Después de visitar la Mallorquina, la ruta de lugares típicos nos lleva a una de las tabernas más castizas de Madrid, famosa por sus productos estrella, su vino dulce (tinto o blanco) "El Abuelo" y las gambas (a la plancha, al ajillo, a la gabardina, en croquetas,...).
Fundado en 1906, por este local situado en el 12 de la calle Victoria, han pasado cuatro generaciones de la misma familia, que dirigen el negocio con una premisa, conseguir que todo siga sin que nada cambie, para así conservar su autenticidad.
Aunque en sus inicios vendían rosquillas y vino dulce, en los años 30 comenzaron a ofrecer bocadillos de anchoas o sobrasada, siendo, según cuentan, el primer local en realizarlo. El negocio creció pero fue con la guerra civil cuando sufrió un cambio radical ya que empezó a escasear la harina, además de otros productos, hasta el punto de que el encargado llegó un día al mercado y sólo encontró gambas.
Ese fue el punto de partida para la nueva andadura del local, que decidió hacer de este producto su única especialidad. Gracias a sus precios consiguieron que las ventas se dispararan, hasta el punto de que en la posguerra los restos de las gambas tirados por el suelo del local llegaban a los tobillos, algo que he podido constatar por medio de familiares míos.
Inicialmente el local se llamaba La Alicantina debido al origen del vino dulce de La Casa, pero en 1990 se cambió por el actual, en honor al vino que les ha hecho famosos. Aunque después han abierto otros locales, uno en Nuñez de Arce, y otro en Goya, el genuino es el de la calle Victoria.
La taberna, conocida internacionalmente, está incluida en guías gastronómicas y turísticas como uno de los sitios a las que no se puede faltar si visitas Madrid. Casualmente esta mañana cuando me pasé por allí estaban rodando un reportaje para la televisión japonesa.
Es un local pequeño, cuya decoración está compuesta por azulejos, y fotografías antiguas del local o de algunos de sus ilustres clientes como Ferrán Adriá o Danny de Vito. Aunque sus precios ya no son tan baratos como antaño, es un buen sitio para comenzar una ruta de vinos y tapas. Así por un vino cobran 1.90€ ó 7.20 por unas gambas a la plancha, aunque en ocasiones por cada chato regalan un ticket con el que tomar gratis otro vino en el bar de enfrente, detalle que siempre es de agradecer.
Se trata en definitiva de un local por el que merece la pena darse una vuelta, y así degustar los mismos productos que consumían la gente que por allí paraba hace más de 50 años.
El próximo mes estaré en Madrid. Propondré este lugar.
ResponderEliminarGracias por seguir siendo tan buen guía.
Un abrazo
Parece estupendo. Y con lo que me gustan a mí las gambas. De cualquier manera, vamos.
ResponderEliminarTomo nota para mi próxima bajada a Madrid.
Un saludo
Mira que las gambas no me gustan demasiado, pero adoro estos locales que tienen su porpia esencia (en este caso, esencia a marisco, supongo xDDD).
ResponderEliminarLa verdad es que ir de paseo contigo por Madrid debe ser toda una aventura.
Saludos.
Desde luego la próxima vez que vaya a ir a Madrid, me doy primero una vuelta por tu blog para anotar sitios interesantes. Me encantó esta taberna, y me hizo gracia lo de los restos de gambas que llegaban a los tobillos, jajaja... Un besuco.
ResponderEliminarY yo que habría jurado que estaba en la Calle Huertas. Jo lo que aprendo contigo ;-).
ResponderEliminarÉsto me recuerda a otra taberna muy típica que a mí me gusta mucho: Bodegas Ricla, en Cuchilleros. Está siempre hasta los topes de gente porque es muy pequeñita. Aun con su barra metálica y sus depósitos de vino.
Luego también está el Anciano Rey de los vinos...¡Bueno! ¡Es que anda que no tienes para fotografiar! Este blog te puede durar toda la vida.
Ahh!!! ¿Sabes dónde hay otra muy típica? La Taberna Antonio Sánchez en Mesón de Paredes 13. Con mucha historia también.
No dirás que no te doy trabajo, jaja.
Besos!!!!
Pues no he entrado en este local. He pasado por allí, pero no he llegado a tomar algo. La próxima vez lo haré. un abrazo.
ResponderEliminarAquí sí que he ido, aunque no recuerdo que fuese otra cosa, si me dicen "El Abuelo", inmediatamente pienso en las gambas, me gustan estos sitios con sabor antiguo y con nombres entrañables o sugestivos.
ResponderEliminarNo alcancé a ver que llegaran los restos de las gambas hasta el tobillo, pero... casi, casi.
Hay otro sitio que me gusta mucho, pero creo que es sobre todo por su nombre: "Fatigas del querer", en la calle La Cruz, además tiene buenas tapas y ese ambiente bohemio.
Besos.
El sitio está muy chulo, pero a última vez que fui me pegaron una "clavada" importante.. De todos modos, al menos una vez, merece la pena por pintoresco.
ResponderEliminarBss.
Lo visitaré cuando vuelva a Madrid, me voy a hacer una pequeña guía de sitios a los que ir sacados de este blog!
ResponderEliminar¡Ahí me has dao!
ResponderEliminarNo lo conocía pero me escapo en breve para saborearlo.
¡Y habré pasado miles de veces por ahí! Curraba en Lhardy repartiendo comidas, que también es un sitio muy típico, pero un pelo más elitista.
Gracias por tus descubrimientos, Ignacio
MIra por ver tu blog, ya tengo un viaje pendiente.
ResponderEliminarBesos
Muy ricas esas gambas pero es cierto que es muy caro.
ResponderEliminarTe echo de menos por mi blog.
Bss.
me gustó tu entrada. Mi novio es de Madrid y le e comentado tu blog y esta alucinado con las de cosas que sabes acerca de Madrid.Sigue asi,esta muy currado.
ResponderEliminarun saludo.
este blog lo he recorrido más de alguna vez aunque no te he comentado. Como otras veces, volveré.
ResponderEliminarGracias por tu paso por mi espacio.
Qué ganas de estar ahí...
ResponderEliminarUn gustazo, como siempre.
ResponderEliminarHola chico ¿que tal? se me han puesto los dientes largos, al hablar de las gambas.
ResponderEliminarPero para más inri nada ´más ver las fotografías, ya he esta ahí y es un sitio precioso, lleno de gente hasta los topes por lo menos en el momento que yo he estado, lo que pasa que estoy tan ocupada que no hay tiempo para viajar.
Un cordial saludo, y toma un aperitivo mañana en mi memoria.