Para acabar la semana os dejo con otro microrrelato que publiqué hace un tiempo en mi otro blog. Como siempre, está contado en 99 palabras.
Ajeno al exterior, acurrucado con su vieja manta, procura conciliar el sueño en tres metros cuadrados, suficientes para no dormir al raso. Allí sólo le molesta algún trasnochador necesitado de más dinero; por eso no le extrañó cuando aquellos chicos le pidieron que abriera.
Al correr el pestillo se abalanzan sobre él y le llueven los golpes e insultos. Enseguida descubre los guiños macabros de la vida. Su sueño infantil de ser bombero, se cruza con el de su padre, deseoso de que trabajara con él en la gasolinera, cuando aquel líquido le moja y la cerilla se enciende.
Al correr el pestillo se abalanzan sobre él y le llueven los golpes e insultos. Enseguida descubre los guiños macabros de la vida. Su sueño infantil de ser bombero, se cruza con el de su padre, deseoso de que trabajara con él en la gasolinera, cuando aquel líquido le moja y la cerilla se enciende.
Puff!!! qué triste Miguel..... Besos
ResponderEliminarExcelente, Miguel... voy a tener que visitar más asiduamente esa página tuya. Sigue así :-)
ResponderEliminarCarpe Diem
Genial, un cruce de destinos en 99 palabras. Y las fotos estupendas.
ResponderEliminarTerrible y por desgracia tan real...un abarzo.
ResponderEliminarEs terrible, no entiendo muchas cosas de la vida, a veces creo que no entiendo nada.
ResponderEliminarEs triste y real pero el relato está muy logrado, el fuego, de una u otra forma, tenía que ser el protagonista de su vida.
Un beso, Miguel.
Lamentablemente esta historia está basada en un hecho que sucedió, creo que fue en Barcelona, hace unos pocos años.
ResponderEliminarPor cierto si os gustan estas historias os invito a que paséis por mi otro blog en el que podréis encontrar muchas más de este tipo.
Saludos