viernes, 4 de diciembre de 2009

Donde una calavera

La entrada de hoy nos llega gracias a Jesús Gómez autor de Malasaña en pruebas. Este blog no es nada recomendable para todos aquellos que visitan internet de forma alocada, sin tener tiempo para gozar de la lectura. Si tú no eres de los anteriores, y sí eres de aquellos a los que no les importa dedicar unos cuantos minutos a disfrutar leyendo buenas historias, éste es tu sitio, y si no aquí dejo una prueba.

La Plaza del Cordón está vacía, como siempre a estas horas. Llego por la calle del mismo nombre y me detengo unos segundos, antes de doblar a la izquierda, porque este silencio de ecos distantes y esquinas que prometen misterios y quizás problemas cuenta tantas historias y alguna más como todas estas casas, pero sin piedra, sin renacimiento, sin barroco, sin luna.

A pocos metros de aquí hay otra plaza; es el solar situado entre las calles de Sacramento, Duque de Nájera, del Rollo y Madrid. En su día, según dicen, hubo en él una manzana de donde surgieron tres de las leyendas más conocidas de la ciudad: la leyenda del guardia de Corps, la leyenda de la cruz de palo y la leyenda de la casa de los gatos. No hace mucho, a principios de verano, pasé por delante; tres o cuatro felinos, blanco uno, pardos el resto, comían alrededor de una persona arrodillada que naturalmente me recordó a la anciana de la tercera leyenda. Me acerqué y descubrí que, en efecto, era una mujer; pero no de edad avanzada, sino joven.

Para entender mi sorpresa posterior, hay que cambiar de fecha, de hora y de lugar, aunque la distancia a recorrer es corta: Traviesa, Mayor, San Nicolás y, por último, la Calle del Biombo, que suelo coger para salir a Factor y acercarme a la Plaza de Oriente por ese espacio casi secreto, entre árboles, que se oculta de la mirada de Bailén. Eran poco más de las once menos cuarto, y aún quedaba puesta de sol más allá de Sabatini. Tenía prisa y tropecé con la silla de una terraza, que sonó metálica y aguda. Cuando alcé la vista, vi a una mujer nada común; me pareció la María Magdalena de Piero di Cosimo, pero con la actitud remota, la piel clarísima y el cabello leve de la Magdalena Penitente de Antonio Canova. Si me miró a mí, me atrevesó; si miraba detrás, me vio como un fantasma.

Fue ese detalle único, el de ser súbita e inesperadamente un fantasma, incorpóreo, apenas un velo, y el de serlo ante una aparición fugada de un lienzo o del mármol, lo que me detuvo en seco y me mantuvo en el sitio hasta que ella se giró sin el menor movimiento de telas y desapareció. Di por sentado que habría entrado en alguno de los portales de Factor y me marché. Humana o sobrenatural, se estaba haciendo tarde.

La mujer del solar era la misma; con la piel manchada, el pelo enmarañado y la ropa sucia, pero la misma. Es una vagabunda de los Austrias, y que de hecho, a base de cruzarnos y de intercambiar saludos y comentarios breves, me resulta más que familiar. Puede que la luz del crepúsculo cambiara su aspecto en mi imaginación; o puede que yo la viera, cosas que pasan, como es, como fue o como sería en una realidad menos implacable. Esta vez no me miró, no levantó la cabeza; mantuvo los brazos estirados, con las palmas hacia arriba. Yo me incliné y dejé unas monedas en su gorra. Justo a un lado, donde una calavera acaricia la rodilla de la Magdalena Penitente.

9 comentarios:

  1. Vale la pena la lectura..tienes toda la razón. Que relato tan bonito...he visto a esa mujer arrodillada y cada una de las calles...Gracias por publicarlo. Besos

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  2. Excelente... no sólo para leer como dices con tranquilidad, sino para guardar en la memoria y repasarlo de vez en cuando.

    Carpe Diem

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  3. ¡Excelente!

    Creo que, a través de ti, acaba de ganar un seguidor.

    ¡Feliz fin de semana!

    MIGUEL

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  4. Interesante relato, la calle del factor y la del biombo si las conozco, pero la plaza del cordón no la he visto en mi vida o al menos no la recuerdo

    un abrazo

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  5. Buen relato que nos ha llevado por las calles cercanas a la plaza de la villa y a palacio, pero aunque he pasado por alli mil veces, la verdad es que la calle del cordon si la conozco pero la plaza no, esto significa que tengo que pasar de nuevo y estar mas atento.
    Un saludo.

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  6. La verdad es que la Plaza del Cordón suele pasar desapercibida porque ni tan siquiera parece una plaza. Seguro que habéis pasado por delante de ella cientos de veces y ni tan siquiera os habéis dado cuenta. Se come toda la plaza el aparcamiento del palacete que hay allí situado.

    Me alegra de que os haya gustado el relato. Gracias a todos por vuestros comentarios y por supuesto gracias a Jesús por su relato.

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  7. Gracias a ti y a los lectores de tu bitácora, Miguel. Ha sido una experiencia más que agradable.

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  8. Ahora sí: MUCHISIMAS FELICIDADES POR TU CUMPLEAÑOS!!!! Espero que estés pasando muy buen día y seas muy feliz.
    Como siempre, felicidades también por tu blog y gracias!!!

    BSSS
    cRIS

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  9. Me alegra que te haya gustado Jesús. El placer es mío.

    Gracias Cris, hoy sí, me cayó otro más. La verdad es que soy de los que no me improta cumplir años, en realidad creo que no le importa a nadie porque lo malo es no hacerlo, así que estoy contento. Un detallazo por tu parte.

    Saludos

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