martes, 14 de mayo de 2013

Depredadores urbanos

Hace pocos días que ha abierto, pero ya ha conseguido su clientela fija. De todos ellos solo uno, cada día a la misma hora, disfruta del producto sin pagar por ello. Siempre realiza la misma maniobra: se acerca revoloteando hasta el expositor que ponen en la fachada, y cuando sabe que nadie observa se acerca, se lanza y picotea. Cada minuto aproximadamente repite la maniobra hasta que sacia su ansia. Hogazas, baguettes, chapatas, pistolas,... todas se llevan su marca. Cuando ha probado todo el muestrario se marcha calle abajo royendo el último mendrugo, y silbando siempre la misma melodía. 

P.D. Este microrrelato está basado en la entrada publicada ayer: 

Le doy las gracias al señor que vi el jueves pasado en la puerta del establecimiento de la foto por regalarme esta historia.

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