En el año 1833 nacía Baldomera Larra Wetoret, hija de Mariano José de Larra. Si el padre alcanzó notable fama gracias a su poesía, la hija, que nació tres años antes de que su padre se suicidara, fue portada de todos los periódicos por motivos bien distintos. Desde joven, Baldomera soñaba con dos cosas: hacerse rica y que la llamaran doña. Pasados los años consiguió ambas cosas aunque igual que le vinieron se fueron.
Su apacible vida da un giro radical cuando, tras alcanzar Alfonso XII el trono, Carlos de Montemayor, médico de la Casa Real, y marido de Baldomera, debe emigrar a Cuba por motivos políticos. Con una mano delante y otra detrás, y unos hijos a los que cuidar, la necesidad hace que Baldomera tenga que pedir prestado dinero a sus conocidos. Y es en ese "déjame que luego te devuelvo" cuando se le enciende la bombilla: pide prestada una onza de oro a una vecina y le asegura que en un mes se la devolverá, y con creces. Pasado el mes dos onzas van a parar a la talega de la vecina. El negocio da sus primeros pasos.
La vecina, deseosa de que todo el mundo conociera su suerte, pregona lo sucedido a los cuatro vientos. En el barrio nadie quiere ser menos que la afortunada y pronto nuevos vecinos se acercan a ver a Baldomera para repetir suerte. Baldomera acepta gustosa a los nuevos clientes que comprueban dichosos cómo sus inversiones. La riqueza y el doña ya están más cerca. El boca a boca es imparable, y así surge la conocida como "Caja de imposiciones", consistente en dar intereses de un 30% en tan sólo un mes.
No se sabe si por envidia o por sentido común pronto se escucharon voces que alertaban del peligro que implicaba este negocio para los inversores. No eran posibles esos enormes intereses en tan poco tiempo. Ahí había gato encerrado. Baldomera, llamada ya entonces "la madre de los pobres" seguía pagando religiosamente a todos sus clientes y cuando se le preguntaba cuál era su piedra filosofal para obtener tal rentabilidad contestaba: "Es mi secreto"..."Algún día se sabrá y verán cómo es tan sencillo como el huevo de Colón". Al ser preguntada por la garantía que ofrecía, contestaba: "¿Garantía? ¿En caso de quiebra quiere usted decir? Una sola: "El Viaducto".
Baldomera acababa de inventar lo que hoy se llama "estafa piramidal", consistente en pagar deuda vieja con deuda nueva, un negocio que funciona siempre que sigan reclutándose nuevos clientes, pero que tarde o temprano va a pique. Así, el 4 de diciembre de 1876, un carbonero que acude a cobrar sus intereses a la "Caja" ve como los empleados del negocio le dicen que vuelva en otro momento. No hay dinero.
"Ya se ha marchado Baldomera" es la frase que corre por todos los rincones de Madrid. Lloros y lamentos se escuchan en muchas casas, lo que muchos temían ya se ha cumplido. El escándalo obliga a las autoridades a tomar cartas en el asunto. Se registra el local en el que trabajaba y se encuentran 179 reales, mientras que en su domicilio de la calle del Sordo sólo aparecen 5.000 reales en metálico. Esto es calderilla ya que se dice que el total de dinero invertido alcanza los 22 millones de reales, y son unas 7000 las personas estafadas.
Casi dos años después la policía localiza a Baldomera en Auteil (Francia), donde vive con el nombre de Madame Varela. Tras solicitarse su extraditación llega a España donde es acusada de alzamiento de bienes y condenada a seis años y un día de prisión mayor. Posteriormente el Tribunal Supremo dictó una sentencia revocando la pena anterior y ambos fueron absueltos. Baldomera regresó a América con su marido, que moría poco después por lo que regresó a España donde acabó sus días sin meterse en más jaleos.
Como dice el título, y dice mi abuela, nadie da duros a peseta, y si no que se lo pregunten a aquellos que cantaban con pena esta copla:
El dinero que era nuestro
Baldomera se llevó
Baldomera ha aparecido
pero nuestros cuartos no.
Baldomera se llevó
Baldomera ha aparecido
pero nuestros cuartos no.
Miguel me ha encantado conocer la historia y sobre todo la coplilla es genial. El baldosin es chulo...¡me encantan los nombres en esas placas! Besos y feliz inicio de semana
ResponderEliminarPor cierto, se me olvidó decirlo, la primera foto lógicamente no es mía. Está tomada de "El País". Dicho queda.
ResponderEliminarQue la nieve no os altere mucho el día.
Saludos.
ya sabía yo que había gato encerrado con baldomera, menudo personaje
ResponderEliminarbess
Una historia muy interesante para este día de nieve... Qué lista era esta Baldomera, aunk al final la terminaran pillando... interesante historia...
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡¡
Muy buena historia, que debe mantenerse en mente...
ResponderEliminarPor cierto, la CNMV lleva tiempo advirtiendo de unos pagarés al 8 por ciento que ofrece la corporación NUEVA RUMASA, no sé si serán parientes de Baldomera...
jeje.
Muy buena :)
ResponderEliminar¡Deliciosa la historia! a la vez que enriquecedora, no conocía la historia.
ResponderEliminarNos puede la avaricia, se nos iluminan los ojos. En España la última ha sido la de AFINSA-FORUM FILATÉLICO.
¡Cuidado con la nieve!
MIGUEL
Asi que la hija del Pobrecito Hablador dejo a muchos pobrecitos en el camino... Muy curioso.
ResponderEliminarComo que dijeran en la caja aquello de "vuelva usted mañana"
Excelente historia
Carpe Diem
Claro, luego llegaron los de Afinsa con los sellos y otra pirámide más. El que mucho quiere abarcar se ahorca en su propia soga.
ResponderEliminarEn Málaga no hay nieve. 14 grados, sol y viento.
Intereantísima historia que no tenía el gusto de conocer. Nadie da duros a pesetas y, además, la avaricia rompe el saco.
ResponderEliminarUn abrazo ¡Y sigue así siempre!
Que pena no tener más tiempo para poder comentaro a todos cada vez que paso a leeros.
Vaya con Baldomera.
ResponderEliminarMe ha encantado la historia, y he recordado una vez que alguien intentó meterme en un negocio de la "piramide", en este caso era para productos de adelgazamiento, pero afortunadamente me fui corriendo.
Bss.
Feliz Navidad.