En la confluencia de la calle Alfonso XII y el paseo Infanta Isabel, frente al monumento por las víctimas del 11M, una escalera romana conduce a un pórtico con columnas griegas rematadas en un frontón en el que se se lee "Nosce te ipsum" (Conócete a ti mismo). Estamos en la entrada al Museo Nacional de Antropología, fundado por Pedro González de Velasco, e inaugurado el 29 de abril de 1875.
El Dr Velasco además de su afición por los viajes y la ciencia, sentía una pasión insuperable, su hija Conchita. De salud algo quebradiza, a los quince años de edad Conchita contrae unas fiebres tifoideas que le provocan la muerte en poco tiempo. Hundido por la pena y el dolor, el Doctor solicita un permiso para embalsamar a su hija y retener así su cadáver, contando para ello con el apoyo de Teodoro, uno de sus ayudantes, y prometido de Conchita. La leyenda comienza a fraguarse.
A los pocos días las malas lenguas pregonan que al caer la noche, padre y novio sacan a pasear a Conchita por el Paseo del Prado en coche de caballos, e incluso la llevan a la ópera. A la muerte del Dr Velasco, Teodoro traslada el cuerpo de su amada a un sótano de la Facultad de Medicina, en la que ejerce de profesor, para poder seguir junto a ella. Desde entonces se pierde la pista de Conchita.
Hay quien afirma que todo esto fue un hatajo de mentiras urdidas por los enemigos del Doctor para así desacreditarle. Se juntaban por un lado motivos profesionales, ya que algunos colegas que veían con recelo las innovadoras ideas que promulgaba el doctor, y por otro motivos polítcos ya que el doctor tuvo una importante participación en La Gloriosa (la revolución de 1868).
Es posible que nunca se sepa qué ocurrió realmente con Conchita. Tal vez como afirman algunos descanse en el cementerio de San Isidro junto a sus padres, o realmente haya quedado relegada en algún inhóspito almacén de la Universidad Complutense. ¡Quién sabe!, quizás nada de esto sea cierto y Conchita siga disfrutando de sus salidas nocturnas por el Paseo del Prado subida a algunos de los búhos de la EMT que por allí circulan. Si una noche te la encuentras, avisa.
A los pocos días las malas lenguas pregonan que al caer la noche, padre y novio sacan a pasear a Conchita por el Paseo del Prado en coche de caballos, e incluso la llevan a la ópera. A la muerte del Dr Velasco, Teodoro traslada el cuerpo de su amada a un sótano de la Facultad de Medicina, en la que ejerce de profesor, para poder seguir junto a ella. Desde entonces se pierde la pista de Conchita.
Hay quien afirma que todo esto fue un hatajo de mentiras urdidas por los enemigos del Doctor para así desacreditarle. Se juntaban por un lado motivos profesionales, ya que algunos colegas que veían con recelo las innovadoras ideas que promulgaba el doctor, y por otro motivos polítcos ya que el doctor tuvo una importante participación en La Gloriosa (la revolución de 1868).
Es posible que nunca se sepa qué ocurrió realmente con Conchita. Tal vez como afirman algunos descanse en el cementerio de San Isidro junto a sus padres, o realmente haya quedado relegada en algún inhóspito almacén de la Universidad Complutense. ¡Quién sabe!, quizás nada de esto sea cierto y Conchita siga disfrutando de sus salidas nocturnas por el Paseo del Prado subida a algunos de los búhos de la EMT que por allí circulan. Si una noche te la encuentras, avisa.
Quizá su imagen es la del frontis de entrada.
ResponderEliminarVerificación dhggzlz
A mí me gusta pensar, otra cosa es que sea, que todas estas leyendas urbanas tienen algo de cierto :). Supongo que de rumores perdidos comenzaron los cuentos. Un besuco.
ResponderEliminarQue miedo por dios, si lo veo, gritaré jajajajajaj
ResponderEliminarBesicos
Pues sabes Miguel? Creo que esta vez seguiré esa luz .. igual eso también está marcado
ResponderEliminarPor cierto, que historia tan alucinante nos cuentas
Como me molan estas historias...
ResponderEliminarEsta bien para cuando viene alguien de fuera, entre bar y bar, pasas por delante, y asi el visitante puede llegar a pensar que sabes algo mas que abrir botellines con los dientes...:P
No, fuera de cachondeo... me molan cantidad!
Me gustó mucho esta historia-leyenda de Conchita...
ResponderEliminarJo ahí estuve yo hace la tira de años viendo el cuadro de El Guernica que le expusieron una temporada en este sitio.
ResponderEliminarCuriosa leyenda ;-)
Ostras! espero no encontrármela!!! Cuando he leído lo del "Misterio de Conchita Velasco" he pensado en la actriz y casi me da algo cuando leo lo del embalsamamiento! que la mujer está muy bien para su edad pero..
ResponderEliminarBromas aparte ¿Cómo te enteras de estas historias? Mil gracias por compartirlas, ojalá tuviera mejor memoria para soltarlas a los amigos que vienen a Madrid de turisteo :)
Bss
Hola Miguel
ResponderEliminar¡¡Me ha encantado la historia, una auténtica pasada!!.
No te preocupes que si veo a Conchita te avisaré ;) jajaja.
Yo que tú mandaba la historia a Cuarto Milenio, seguro que Iker Jiménez hace una reposición de esas que dan mucho cague jajajaja.
Un saludito.
Pues cualquiera sabe dónde se nos esconderá Conchita. Dudo que este lejos de la tumba de su padre.
ResponderEliminarAhora me das ideas; cuando haga testamento pondré una clausula que especifique a que sitios quiero que me lleven en mi función de convidado de piedra.
A ver si una va a coger mala fama despues de fenecer.
Un abrazo
Historia para contar en una noche de verano, sentados en una valla y asustados por chirridos y extraños ruidos.
ResponderEliminar¡Genial!
Es un museo muy interesante, aparte de la leyenda, claro esta.
ResponderEliminarHace tiempo escribí sobre ello y encontré este enlace
ResponderEliminarhttp://www.laplaza.com.es/madrid_insolito.asp?id=29
Esta es la supuesta Conchita.
Gracias Matritensis por el enlace. Siempre quedará la duda de si realmente es ella o no. Es posible que nunca lo sepamos, por si acaso seguiré pendiente cuando viaje en el búho.
ResponderEliminarNos vemos
El Dr. Pedro González Velasco fue un gran anatómico, un cirujano de éxito y un darwinista convencido. Fue perseguido en vida y, ya muchos años después de su muerte, arrasado el museo que le llevó a la ruina. Es una pena que a este gran patriota se le recuerde sólo por la leyenda de su hija. Nadie se ha molestado en investigar sobre datos firmes lo que hay de verdad y de mentira en todo ello. Espero poder hacerlo.
ResponderEliminarSGR
Charcot tienes toda la razón del mundo, pero de todas formas en lo de la leyenda sí parece que hay algo de cierto. Luego supongo que como siempre ocurre se distorsionaría en parte.
ResponderEliminarSaludos