Aunque la tradición poco a poco se va perdiendo, todavía en muchos hogares cuando a un niño se le cae un diente se le dice que lo ponga debajo de la almohada. Así al despertar por la mañana una vez más se habrá obrado el milagro y el diente habrá sido sustituido por un regalo.
El encargado del trueque es el Ratoncito Pérez, personaje creado en 1894 por el Padre Luis Coloma. Todo empieza cuando Coloma recibe de la Reina Doña María Cristina. el encargo de crear un cuento para su hijo Alfonso XIII que acababa de perder un diente. La imaginación del autor nos conduce a una historia protagonizada por el ratoncito Pérez y el rey Bubi I (forma cariñosa con la que la Reina llamaba a su hijo), "gran amigo de los niños pobres y protector decidido de los ratones" .
El personaje descrito como "pequeño ratón con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja, colocada a la espalda", vivía con su familia dentro de una caja de galletas en el almacén de la confitería Prast, en el ocho de la calle Arenal. Al llegar la noche, el roedor y Bubi I, convertido también en ratón, viajan por las cañerías de la ciudad y descubren que hay niños muy diferentes, que pasan hambre y frío pero que también eran sus hermanos al ser todos criaturas de Dios. Así, Bubi aprenderá valores como el buen gobierno de sus súbditos, la generosidad y la valentía, algo que años después no sabrá poner en práctica cuando durante su reinado le surjan múltiples problemas políticos y sociales. ¡Pero bueno eso es otra historia!.
A pesar de su popularidad el cuento original no se reedita en España desde 1947. La primera edición del libro data de 1902 y su manuscrito se conserva, dedicado por Coloma a Alfonso XIII, en la cámara acorazada de la Biblioteca del Palacio Real. Todo esto habría quedado en historia si no fuera porque el 5 de enero de 2003 el Ayuntamiento instaló una placa conmemorativa en el edificio donde vivía el roedor. En ella se puede leer: "Aquí vivía, en una caja de galletas, Ratón Pérez, según el cuento que el padre Coloma escribió para el niño Rey Alfonso XIII".
En la planta baja del edificio hay una estatua del personaje, realizada a tamaño real por Cruz Pintor, y recientemente se ha inaugurado en la primera planta una casa-museo en honor a este mítico roedor. Todo esto queda empañado al pasar por la parte trasera del edificio, la que da a la calle Tetuán. Allí encontrarás a varias personas que hace tiempo perdieron la ilusión, no sólo de que el ratón les llevara algún regalo, sino de malvivir en una sociedad que ha dejado de creer en los cuentos y en los demás.
El personaje descrito como "pequeño ratón con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja, colocada a la espalda", vivía con su familia dentro de una caja de galletas en el almacén de la confitería Prast, en el ocho de la calle Arenal. Al llegar la noche, el roedor y Bubi I, convertido también en ratón, viajan por las cañerías de la ciudad y descubren que hay niños muy diferentes, que pasan hambre y frío pero que también eran sus hermanos al ser todos criaturas de Dios. Así, Bubi aprenderá valores como el buen gobierno de sus súbditos, la generosidad y la valentía, algo que años después no sabrá poner en práctica cuando durante su reinado le surjan múltiples problemas políticos y sociales. ¡Pero bueno eso es otra historia!.
A pesar de su popularidad el cuento original no se reedita en España desde 1947. La primera edición del libro data de 1902 y su manuscrito se conserva, dedicado por Coloma a Alfonso XIII, en la cámara acorazada de la Biblioteca del Palacio Real. Todo esto habría quedado en historia si no fuera porque el 5 de enero de 2003 el Ayuntamiento instaló una placa conmemorativa en el edificio donde vivía el roedor. En ella se puede leer: "Aquí vivía, en una caja de galletas, Ratón Pérez, según el cuento que el padre Coloma escribió para el niño Rey Alfonso XIII".
En la planta baja del edificio hay una estatua del personaje, realizada a tamaño real por Cruz Pintor, y recientemente se ha inaugurado en la primera planta una casa-museo en honor a este mítico roedor. Todo esto queda empañado al pasar por la parte trasera del edificio, la que da a la calle Tetuán. Allí encontrarás a varias personas que hace tiempo perdieron la ilusión, no sólo de que el ratón les llevara algún regalo, sino de malvivir en una sociedad que ha dejado de creer en los cuentos y en los demás.
joder macho... que cosas mas interesantes... lo que no sabia es que dentro habia todo un museo...
ResponderEliminarEso sí que es un cuento para los niños. Otra forma de engañarles.
ResponderEliminarSiempre aprendiendo contigo.
ResponderEliminarPasan los años y los gobernantes no han ejercido bien su obligación, pues Bubi I descubrió como pasa factura el hambre y el frío y más de cien años después la misma situación se sigue repitiendo sin necesidad de viajar por la ciudad.
Me ha parecido genial. Muchas gracias, Ignacio
Ostras cómo has partido las cosas, por una parte la ilusión y por otra los que la perdieron.
ResponderEliminarDesconocía esto del Ratón Perez, pero me ha encantado...genial
Museo, lo que se dice museo no es, es más tienda que museo.
ResponderEliminarCon el cariño que tenía al ratón y la guerra que he tenido con mis post sobre este tema, en fin...
Vaya golpe de efecto! Con la última foto se rompió el hechizo.
ResponderEliminarPost muy original.
Besitos de bona nit.
Buen post. Por un lado aunque parfezca mentira, no conocía la historia de Ratoncito Peres (¡Glups!), por otro las imágenes del lado bueno con el golpe final son todo un impacto tanto visual como mental. Buena combinación, buen trabajo.
ResponderEliminarUn saludo,
Pedro.
¿Ese es el verdadero "Ratoncito Pérez"? :)
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia este post
Hoal, muy completo y bueno tu blog, gracias por pasarte por el nuestro, seguiremos mirándo.
ResponderEliminarUn saludo
He leido por ahí la palabra cutrecillo para describir el centro comercial donde está ubicada la casa museo del Ratoncito Pérez, pero el cuento y la leyenda no dejan de tener cierto encanto real para niñ@s y adult@s indistintamente,y ojalá sea un gran éxito.
ResponderEliminarSaludos.
Ostras pues yo no he visto esa placa, a ver si me fijo, interesante historia..
ResponderEliminarbessetes
Gracias a Premios 20 Blogs entre en tu casa. Te felicito por tu trabajo y tus fotografías, son verdaderamente fabulosas. Enhorabuena por todas ellas y saludos desde "Panorámica Cazorlense" y “Cazorla a pie de foto”, donde podrás disfrutar de muchas más de Cazorla y su Parque Natural. Espero que los visites.
ResponderEliminarUn saludo
Te diré que acabo de enseñárselo a mis enanos, de hecho les he contado esta versión que no conocía :), así que gracias... me gustó mucho esta historia, y las fotos... habrá que ir a Madrid. Un besuco.
ResponderEliminarYo he sido de los que recibió dinero por cada diente de leche caído y puesto debajo de la almohada, si alguna vez tendré hijos, mientras sean pequeños probablemente haga lo mismo con ellos tal y como hicieron mis padres conmigo, muy buen post.
ResponderEliminarwww.dondato.blogspost.com
Muy buena tu reflexión sobre el contraste de las ilusiones de estreno, y la ausencia de ellas. No sabía nada de la historia, he sido una de tantas niñas "premiadas" por el Ratoncito Pérez, y ni siquiera sabía que hay una placa conmemorativa en su supuesta casa...qué bueno.
ResponderEliminarUn beso.