Era 1989. La noche del jueves, 9 de noviembre, al viernes, 10, la Alexandarplatz hervía. Ahora sí, era el momento. No había marcha atrás, el Muro iba a ser historia. Por fin el muro de la vergüenza o muro de protección antifascista, dependiendo de qué Alemania hablara, tenía las horas contadas. Picos, martillos, y en la mayoría de los casos, simplemente las manos, fueron suficientes para acabar con 28 años de represión y vergüenza. Sin necesidad de derramar sangre al fin Alemania, y también Europa, eran un poco más libres.
A pesar de que pasados veinte años este hecho no ha traído todos los beneficios que esperaban los ciudadanos del Este, la frontera de cemento que separó durante tantos años a miembros de la misma familia forma parte de la historia. Hoy todavía quedan unas cuantas levantadas por distintos puntos del planeta, pero si esta cayó tarde o temprano las demás caerán.
A pesar de hay mucha gente que lo desconoce, en el Barrio de Ciudad Jardín se encuentra el Parque de Berlín, y en él descansa un pedazo de ese hecho histórico. Y es que en este parque, inaugurado en 1967 por el entonces alcalde de Berlín, Willy Brandt, existe una fuente dedicada al Derribo del Muro de Berlín.
Desde 1990 hay allí tres trozos de uno de los muros más pintarrajeados del mundo. Las pintadas que nos tocaron podemos aún observarlas, a pesar de que un concienzudo empleado municipal intentó acabar con ellas en su momento. El empeño que mostró este trabajador tenía su explicación, y es que al día siguiente el entonces alcalde Alvarez del Manzano inauguraba el monumento.
El trabajador, deseoso de no quedar mal ante tan importante cita decidió dejar aquel monumento como los chorros del oro y para ello debía eliminar los dibujos que habían realizado algunos gamberros en el silencio de la noche. Por suerte otro funcionario, con algo más de miras estuvo al quite, e hizo desistir al modélico funcionario de su acción.
Además del muro allí nos encontramos con un oso, otro de los símbolos de Berlín, y que desde 1280 está en el escudo de la ciudad. La última referencia a Alemania la encontramos con un busto del incomparable Ludwig van Beethoven, que se encuentra colocado sobre un piano.
Hoy, los niños corren y juegan por el parque ajenos al pasado, mientras que los mayores, enfrascados en sus partidas de brisca, tute y mus, prefieren no pensar en toda la historia que les rodea, sabedores de que en su caso las discusiones políticas no trajeron nada bueno.
Victor Manuel le dedicó en 1984 una canción a este parque, y aquí quedan algunas de esas estrofas. Ojalá alguna vez podamos hablar de un mundo en el que los muros y las fronteras sean sólo parte del pasado y de las canciones.
Mirándose indiferente
la gente se pierde en la oscura ciudad
en cada esquina la vida
te sale al encuentro, la puedes tomar
Cuando se muere la tarde
y agosto parece abrazarte, Madrid
Te buscaré entre las sombras del jardín
Parque Berlín
En el estanque la luna
prendida a un nenúfar empieza a llorar
Junto a Beethoven y el oso un cisne agoniza de felicidad
Cuando se muere la tarde...
Es "historia" no hay que olvidarla...pero sí superarla...besos
ResponderEliminarUna de las grandes noticias del siglo XX fué el derribo del muro de la verguenza en el que estos dias se conmemora 20 años de tal suceso. Conozco el parque desde su creación pues vivo cerca de él. En él he jugado de niño, he ligado con las chicas en la adolescencia y hasta no hace mucho he llevado a mis hijos a sus columpios.
ResponderEliminarBuenísima la anecdota que cuentas del pulcro e ingnorante funcionario. No la conocía. Buen articulo Miguel, que me ha recordado historias de mi vida. Te doy las gracias por ello.
Te creerás que he vivido al lado y nunca me he enterado de que allí había un trozo de muro! Ni mucho menos que Victor Manuel le había dedicado una canción. Bueno me excusa que era una etapa de mi vida en la que una pensaba en otras cosas, je je je...
ResponderEliminarQué entrada más conmovedora te ha quedao al final... Y dejemos a los niños jugar trankilos, deseando que nunca se vuelvan a repetir unos hechos parecidos...
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡
La verdad es que no lo conoce demasiada gente, y tampoco se le da demasiada bola. Supongo que hoy con lo del 20 aniversario le habrán dado algo más de bombo en las noticias aunque en los periódicos que yo he mirado no he visto nada.
ResponderEliminarDirty Clothes mucho mejor que los niños y mayores vivan sin tener que preocuparse de historias tan tristes como estas. Cuanto menos haya mejor.
Gracias por vuestros comentarios
Saludos
Desde que paso por aquí, Madrid me parece un mosaico...
ResponderEliminarBesos.
ja, ja, me acuerdo perfectamente del asunto del limpiador municipal. Pobre, para un empleado del ayuntamiento con ganas de trabajar ... y no le dejan.
ResponderEliminarPd. es broma, seguro que hay más funcionarios currantes por ahí.
Esperemos que dentro de otros 20, o 40, o 60 años, no se olvide la historia, a no ser porque ya no quedan tantos muros...
ResponderEliminarCarpe Diem
Qué ilusión, fotos de mi barrio "la Prospe", al ladito del Parque de Berlín vivo, ahí paseaba con mi primer amor, y allí también llevaba a mi hijo en sus primeros juegos.
ResponderEliminarBueno, a lo que vamos, me he dejado llevar por la pasión, y lo importante es que hace 20 años se derribó ese muro, y tú las hecho un bonito homenaje, pensé hacerlo yo también pero estoy realmente muy, muy vaga.
Un abrazo, Miguel.