Microrrelato de Rocío Álvarez Marín
Por la acera del Café Gijón pasa todas las mañanas, a las once y diecisiete en punto, una mujer que está loca.
Hoy no ha pasado, y un hombre cuerdo se ha preguntado si acaso el loco no será él, que hace quince años que acude al Café a desayunar, cada mañana a las once, sólo por verla pasar.
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