Julio Llamazares, escritor
Las fotos que cuelgo en este blog son sólo una excusa para mostrar todos aquellos lugares y personajes que por un motivo u otro más me atraen de esta ciudad caótica llamada Madrid. Si quieres seguir leyendo mis historias puedes hacerlo aquí: http://en99palabras.blogspot.com.es/
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Madera de escritor
Julio Llamazares, escritor
lunes, 27 de septiembre de 2010
Los asesinatos del lobo feroz
En el mesón del Lobo Feroz el dueño es el único que consume. Santiago apura su octava copa y decide que es momento de darle una alegría al cuerpo. Se acerca a la calle de la Cruz y a los quince minutos ya está de vuelta con Mariluz cogida del brazo. Ese será el último paseo de la muchacha, que hoy no ha tenido buen ojo: el alcohol, la misoginia y la impotencia son un cóctel demasiado fuerte para poder con él.
Meses después el ritual se repite y es ahora Teresa la que abandona para siempre la lucha diaria de las calles, su pecado ha sido el mismo que el de Mariluz, cruzarse con él. Al poco tiempo Araceli está a punto de pasar también a mejor vida pero ella tiene más suerte ya que en el cuchillo jamonero esta vez ha sido más lento de lo habitual.
A los pocos días Santiago decide devolver el mesón a su dueño e intenta iniciar otra vida de la que no podrá echar a todos sus fantasmas. Un año después los nuevos dueños deciden reformar el local y es cuando se descubre la verdad. Una momia en el hueco de la escalera y otra en el sótano es todo lo que queda de las ilusiones y los sueños de dos mujeres que una vez también tuvieron sus sueños con un príncipe azul.
P.D. Las dos fotos en blanco y negro están tomadas de "El País"
viernes, 24 de septiembre de 2010
Chismosos
Ricardo Cantalapiedra, periodista y escritor
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Madrid en tus zapatos
Manolo Blahnik, uno de los más afamados diseñadores de zapatos femeninos del mundo, presentó el jueves pasado su particular homenaje a su país natal con un zapato en el que "los pompones son como pequeños madroños, los colores vivos se inspiran en la Feria de San Isidro y reflejan la alegría y la vivacidad de este país, las líneas elegantes reflejan el movimiento de un torero y hay cierto recuerdo goyesco en sus singulares detalles". Según los entendidos su tacón, de 11,5 cm de alto, dispone de una curvatura diseñada para equilibrar el peso y contribuir a una mayor comodidad.
Si tienes el dinero como castigo y te sobra como para darte un caprichito de éstos debes saber que este modelo se venderá exclusivamente en su boutique situada en el 58 de la calle Serrano. ¿El precio? Ni idea pero por lo que he estado viendo parece ser que los manolos van de 700 euros en adelante así que ya sabes.
P.D. En este caso la foto está sacada de Internet ya que el que aquí escribe no tiene el suficiente dinero, o las suficientes ganas, como para pasarse por Serrano a ver cómo andan los zapatos de precio.
lunes, 20 de septiembre de 2010
El huerto de las monjas
Según he sabido este lugar se llama así porque aquí estaba el huerto que trabajaban las Hermanas Bernardas del convento del Sacramento. Cuando el convento se demolió, en 1972, se construyeron viviendas y edificios municipales que carece a los ojos del turista de cualquier interés y de ahí que a pesar de estar junto a la Plaza de la Villa, este pequeño jardín sea conocido por un porcentaje de madrileños muy escaso.
sábado, 18 de septiembre de 2010
viernes, 17 de septiembre de 2010
Noche en blanco y mañanas negras
Eduardo F. González de la Torre
Como si los jóvenes necesitasen ser animados a trasnochar, el Ayuntamiento de Madrid se sacó de la manga hace unos años el invento de la Noche en Blanco, que pone la ciudad patas arriba. El barrio de las Letras, en el que vivo, se convirtió en una inmensa letrina, usada por aquellos que, al parecer, iban a disfrutar de cultura nocturna.
No, señor Gallardón, nuestros jóvenes no necesitan estímulos para pasarse la noche en blanco, pues es lo que suelen hacer los fines de semana. Lo que hay que promocionar es vivir la mañana. Y, aunque sea un día al año, enseñarles lo hermoso que es ver nacer el día en la Casa de Campo, el conceierto matinal de la Banda Municipal en el Parque del Retiro, un desayuno tempranero después de haber dormido ocho horas, las calles sin tráfico, el rocío del amanecer en el Jardín Botánico, un paseo por el Rastro...
Miles y miles de jóvenes se pasan la mañana del fin de semana durmiendo como ceporros, tratando de reponerse de la tralla de las noches en blanco. Son las mañanas y las tardes lo que hay que promocionar, señor alcalde, lo cual agradecerá mucho la salud física y mental de nuestra juventud.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Viva el circo
lunes, 13 de septiembre de 2010
Madrid es un fraude
Ramon Arangüena (periodista)
viernes, 10 de septiembre de 2010
La mujer que dio a luz un gato
Lo cuidaba, mimaba, y confeccionaba sus ropas. Acudió a bautizar al animal y le puso por nombre Felipe. La mayoría del barrio creyó en tan sobrenatural parto, un misterio que nadie alcanzaba a desvelar. La madre hizo testamento a favor del gato, pero no resultaba válido, ya que ningún código de leyes admitía en aquellos tiempos que un animal fuera heredero de los bienes de un humano.
Al morir la mujer, se desata la polémica: es necesario cumplir su última voluntad y permitir que el felino se convierta en dueño de sus propiedades; otros pensaban lo contrario. En esas estaban, cuando un buen día el gato desapareció sin dejar rastro. Se acabó la polémica, pero no se aclaró el misterio, pues hubo quien afirmó que el felino había adquirido los mismos rasgos físicos de la mujer y que no había duda de que era carne de su carne.
jueves, 9 de septiembre de 2010
El hombre del cántaro
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Neira
Sus problemas con el etilómetro y su prepotencia han provocado su descenso a los infiernos, tan vertiginoso como su anterior ascenso del anonimato a paladín de las mujeres. Esto demuestra que nuestra sociedad trata a las personas como si fueran de usar y tirar, sin comprender que las personas son sólo eso, personas.
P.D. Hoy he publicado una nueva entrada en mi otro blog titulada "Balada amorosa". Si queréis echarle un vistazo, por allí os espero. Saludos.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Reivindicaciones estudiantiles
Lejos quedan ya aquellos años en los que los estudiantes de institutos y universidades eran los primeros en manifestar sus inquietudes contra todo lo que se moviera.
viernes, 3 de septiembre de 2010
Enamorado de mi banco
Un banco, ese es mi banco, y es todo cuanto tengo en este mundo. Por el día me gusta estar cerca de él para que no le suceda nada. Me fijo bien en qué se sienta y en lo que hace la gente mientras está sentada. Por las noches ya estamos él y yo a solas, y en la confidencia de la oscuridad y el miedo, y un poco también por matar el frío o el calor, nos contamos lo que ha acontecido durante el día. Realmente hablo yo sólo, pero como si fuera dos. Soy capaz de darle al banco la voz que se merece, acogedora, algo solemne, sabia, y por supuesto cómplice y cercana. Me cuenta lo que hablan los viejos cuando están toda la tarde viendo pasar el tiempo antes de llegar a la muerte diaria de sus casas, también de lo que conversan los fumados de marihuana o los borrachos ocasionales, y a veces se pone cachondo y me pide que le acaricie las maderas y el espaldar cuando recuerda los arrumacos y las frases que se repiten los enamorados mientras se meten mano y apoyan las posaderas en sus tablas.
Sólo lo pierdo de vista cuando tengo que ir a buscar algo de comida a un restaurante cercando que me guarda los restos, y cuando me entran ganas de cagar o mear. El resto del tiempo estoy siempre al acecho, vigilante de lo que pase o deje de pasar en mi banco, que es como creo que ya he repetido, lo único que me queda en el mundo. Sí es verdad que cuando a veces me duermo por el día viene la policía y me levanta de malos modos, y también me dice que me vaya del Retiro, que no quieren volver a verme por aquí, pero yo hago como que me voy y luego vuelvo, y entonces lo vigilo más de lejos. Por las noches, en cambio, como mi banco está en medio de los árboles, nadie viene aquí a molestar y puedo dormir con él tan ricamente. Dormir y también hablar, que a él se conoce que le gusta que esté yo aquí sirviéndole de médium y dándole voz y carácter a su existencia.
Realmente, hoy por hoy, me preocupa más el futuro de mi banco que el mío propio, entre otras cosas porque del mío hace tiempo que ya está todo dicho, carne de cañón, borracho con problemas mentales, uno de los tantos mendigos miserables y hediondos que aparecerán muertos en los bancos de Madrid durante los próximos años. Él, sin embargo, mientras no haya una renovación del mobiliario del parque, está condenado a quedarse solo y otra vez en silencio para el resto de la eternidad, y encima aguantando el peso y las conversaciones de todos los que seguirán viniendo a ordenar su vida en estos bancos cada vez con más personas tristes o desequilibradas sobre ellos. A mí la vida me importa un pito, pero pensando en lo que va a ser de él sí me entra un reconcome que a veces no me deja ni dormir: yo se lo hago saber muchas veces, y él calla, y se queda como si no pasara nada, cuando yo sé que también está tan preocupado y tan acojonado como yo con la que se le puede venir encima. Cuando los días me vienen muy mal dados, y les puedo jurar que son casi todos los que el destino baraja en mi contra, me abrazo a mi banco y le digo entre sollozos de borracho llorón que no le dejaré nunca. Son, lo sé, las cosas que tiene la intemperie, pero yo las cuento por si acaso, a ver si cuando yo ya no esté alguien se puede hacer cargo de estas cuatro maderas que tanto y tanto me han querido todos estos años. Mi banco está, yendo en dirección a Vallecas, a unos quince metros a la derecha del camino que conduce del Paseo de Estanque a la estatua del Ángel Caído, en medio de un castaño y de un tilo enorme que sobrepasa al resto de los árboles que hay en esta parte del parque. Debajo de las maderas, si te agachas con cuidado, podrás ver que pone Ulises y una fecha de hace dos años. Ulises, no creo que haga falta aclararlo, soy yo, y ese banco es todo lo que me queda en el mundo. Si me muero, que lo haré a buen seguro un día de éstos, les pido que me lo protejan y que vengan a darle conversación y a acariciarle de vez en cuando. A lo mejor no consiguen que les hable, pero les aseguro que les quedará eternamente agradecidos. Y yo también.