Año 1109: Alfonso VI acaba de morir, y le sucede en el trono su hija doña Urraca. Sabedor de estos hechos el soberano almorávide Alí ben Yusuf decide que es buen momento para retomar la reconquista de Madrid. Tras un feroz ataque los asaltantes llegan a tomar la muralla exterior, entran en la ciudad, pero se quedan en las puertas del Alcázar.
Allí se guarece la aterrada población junto a las máximas autoridades de la ciudad, que conociendo la que se les avecina defienden con uñas y dientes sus posiciones para detener al invasor. Tras muchas súplicas les llega la ayuda divina en forma de epidemia de peste que comienza a diezmar a los almorávides. Estos, tras comprobar como las bajas van creciendo, deciden que habrá mejor ocasión para aplastar a los infieles y abandonan el asedio.
El lugar en el que se asentaron los invasores para su ataque a Madrid recibe actualmente el nombre de Campo del Moro, y estos jardines adornan, junto a los de Sabatini y los de la Plaza de Oriente, el entorno del Palacio Real.
Los jardines salvan un pronunciado desnivel, provocado por el barranco existente entre el Palacio y las riberas del vecino Manzanares. Ocupan unas 20 hectáreas y fueron adquiridos por la Corona Española durante el reinado de Felipe II.
Tiempo después, Felipe IV decidió utilizar este lugar para sus cacerías, y decidió embellecerlo construyendo fuentes y plantando diferentes árboles, pero hay que esperar al reinado de Isabel II para que estos jardines sufran su transformación más importante.
Durante esos años se instalaron las dos fuentes más famosas de estos jardines, la de los Tritones, y la de las Conchas, y además se construyó la gran avenida que comunica palacio y río, conocida como las Praderas de las Vistas del Sol.
Con esta avenida, rellenada con los escombros procedentes de las iglesias y viviendas demolidas al ampliarse la Puerta del Sol, se lograba salvar la fuerte pendiente existente, y además se embellecía la panorámica del Palacio.
Situado en el centro de Madrid, se trata de un lugar tranquilo, y poco concurrido, en el que destacan la gran cantidad de árboles existentes, los múltiples y sinuosos senderos, las fuentes citadas, así como unas casitas de madera, realizadas al estilo tirolés. Eso sin olvidar los patos o los pavos reales con los que te puedes topar por cualquier rincón.
Quizás no hayas estado nunca aquí, o bien porque eres de fuera o simplemente porque nunca ha surgido, pero si has tenido que sufrir el tostón de ver las fotos de boda de algún amigo o familiar, es más que posible que sus primeras fotos de casados estén hechas en este bello lugar.
Allí se guarece la aterrada población junto a las máximas autoridades de la ciudad, que conociendo la que se les avecina defienden con uñas y dientes sus posiciones para detener al invasor. Tras muchas súplicas les llega la ayuda divina en forma de epidemia de peste que comienza a diezmar a los almorávides. Estos, tras comprobar como las bajas van creciendo, deciden que habrá mejor ocasión para aplastar a los infieles y abandonan el asedio.
El lugar en el que se asentaron los invasores para su ataque a Madrid recibe actualmente el nombre de Campo del Moro, y estos jardines adornan, junto a los de Sabatini y los de la Plaza de Oriente, el entorno del Palacio Real.
Los jardines salvan un pronunciado desnivel, provocado por el barranco existente entre el Palacio y las riberas del vecino Manzanares. Ocupan unas 20 hectáreas y fueron adquiridos por la Corona Española durante el reinado de Felipe II.
Tiempo después, Felipe IV decidió utilizar este lugar para sus cacerías, y decidió embellecerlo construyendo fuentes y plantando diferentes árboles, pero hay que esperar al reinado de Isabel II para que estos jardines sufran su transformación más importante.
Durante esos años se instalaron las dos fuentes más famosas de estos jardines, la de los Tritones, y la de las Conchas, y además se construyó la gran avenida que comunica palacio y río, conocida como las Praderas de las Vistas del Sol.
Con esta avenida, rellenada con los escombros procedentes de las iglesias y viviendas demolidas al ampliarse la Puerta del Sol, se lograba salvar la fuerte pendiente existente, y además se embellecía la panorámica del Palacio.
Situado en el centro de Madrid, se trata de un lugar tranquilo, y poco concurrido, en el que destacan la gran cantidad de árboles existentes, los múltiples y sinuosos senderos, las fuentes citadas, así como unas casitas de madera, realizadas al estilo tirolés. Eso sin olvidar los patos o los pavos reales con los que te puedes topar por cualquier rincón.
Quizás no hayas estado nunca aquí, o bien porque eres de fuera o simplemente porque nunca ha surgido, pero si has tenido que sufrir el tostón de ver las fotos de boda de algún amigo o familiar, es más que posible que sus primeras fotos de casados estén hechas en este bello lugar.
Y regalados a los madrileños no hace mucho. Son una verdadera maravilla. Me llevo la escalera.
ResponderEliminarEs toda tuya. Buen viaje.
ResponderEliminarYo de pequeño le decía a mi madre que me llevará al Campo del Toro... es un lugar precioso...
ResponderEliminarCarpe Diem
He leído que no se abrió al público hasta 1978. ¿Será verdad?
ResponderEliminarVenía a devolverte visita y me encuentro con n espacio tremendamente interesante, con buenos temas, imágenes de enorme calidad y unos textos magníficos. Vaya, todo un placer para los amantes de nuestra ciudad y en general para cualqier persona curiosa. Enhorabuena, no hay duda de que me tendrás habitualmente por aquí.
ResponderEliminarSaludos
Cosechadel88. Un lugar precioso y tranquilo. Aquí no te encontrarás las aglomeraciones que hay en el Retiro.
ResponderEliminarEfectivamente Cecilia se abrió al público en 1978, aunque realmente nunca ha estado abierto por completo ya que la parte alta, junto a Palacio, sigue siendo de acceso restringido.
Por aquí te espero Ernesto51 siempre que lo desees serás bien recibido.
Brrrrrr, qué ganas de ir YAAAAA!!!!!
ResponderEliminarUnas fotos preciosas y un blog muy interesante.
ResponderEliminarSaludos y Enhorabuena !!
Las fotos son preciosas.
ResponderEliminarLa verdad es que Madrid es una maravilla en primavera.
Saludos.
Magnifica informacion historica de unos jardines preciosos.
ResponderEliminarSoy aficionado al Flamenco y todos los años procuro ir a los jardines de Sabatini a escuchar Cante Hondo, dentro de la programacion que el ayuntamiento hace en Los Veranos de La Villa. Es muy agradable escuchar, a primeros de Agosto, Cante en dichos jardines.
Saludos
Bonita selección de fotos. Vivo cerca y voy mucho a los jardines. Me encantaría verlo por abajo , creo que esta lleno de pasadizos y tuneles secretos. que pena que la cosas más interesantes son las que nunca se peuden ver. saludos Miguel
ResponderEliminarExcelentes jardines para pasear.
ResponderEliminarUn sitio especial, sin duda, pensado para reyes.
ResponderEliminarCuriosamente los habitantes mas numerosos del parque son foráneos, son las cotorras que han formado enormes colonias desde que se liberaron de sus amos urbanitas cansados por sus graznidos.
Gracias como siempre, Ignacio