La entrada de hoy llega gracias a Angel, autor del blog Scriptoria, que funciona como una una fábrica en la que nos intenta mostrar todo lo que no se puede tocar: recuerdos, cuentos, sueños. Es un lugar altamente recomendable para todos aquellos a los que le guste disfrutar leyendo. Por cierto, si alguno es editor o conoce a alguien que se dedique a ello, Angel en su página os ofrece la novela En ángulo muerto y el cuento titulado El hombre sin tildes.
Por esos pasillos he reído, he corrido, he llorado, he leído, he soñado, he temido...
He mirado a gente guapa, a gente rara, y me han mirado como si fuese extraño, único.
He respirado un submundo literario y real de personajes fascinantes.
He escrito cuentos y párrafos novelescos. Y en siete años de trayectos subterráneos tan sólo la pasada tarde me paré a oír las caricias que le daba una chica a un clarinete mientras apoyaba su espalda en una de las paredes del metro.
Ocurrió así. Así de triste: Yo iba perdido por los pasillos del suburbano, mirando al suelo, y ella se había puesto en una intersección donde apenas pasaba gente, y la música sonaba mientras yo miraba las preocupaciones y la soledad que algunos habían dejado huérfanas en el suelo, a rastras. Pasé de largo.
Unos pasos más adelante paré en seco, me di la vuelta y la miré. Ella seguía tocando. Tocaba como si hubiese una multitud enfrente. No me pregunté si era guapa, si era extraña. Sólo la miré. Y recordé que nunca le había dado nada a los músicos del metro. Cerré los ojos y por debajo de ellos, a oscuras, pasaron todos ellos tocando sus instrumentos.
Me lamenté en silencio.
Desanduve mis pasos hasta donde estaba la chica y le di algo por todos esos años.
Ella paró de tocar el clarinete y me dedicó una sonrisa. Luego di unos pasos hacia atrás y ella continuó dándole caricias a su instrumento.
Y esa fue la historia más triste que me ha pasado en mucho tiempo.
Me parecen unas estrofas preciosas. Ojalá publique.
ResponderEliminar¡Feliz lunes!
MIGUEL
¡Qué preciosidad de lineas! Me ha encantado....La sensibilidad llega al corazón. besos
ResponderEliminarSi llevase sombrero, hoy me lo quitaria.
ResponderEliminarCarpe Diem
No se puede esperar nada mejor que lo que Ángel nos da...
ResponderEliminarBesicos
Nunca es tarde para reconocer el arte.
ResponderEliminarUnas lineas magnificas.
saludos
Que dificil es contar historias, por eso cuando alguien lo consigue merece toda mi admiración y mi respeto..un beso enorme navegante y gracias por asomarte a mi humilde ventana..
ResponderEliminarMe gusta la forma que tienes de fotografiar. Interesante.
ResponderEliminarQué bonita historia! Pero yo no la veo triste. Yo la veo tristeliz, porque es de una felicidad no histérica, apagada pero intensa, punzante, profunda.
ResponderEliminarBesos de gracias por volver, estoy ahora metida en un juego raro pero en pocos días vuelvo a la normalidad!
Miguel, muchas gracias por ofrecerme tu espacio y la oportunidad de mostrarme por aquí. Has hecho una introducción magnífica. Ojalá los editores te hagan más caso a ti que a mí :D
ResponderEliminarLas fotos son perfectas para acompañar al texto.
Ah, y gracias a todos por vuestros comentarios.
Abrazos.
Las historias más tristes las cuenta como nadie.
ResponderEliminarLas demás, también ;)
Tendré que pasar por aquí más a menudo...
La caricia en forma de letras.
ResponderEliminarEs Angel.
Besos.
Sensible forma de contar lo cotidiano. Si parásemos más a pensar en lo que vemos, otro "mundo nos cantaría"
ResponderEliminarSaludos
Me encanta tu blog! Lo sigo desde hace unos años... Es muy maravilloso descubrir estos rincones de Madrid a través de tus fotos! Saludos,Isabella
ResponderEliminarQue la historia es triste, que no es una simple descripción, pero que le falta un último giro de tuerca. Saludos Angelito.
ResponderEliminarEstás nominado, pásate por el blog...
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡
Eso me recuerda un día, iba con mi hermana y al ver una chica tocando la flauta, lloró. Nos quedamos todos perplejos, sin entender a qué venía eso.
ResponderEliminarA veces las raices del alma sienten lo que otros no ven.
un beso
Recorriendo el pasillo de Diego de León he tomado algunas decisiones importantes de mi vida.
ResponderEliminarHasta hice un vídeo del pasillo para mi blog.
Magnifico. Es una lástima que alguno de nosotros no sea editor, para mi seria un gran honor tenerte en mi elenco, claro si fuera editora.
ResponderEliminarMis besos siempre.
Desde Scriptoria, una fábrica como bien dices de momentos para disfrutar leyéndo, uno no solo entra en ella, sino que accede desde allí a lugares que sorprenden gratamente a quien llega por primera vez. En esta ocasión Angel nos guía por los pasillos del Metro hasta una bella forma de conocer Madrid.
ResponderEliminarTu relato desvela el corazón de una ciudad que late bajo ella.
Encantado, volveré a coger el Metro mas veces.
He transitado esos andenes a través de tus tus letras.
ResponderEliminarSí, melancolico y bello.
Abrazos
Qué bonitas palabras y me he sentido identificado con el protagonista del relato... yo tb he andado y me he dado la vuelta al contemplar a alguien que toca en el metro y he pensado "hay tanto arte en el subsuelo"...
ResponderEliminarMe ha encantado el relato, mucha suerte para su autor...
Quizás podrías hacer una entrada de esos artistas callejeros que hay tantos por madrid ;P
dirty saludos¡¡¡¡¡¡
Me gustaría agradecer a Angel su colaboración en este blog con esta historia que publica aquí por primera vez.
ResponderEliminarPor otro lado agradeceros vuestros comentarios a todos los que habéis pasado por aquí.
Los que habéis llegado a este blog gracias a Scriptoria os invito a que volváis siempre que queráis por aquí.
Saludos
Dirty Clothes tienes una etiqueta titulada "Artistas callejeros" en la que podrás ver a algunas de estas personas que se buscn la vida por las calles de nuestra ciudad.
ResponderEliminarDe todas formas aún quedan otros muchos que aparecer por aquí. Tarde o tempreano lo harán.
Saludos
Me ha encantado!
ResponderEliminarLas palabras "sonrisa" y tristeza" parece que jamás puedan ir juntas.
ResponderEliminarSin embargo, todos sabemos que efectivamente, tantas y tantas veces han bailado al mismo compás...
Yo sonrío, pero mi sonrisa es abierta, igual que mis ojos, para no perderme detalle de tus palabras.
Un beso
Lala
Ahh, saludos al amo de esteblog, jajaa, siento el despiste!
ResponderEliminarLa culpa es de Ángel, claro :P
Otro beso
Lala
gracias a los dos, muy buena conjunción de texto e imágenes
ResponderEliminarÁngel, buen relato. Punto.
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