Vivir en una gran ciudad tiene innumerables ventajas de eso no hay duda, pero lógicamente también tiene sus inconvenientes. Uno de ellos tiene que ver con la porquería que respiramos día tras día (sobre la que comemos ya hablaré en otra ocasión). Por desgracia se nos olvidó hace ya tiempo cuál es el significado de aire puro, y a pesar de que el alcalde asegura que Madrid cumple con todos los requisitos de la legislación española y europea respecto a la calidad del aire, y sus niveles de contaminación son como los de otras ciudades europeas esto sólo nos recuerda a lo de "mal de muchos..."
A pesar de que uno de los mayores problemas de polución lo genera el tráfico, los gobiernos municipal, regional y nacional, siguen sin encontrar la tecla que pueda paliar este problema. Es más, cada dos por tres se inauguran nuevas autovías o se desdoblan otras ya existentes por lo que el problema se agrava cada vez más. Ayer, leyendo el periódico 20 minutos, me encontré con una Carta al Director que refleja perfectamente la situación en la que nos encontramos.
Eva Pérez Rodríguez
Carta de una molécula de oxígeno
Estimado señor alcalde: soy una partícula de oxígeno y le escribo porque no tengo con quien jugar. No crea que soy clasista ni nada de eso. No tengo problemas a la hora de mezclarme con el óxido nítrico, los azufres o las partículas de ozono que pululan libremente en su atmósfera.
El problema es que, de un tiempo a esta parte, cada vez me cuesta más encontrarme con mis congéneres. He buscado bajo la boina que cubre su ciudad, pero el dióxido que lo ocupa todo no me deja ver más allá de mis narices.
Así que al final opté por buscar en un pulmón humano. Y entre nitratos,monóxido y otras sustancias cancerígenas mel levaron a un hospital, donde ¡al fin! comprendí qué había pasado con el oxígeno en esta urbe. ¡Lo guardan todo en botellas!
Estimado señor alcalde: soy una partícula de oxígeno y le escribo porque no tengo con quien jugar. No crea que soy clasista ni nada de eso. No tengo problemas a la hora de mezclarme con el óxido nítrico, los azufres o las partículas de ozono que pululan libremente en su atmósfera.
El problema es que, de un tiempo a esta parte, cada vez me cuesta más encontrarme con mis congéneres. He buscado bajo la boina que cubre su ciudad, pero el dióxido que lo ocupa todo no me deja ver más allá de mis narices.
Así que al final opté por buscar en un pulmón humano. Y entre nitratos,monóxido y otras sustancias cancerígenas mel levaron a un hospital, donde ¡al fin! comprendí qué había pasado con el oxígeno en esta urbe. ¡Lo guardan todo en botellas!
La carta es bunísima Miguel.....Ya parece que ni nos preocupamos por respirar tanto contaminado. A ver si alguien ve una luz en esto. Besos y feliz jueves
ResponderEliminarMuy original y a la vez muy crítica... me gusta. Gracias por descubrirla para nosotros.
ResponderEliminarCarpe Diem
Hoy, con esta llovizna, se limpiará un poquito el aire...
ResponderEliminar(Claro que me acuerdo que conocí tu blog desde el cocido del malacatín, jeje) (El mío mucho mejor)
A veces no nos damos cuenta que vivimos junto al mar, en una zona sin contaminación, donde por la noche se ven las estrellas, que nos calentamos con una chimenea de leña... ¿Añorar Madrid?
ResponderEliminarEs genial esa carta. Genial.
ResponderEliminarSupongo que hay dos cosas que nos dejarían en mejores condiciones: la limpieza ambiental y la limpieza sonora (¡qué importante y olvidado el silencio!, el bueno)
Saludando.
¡Hola Miguel!
ResponderEliminarYo leí esa carta en el 20 MINUTOS.
Están pensando en poner un peaje como en Londres, así se reduciría la contaminación... pero cuando se trata de tocar el bolsillo...
Las carreteras es una de las mejores inversiones que existen, con malas carreteras no hay buena economía. Pero no se puede tener todo.
Se reduciría la contaminación si se hiciera un uso responsable del transporte privado.
¡Un abrazo!
MIGUEL