Jesús llega a casa, después de estar tres días fuera, esperando recuperar cada minuto perdido. Nada más entrar comprueba que, como de costumbre, sus hijos están a lo suyo y ni perciben su llegada. Su mujer, hastiada de lidiar con ellos, le recibe con una cara que le llega al suelo y le niega el beso de bienvenida. Él, acostumbrado a ese recibimiento, se encierra en su despacho, deja en un rincón la bolsa con los regalos y enciende el portátil. Hoy es un buen día para empezar otro de sus best-sellers en los que siempre triunfa el amor.
¡Pobriño! Me ha gustado mucho Miguel Un abrazo
ResponderEliminarCon su permiso, me agrego su página a mis favoritos.
ResponderEliminarMe ha encantado, he estado mirando un rato, me ha parecido muy interesante, hoy he tenido suerte. Hacía tiempo que buscaba una página como esta. Me encantará volver a visitarle. Un saludo