Paso a comentar parte de la historia que encierra este parque para completar la entrada que nos ha regalado Io. Las primeras referencias fiables sobre él nos llevan hasta 1630, año en el que Felipe IV compra la finca conocida como quinta de Miraflores. Esta contaba con una casa, un palomar, varias huertas, abundantes arboledas, así como distintos estanques y fuentes. Precisamente es el agua el elemento que destacaba en este lugar al encontrarse abundantemente debido al cercano arroyo Abroñigal.
En el año 1640 la corona cede la finca a unos monjes, a condición de reservarse el derecho a utilizar todo el agua que necesitara, ya que de ella se decía que era la de mejor calidad de la capital. Su fama llegó hasta el punto de que en algunos banquetes reales los invitados preferían beber agua de este lugar antes que los costosos vinos que se servían en estos ágapes. Quizás en esto tuviera mucho que ver la certidumbre que se tenía entonces de que este agua era curativa y sobre todo afrodisíaca.
El parque, constituido por una gran variedad de árboles, fue pasando por distintos propietarios hasta que en 1948 fue a parar a las manos del Ayuntamiento, que tras proceder a su rehabilitación decidió su apertura al público seis años más tarde.
Bajo la atenta mirada del "Pirulí" entre los árboles, las praderas y las escaleras de piedra, se encuentran diseminadas distintas estatuas, algunas de estética moderna y otras más clásicas. Entre estas últimas están las dedicadas al músico Enrique Iniesta (foto 3), al poeta ruso Alexander Pushkin (foto 5) y el conjunto escultórico dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer (detalle en foto 1).
Aunque la construcción de la contigua M-30, además de tragarse el arroyo Abroñigal, consiguió arrebatarle al parque parte de su superficie, lo que no ha conseguido ha sido alterar la paz y tranquilidad que proporciona este oasis de silencio encallado entre el tumulto de la ciudad.
Actualmente el parque se encuentra en una etapa de rehabilitación ya que el Ayuntamiento pretende que este lugar recupere el auge que antaño tuvo, devolviéndole al agua el protagonismo. Y es que por desgracia hoy día el caudal de las aguas es escaso y nada se sabe ya de aquellas célebres propiedades excitantes que hiceron que estas aguas fueran la envidia de todo Madrid.
En el año 1640 la corona cede la finca a unos monjes, a condición de reservarse el derecho a utilizar todo el agua que necesitara, ya que de ella se decía que era la de mejor calidad de la capital. Su fama llegó hasta el punto de que en algunos banquetes reales los invitados preferían beber agua de este lugar antes que los costosos vinos que se servían en estos ágapes. Quizás en esto tuviera mucho que ver la certidumbre que se tenía entonces de que este agua era curativa y sobre todo afrodisíaca.
El parque, constituido por una gran variedad de árboles, fue pasando por distintos propietarios hasta que en 1948 fue a parar a las manos del Ayuntamiento, que tras proceder a su rehabilitación decidió su apertura al público seis años más tarde.
Bajo la atenta mirada del "Pirulí" entre los árboles, las praderas y las escaleras de piedra, se encuentran diseminadas distintas estatuas, algunas de estética moderna y otras más clásicas. Entre estas últimas están las dedicadas al músico Enrique Iniesta (foto 3), al poeta ruso Alexander Pushkin (foto 5) y el conjunto escultórico dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer (detalle en foto 1).
Aunque la construcción de la contigua M-30, además de tragarse el arroyo Abroñigal, consiguió arrebatarle al parque parte de su superficie, lo que no ha conseguido ha sido alterar la paz y tranquilidad que proporciona este oasis de silencio encallado entre el tumulto de la ciudad.
Actualmente el parque se encuentra en una etapa de rehabilitación ya que el Ayuntamiento pretende que este lugar recupere el auge que antaño tuvo, devolviéndole al agua el protagonismo. Y es que por desgracia hoy día el caudal de las aguas es escaso y nada se sabe ya de aquellas célebres propiedades excitantes que hiceron que estas aguas fueran la envidia de todo Madrid.
No sabía que gfuera tan antiguo! es con el capricho de los más bonitos de Madrid!!
ResponderEliminarEl agua era llamada "gorda", con gran cantidad de sales.
ResponderEliminarBonito parque, con fuentes de agua gorda como en el Parque del Oeste, con la gente recogiendo agua por sus propiedades... ¿Sigue habiendo estas fuentes?
ResponderEliminarApenas lo conozco. Visita pendiente ;-)
ResponderEliminarpues no lo conozco! y es una pena por lo que veo! me han encantado las escaleras!
ResponderEliminarGracias Miguel, muy bonito.
ResponderEliminarYo voy a menudo, porque como dije, vivo cerquita. Como curiosidad puedo contar, igual ya lo sabéis... que el viaje de agua de la Fuente del Berro, tan famoso, fue clausurado en 1977 debido a la contaminación de sus aguas (como la mayoría de viajes). Ahora, el agua de la fuente es del Canal de Isabel II, como todas las fuentes, pero detrás de la fuente, entre las ramas de los árboles, un poco escondida continúa la alcantarilla que lleva a las galerías del antiguo viaje. En su tapa se lee perfectamente que se trata de La Fuente del Berro, no del Canal.
Gracias a todos por las colaboraciones personales que vais dando a la entrada con vuestros comentarios.
ResponderEliminarEfectivamente el agua ya no es de la original porque como aparece en la entrada la calidad de este agua cayó considerablemtne a raíz de la creación de la M-30.
Una pena. Esperemos que se puede arreglar algo la situación.
Un rincón de Madrid poco conocido por la gente que no vive cerca y que merece la pena visitar. Junto con la anterior entrada, una muy agradable lectura.
ResponderEliminarSaludos!
Había una fuente que de pequeño yo llamaba "la fuente del hombre" era un señor barbudo con un cántaro en sus piernas del que salía agua. Este hombre simbolizaba un río que imagino que será el Manzanares porque detrás de él hay una placita con el escudo de Madrid.
ResponderEliminarEsta era mi fuente preferida de pequeño. Ya de adolescente pasé por allí y descubrí con pena que el hombre había sido decapitado, hoy sólo queda el ríachuelo sin estatua, es una pena.
Estoy buscando una foto de esa fuente. Yo soy del barrio, pero ya no vivo en Madrid. Estoy muy interesada. Sabría alguien?
EliminarHola Matritensis, qué pena lo que cuentas de la fuente, ya se a cuál te refieres, aunque yo no la he conocido, he visto la foto en un librito que tengo, “La Fuente del Berro”. En la foto al hombre-río ya le falta la cabeza. Y efectivamente ahora no hay nada, falta incluso un árbol que había junto a la estatua.
ResponderEliminarSin duda, uno de los parques más bonitos de Madrid y, un desconocido para muchos que viven en esta ciudad.
ResponderEliminarwow... pues... bellisimas las fotos... de verdad disfruto mucho solo con verlas :D
ResponderEliminarVaya, pues yo también desconocía su historia tan lejana, no conozco este parque, no es una zona por donde haya tenido que pasar o ir y tampoco conocía su belleza. Sin duda, tengo que acercarme a disfrutarlo y ahora con conocimiento de causa. Muchas gracias, me ha encantado.
ResponderEliminarnos vemos por Madrid ;)
Mercedes ¿me podrías enviar esa foto? más que nada es por un tema sentimental
ResponderEliminarenviada está, Matritensis, la foto es muy pequeña pero se aprecia muy bien lo que tu cuentas.
ResponderEliminarTenía yo 10 años cuando se abrió el parque al público. Como vivía al lado, me pasaba la vida allí, y lo conocía al centímetro hasta que lo ampliaron, lo repeinaron y quitaron gran parte de su encanto...
ResponderEliminarAbroñigal... las aguas lo serían, pero el nombre es poco afrodisíaco...
ResponderEliminarCoincido con todas las alabanzas referidas al parque y me alegro de haber conocido un pelín más de su historia.. Lo que habéis pasado por alto tanto en la entrada como en los comentarios es su riqueza e interés como parque botánico: la sequoya gigante, el ginkgo hembra..
ResponderEliminar¿Sería posible que colgases o me enviases la foto de la que hablabas con Matriensis por favor?
ResponderEliminarGracias.
Ulises esa foto tendrás que pedirsela a Mercedes o Matritensis. Yo no la tengo.
ResponderEliminarSaludos
tengo 48años vivo en Madrid y hoy por primera vez he intentado ver el parque de la fuente del berro, no ha podido ser pues me he ido en coche tonto de mi, no he podido aparcar, no voy a intentar de nuevo, proximamente, esta vez ire en metro.
ResponderEliminarHoy por fin he conseguido estar en el parque de la fuente del berro es un parque muy bonito lo recomiendo ahora en otoño, sus colores son preciosos, el anonimo de 48 años.
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