco de Asís organizó en el Greccio (Italia) una representación de la llegada de Jesús al mundo con la ayuda de animales y lugareños. Más tarde, en 1252, se mostró el primer belén, en la ciudad alemana de Füssen en el que ya aparecían figuras y no personas.

A España llegan los primeros belenes de las manos de los capuchinos que hacían su particular nacimiento en las ramblas barcelonesas. Sin embargo el empujón definitivo a esta tradición se produce en el siglo XVIII cuando María Amalia de Sajonia, mujer de Carlos III, encargó un belén para su hijo Carlos IV a semejanza de los que ya se realizaban en Nápoles. Desde entonces la tradición se extendió por todos los rincones del país, hasta que llegó un momento en el que en la mayoría de las casas, independientemente de la situación económica, podías encontrar el particular belén de cada uno.

Hoy día, creo que más que nada por comodidad, la tradición "belenera" ha cedido un poco al empuje de los árboles. A pesar de ello, todo lo relacionado con el buey y la mula, los pastores, los Reyes y la estrella siguen rindiendo provechosos beneficios a todos los que se dedican a ese mundillo. Por ejemplo, todos los años el mercadillo de la plaza Mayor sigue poblándose de gente que busca allí aquella figura que complete su particular escena del nacimiento. Igualmente se observa que las tiendas que se dedican a vender durante el año todo tipo de productos religiosos hacen su particular agosto durante estas fechas (foto 2 - Palomeque en c/Arenal).

Aunque en Madrid se pueden disfrutar de múltiples belenes distribuidos en distintas plazas, museos y edificios oficiales, puestos a elegir un belén prefiero imaginarme el mío propio. En él no podría faltar la "virginal" chica y su particular portal, y para adorarla reclutaría al alado repartidor de publicidad. Si los necesitas para tu propio belén búscalos por la calle Arenal, quizás sigan libres para el 24.

martes, 16 de diciembre de 2008

La Plaza de Jacinto Benavente

Situada a pocos pasos de la Plaza Mayor y la Puerta del Sol se encuentra esta plaza, una de las más concurridas del centro de Madrid. Su origen es la antigua Plaza de la Aduana Vieja, que unida a las obras de ensanche realizadas al final de la calle Carretas, y la demolición de una manzana entera de edificios finalizada la guerra civil le dio a la plaza su aspecto actual.

En ella destacan la Casa de los Cinco Gremios (primera sede del Banco de España), el teatro Calderón (hoy horriblemente llamado Häagen Dazs), la estatua en homenaje a los barrenderos de Madrid y la cruz recordando a los peregrinos que realizan el camino de Santiago junto al Centro Gallego. Sin embargo todo esto queda para futuras entradas porque hoy me interesa mostrar la vida de esta plaza, ya que se trata de un lugar de encuentro para todo tipo de gente.

Aquí se juntan gente de paso, ciudadanos ociosos sin nada mejor que hacer que dejar pasar el tiempo allí sentados, indigentes con ganas de echar una cabezada, emigrantes latinos provistos de sus correspondientes latas de cerveza, prostitutas bien entradas en años (algunas hace tiempo que cumplieron los cincuenta), decrépitos clientes deseosos de ver "limpios" sus bajos instintos por estas trabajadoras y todo tipo de personajes que te puedas imaginar.

Siempre que pasó por allí me acuerdo de la letra de una canción de Serrat "La aristocracia del barrio" que aunque no está inspirada en este lugar, creo que refleja de una forma bastante fiel el espíritu de vida que aquí se palpa.

Entre el bar y la bolera
rondan por la acera
salpicando betún y brillantina.
En el índice una alhaja.
El pelo a navaja.
Controlando al barrio desde una esquina.

Óyeles silbar...
Parecen estar
esperándote vecino
para jugar
un mano a mano a los chinos.

Son la aristocracia del barrio.
Lo mejor de cada casa
tomando el sol en la plaza.

Tienen a su madre anciana,
virgen a la hermana
y en las Ramblas a una que es del asunto.
Un padre que murió un día
y la filosofía
del tapete, el compañero y el punto.

Míralo jugar...
Sin pestañear...
Nació chulo y sin remedio.
Pide con seis
y se planta en dos y medio.

Son la aristocracia del barrio.
Tahúres, supersticiosos,
charlatanes y orgullosos.

Trafican en transistores,
en encendedores,
en cosméticos y en bisutería
hasta que el cante de un socio
les cierre el negocio
como poco por seis meses y un día.

Igual que se van
reaparecerán
hechos un figurín, pero
con el color y el perfume del talego.

Son la aristocracia del barrio.
Tránsfugas independientes
mejorando a los presentes.

Si les sigue usted los pasos
verá más de un caso
que en la puerta de un Juzgado de Guardia,
por la hembra y el retaco
deja hasta el tabaco
y hurga en las demandas de La Vanguardia.

Envejecerán
horneando pan.
Cada quien muere a su modo.
Qué se va a hacer.
Ha de haber gente pa' todo.

Y la aristocracia del barrio
sentimentales y buenos
en el bar, le echan de menos.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Historias del árbol de Navidad

Llegó el momento. A estas alturas de mes creo que ya se puede empezar a hablar de la Navidad. Aunque desde hace meses (cada año antes) nos bombardean sistemáticamente con estas fiestas, no fue hasta el pasado día 28 cuando en Madrid dio comienzo "de forma oficial" la Navidad. Ese día se encendieron los nueve millones de bombillas que el Ayuntamiento ha instalado en distintos lugares de la capital. Complementando a todas esas luces se han "plantado" diez árboles de Navidad que intentan dar aún más espectacularidad al alumbrado.

Aunque mi espíritu navideño anda algo oxidado, siempre he sido más de belenes que de árboles, de Reyes que de Papá Noel. Curiosamente esta tradición arbórea, que llegó a España a mediados del siglo pasado, va restando año tras año protagonismo al niño, el buey y la mula. Se cree que su origen está en Alemania, cuando en la época precristiana los pueblos germánicos colocaban en sus hogares plantas de hojas perennes como símbolo de fertilidad, así como alejar del hogar las enfermedades y los malos espíritus.

Entonces no se adornaban los árboles con guirnaldas u otros abalorios, sólo en algunos casos se colgaban las cabezas de sus enemigos como trofeo (¡cómo cambia el cuento!). Como en muchos otros ritos y fiestas paganas, la implantación del cristianismo hizo que todo esto se adecuara a la nueva religión imperante, y por ejemplo se eligió el abeto como árbol de referencia ya que su forma triangular simbolizaba la Santísima Trinidad.

Según una leyenda la tradición de iluminar el árbol se debe al protestante Lutero, que una noche de invierno quedó impresionado por el brillo que dejaban las estrellas al destellar entre los árboles. Para reproducir la situación colocó un árbol en su casa e le instaló en él unos alambres en las ramas para sostener velas encendidas. Esa tradición se extendió pronto entre los alemanes, y de ahí a EE.UU. donde se convirtió en un verdadero ritual.

Este año varios diseñadores han sido los encargados de iluminar la Navidad madrileña; por ejemplo, el tradicional árbol de la Puerta del Sol, formado por un conjunto de triángulos blancos, es obra de Devota & Lomba. Mientras tanto, ajenos a la supuesta modernidad que ofrecen Modesto Lomba, David Delfín o Agata Ruiz de la Prada, las vendedores de abetos de la Plaza Mayor, con sus sencillos mandiles, tratan de aprovechar estas fechas para sacase unos cuartos.