Esta plaza, como su nombre indica, está dedicada a uno de los grandes del Siglo de Oro, fray Gabriel Téllez (1583-1648), más conocido como Tirso de Molina. Tras su última remodelación, en este lugar se ha instalado el primer mercado floral de la ciudad que busca conseguir tres objetivos según el Ayuntamiento: "cubrir las necesidades del comerciante, facilitar la venta al público y generar un positivo impacto visual." Como curiosidad decir que cada uno de los puestos recibe el nombre el título de una obra de Tirso de Molina: «Marta la Piadosa», «La Beata enamorada», «Amar por señas», «Palabras y plumas», «La celosa de sí misma», «Sutilezas de amor», «El amor y la amistad»...
Para darle más vida a la plaza se han instalado tres fuentes, con surtidores de intensidad variable, que acompañan a la estatua de Gabriel Téllez. Esta estatua, insertada en un pequeño estanque está situada sobre el solar del antiguo convento de Nuestra Señora de la Merced, desamortizado y derribado durante el gobierno de Juan Álvarez Mendizábal (1836).
A pesar de todo esto, el poner esta entrada no tiene nada que ver con nada de lo anterior. Además de ser un lugar simbólico para los grupos radicales de extrema izquierda, ya que de aquí suelen lugar sus manifestaciones, a mí lo que más me atrae de este lugar son algunas de las personas que por ella pululan. Además de la gente del barrio, este es un lugar de reunión inexcusable para inmigrantes africanos, repartidores asiáticos, borrachos, yonkis, traficantes a pequeña escala, y demás. Todo esa mezcla de personas le da a este lugar un ambiente especial, que seguro le habría servido a Tirso para escribir más de un drama filosófico e incluso una de sus célebres comedias de enredo.
Eres un "máquina" como dicen los jovencitos, publicas un montón, cada vez que vengo, de tarde en tarde, cierto, veo preciosas fotos que no he visto, menos mal que están aquí y puedo verlas más despacio.
ResponderEliminarÚltimamente pasé bastante por esa plaza, las flores siempre alegran cualquier sitio, no me fijé en los nombres de los puestos, bonitos también. Es un lugar variopinto y tiene su encanto en la mezcla de culturas, en las fuentes, hacía calor, había gente refrescándose los pies.
Voy a ver más fotos.
Un abrazo, Miguel.
Es una de las plazas que más encanto tiene en Madrid, y he de reconocer que su última remodelación la ha dejado mucho mejor de lo que estaba. En esta plaza hay una tienda que me parece curiosa, donde venden bolsas de papel y papeles de regalo diferentes
ResponderEliminarSaludos y bienvenido de nuevo!
Aire de otoño en Madrid.
ResponderEliminarCuando vaya a Madrid tengo ya tantos sitios por ver...
ResponderEliminarBesicos!!!!
no he ido por la zona en meses. Voy a programar un domingo de Rastro y bocata de calamares, para ver bien lo que a través de tus fotos oteo.
ResponderEliminarPues me inagino que el de la cámara habrás sido tú, joder… Jaja.
ResponderEliminarSaludos, y bienvenido seas para esta nueva serie de fotos de nuestra bella e irrepetible ciudad.
Pasar por allí es palpar el Madrid verdadero y actual. Suelo ir y, aunque no conviene pararse mucho, me gusta ver la vida en ebullición.
ResponderEliminarMiguel, para un poco si quieres que te contemos algo... y me sigues debiendo un concierto.
Gracias, Ignacio
desde luego, el que no sabe es como el que no ve... y ahora que sabemos tantas cosas, gracias a este blog, Madrid tiene, si cabe, más encanto
ResponderEliminarun beso
Yo suelo pasar de vez en cuando. Es una plaza muy pintoresca.
ResponderEliminarSaludos Miguel!
Justo ayer por la tarde-noche estuvimos tomando algo en una de sus terracitas, además aprovechando que había visitas musicales por la zona, ahí y en la corrala... disfrutando de las flores y ese ambiente tan especial de la zona...
ResponderEliminargenial post... bueno, como todos...
Como ha cambiado todo, recuerdo cuando la plaza tenía el suelo de arena, había que andar con ojo y pululaban los últimos retazos de quinquis ochenterosby parejas de yonquis bajando con la lata de cerveza a mediados de los '90 de los que pocos lograron sobrevivir. Un saludo!
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