miércoles, 27 de febrero de 2013

El café de recuelo y la prohibición de la sacarina

A finales del siglo XIX y comienzos del XX, se hizo muy popular en los cafetines de los barrios bajos de Madrid el consumo del llamado café de recuelo que recomendaba don Latino a Max Estrella en “Luces de Bohemia” (“Un café de recuelo te integra”). Se trataba de un café preparado con los restos de otro café anterior, que eran vueltos a cocer.

Normalmente este café, en muchos casos de color indefinido, era acompañado de leche de oveja muy aguada. A pesar de su poco carácter alimenticio este café era autorizado por las autoridades ya que se vendía a un precio muy bajo, acorde con su calidad.


(Imagen tomada del periódico "El Liberal": 26 de mayo de 1894)


El 3 de agosto de 1903 se publicó una real orden que regulaba el consumo de este café. En ella se decía que los posos debían emplearse el mismo día en el que se hacía la infusión primera, y que nunca debería cocerse más de una vez. Destacaba otra de las disposiciones de esta real orden que decía: “Que el resultado de la cocción del residuo del café se mezcle con leche y azúcar, y en modo alguno con sacarina.” Y es que el empleo de este edulcorante estaba entonces muy perseguido por el Laboratorio municipal, y era común leer en la prensa de la época la detención de los dueños de algunos cafetines por “emplear la perjudicial sacarina en la elaboración del recuelo”


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