(En esta ocasión la foto está tomada de la red)
Siempre que hay tormenta, busca refugio en el metro. Al entrar no puede evitar que el ruido de los truenos le recuerde al de los bombardeos que durante la guerra asolaban la ciudad, y los andenes eran el único refugio seguro. Hoy ya no hay bombas, pero las estaciones siguen sirviendo de cobijo a algunos para dormir, a otros para solicitar ayuda para su mujer enferma o para su recién nacido. Hoy esos vagones, que entonces iban al Cementerio del Este abarrotados de cadáveres, transportan a muertos en vida que viven para trabajar o mueren por no poder hacerlo.
so sad...
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