Hace algo más de dos años publiqué una entrada en la que hablaba del Capricho, uno de los más bellos y desconocidos parques madrileños. Como ya se dijo en aquella entrada, a la muerte de Mª Josefa Alfonso Pimentel, duquesa de Osuna, el parque fue heredado por su nieto, don Pedro, quince veces grande de España.
Este hombre lo tenía todo, o mejor dicho casi todo, ya que le faltaba lo más importante, el amor. Poseedor de todo lo que se le antojara Pedro estaba enamorado de una de las mujeres más bellas de la época, su prima Inés, que una vez sí y otra también iba dándole largas a Pedro. Éste, decepcionado por no conseguir aquello que más deseaba decidió irse al Capricho a llorar sus penas, y para ello quiso aislarse del mundo dando órdenes tajantes a sus criados de que no fuera molestado bajo ningún concepto.
Este hombre lo tenía todo, o mejor dicho casi todo, ya que le faltaba lo más importante, el amor. Poseedor de todo lo que se le antojara Pedro estaba enamorado de una de las mujeres más bellas de la época, su prima Inés, que una vez sí y otra también iba dándole largas a Pedro. Éste, decepcionado por no conseguir aquello que más deseaba decidió irse al Capricho a llorar sus penas, y para ello quiso aislarse del mundo dando órdenes tajantes a sus criados de que no fuera molestado bajo ningún concepto.
A partir de ahí se desencadenó la tragedia ya que cuando Inés se presentó en el Capricho, no sabemos con qué intenciones, los criados, cumplidores a rajatabla de las órdenes, le dijeron que debía darse la vuelta ya que don Pedro había indicado que no fuese molestado. Lógicamente ella montó en su carruaje y deshizo sus pasos. Cuando don Pedro supo que su deseada había acudido a visitarle el corazón le dio un vuelco y sin pérdida de tiempo cogió su caballo más veloz y salió tras ella. Desgraciadamente no pudo alcanzarla, en su loca persecución él cayó fulminado y murió. Parece ser que su maltrecho corazón decidió que ya había tenido suficiente sufrimiento.
Madre mía qué historia tan triste para un sitio tan bonito. Besos
ResponderEliminarFui un día a verlo pero ya estaban cerrando, y pensaba ir en breve, pero desde luego no sabia que tuviera una historia tan triste.
ResponderEliminarHasta los sitios más encantadores guardan su lado oscuro. Aquí tenéis la prueba.
ResponderEliminarSaludos
Pues eso: No dar órdenes tajantes y tomarse las persecuciones con calma.
ResponderEliminarUn placer verte.
Por lo menos nos queda un jardín, que "capricho" incluso dice poco de lo bello que es.
ResponderEliminarMiguel
Que horror, que historia más triste, Miguel! En cualquier caso, El Capricho es uno de los mejores parques de Madrid, y un gran desconocido para muchos.
ResponderEliminarSaludos,
Hermosa y triste hsitoria para unos jadines emblematicos.
ResponderEliminar¡Como me gustaria que me dejaran perderme por su laberinto! lo que daria yo...un abrazo.
PD: en mi blog mañana pregunto por la torre inclinada de Madrid....
mvoces por suerte, o desgracia según se mire, cada vez lo conoce más gente.
ResponderEliminarPrometeo con lo de la torre inclinada no sé si te refieres a las Kio o a San Pedro. Voy a echar un vistazo a tu entrada.
Saludos