sábado, 18 de abril de 2009

El enterrador del Cementerio

Se remata la serie del cementerio de la Almudena con esta entrada que casualmente descubrí en Mundo Parapsicológico, revista digital dedicada a la divulgación del mundo del misterio. Después de haber pedido permiso a sus responsables para poderla publicar aquí, a continuación os transcribo el relato que allí me encontré.

Me llamo Rafael S., tengo 27 años y soy médico, especializándome actualmente en Psiquiatría. Entonces, debido al duro trabajo diario de estudios, me veo obligado los sábados a dar una vuelta en bicicleta para "desconectar" de toda la semana. El otro día, y como vivo cerca, decidí dar una vuelta en el cementerio de La Almudena, y andar entre sus tumbas y jardines, ya que todo aquello es precioso. Estaba un tanto cansado, y me paré a tomar un Biofrutas (un zumo) y me senté frente a un grupo de lápidas y, mientras me fumaba un cigarro, me fijaba en las fotos que había en ellas, en especial en una, de un hombre con porte serio y un bigote levantado bastante curioso.

De repente, veo a mi derecha como se me acerca una persona, y me dice, "¿Llorando su perdida?" Yo, cortesmente le respondí: "No, no se quién es, solo estoy descansando". A continuación, el hombre me dijo "Qué pena, ni siquiera el día de su entierro pudieron llorarle mas que cuatro familiares, pues el resto parece ser que le odiaban". Yo, intrigado le pregunté: "¿Como sabe usted eso, es familiar de él o estabas presente?" y, el amable ciudadano me dijo "Yo fui quien le enterró". Así, tras una breve charla nos despedimos y él siguió su camino. Al volver en situación, seguía mirando la foto de aquel apuesto caballero y me preguntaba que habría hecho para que nadie le llorase. En fin, no era cosa mía, así que, fijándome una última vez, miré a la fecha de la muerte y, cual es mi sorpresa ¡¡llevaba muerto desde el año 1882!!

Desde entonces, miro este mundo con otros ojos, y no por el miedo ni nada, sino porque desde que me despedí del amable hombre hasta que me di cuenta de la fecha de la muerte mirando la lápida, habian pasado apenas unos pocos segundos, y cuando levanté la mirada para buscarle ¡¡habia desaparecido!! y eso era IMPOSIBLE ya que era una explanada bastante grande con tumbas, sí, pero que podías ver perfectamente a la gente que allí estuviese, y a él NO LE VI, increíble. En fin, que estoy intrigado y tengo mucha curiosidad por si alguien ha sufrido alguna otra anécdota similar o presenciado algún fenómeno extraño en este gran cementerio de la capital. Saludos.

Otras historias del Cementerio de la Almudena
- La llamada del pasado
- En el cementerio de la Almudena
- Paseando entre tumbas y flores

9 comentarios:

  1. Que frío me está entrando....

    Carpe Diem

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  2. Pues a mi me invade una cierta paz al leerlo....¿era el enterrador? ¿era.....? En el aire quedó. Besos y feliz sábado

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  3. Era, era. Es más interesante creerlo así.

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  4. Lo alarmante de la historia es que pueda llegar a ejercer la psiquiatría alguien que padece alucinaciones...

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  5. Jajaja, estoy contigo anónimo. Yo también lo pensé. Será deformación profesional.

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  6. Se ponen los pelos de punta con estas historias. Estupendo el monografico Miguel. Me han gustado los 4

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  7. Impactante experiencia, que pone los pelos de punta al más valiente.

    Saludos desde Valencia.

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  8. ¡Vamos!, que no voy yo en mi vida sola a un cementerio ni "jarta" de whisky, por si acaso, aunque la verdad, no sé por qué creo que la mayoría de psiquiatras están un poquito "pallá".
    Un beso, Miguel.

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  9. Yo soy bastante escéptica para estas cosas...pero es una experiencia bonita.

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