
Observando el edificio de
Orellana, lo primero que me vino a la cabeza fue la fachada de esta Casa, situada en el número 27 de la Plaza Mayor.
Edificio simétrico de cuatro alturas, con planta baja porticada, fue levantado

en el 1619 por Juan Gómez de Mora. Inicialmente fue sede del gremio de panaderos, depósito de grano y centro administrativo donde se fijaba el precio al que se vendía el pan por todo el país. Más tarde algunas de sus estancias fueron sede de las Reales Academias de San Fernando y de la Historia, incluso Biblioteca Municipal, y a comienzos del siglo XX se transformó en la Segunda Casa Consistorial. Hoy día sigue acogiendo dependencias municipales, e incluso en ella ya se han celebrado algunos matrimonios gays.


De su aspecto original queda poco ya que en 1672 un incendio la destruyó casi por completo. En 1790 otro incendio arrasó tres cuartas partes de la plaza, pero esta Casa se libró, por lo que sirvió de referencia a Juan de Villanueva para la reconstrucción del resto de la plaza. De su fachada destacan el escudo real, y el balcón central, donde los últimos Austrias presidían los cortejos que allí se celebraban.

Sin embargo si por algo este edificio es uno de los más fotografiados de Madrid es por sus pinturas. Históricamente la fachada estaba cubierta por frescos, que fueron renovados en 1914 por Enrique Guijo, pero las pinturas actuales son bastante recientes. En 1988, el Ayuntamiento convocó un concurso público restringido para elegir al encargado de volver a pintar la fachada, siendo elegido Carlos Franco (
ver firma en foto de la izquierda) con su obra basada en seres mitológicos como Cupido, Cibeles o Baco y otros de propia creación como Abundia, Acuático, Lagunilla o Panaderico.

En las pinturas se pueden descubrir los guiños que el artista realiza a la historia de Madrid. En la
primera planta junto a Baco están Panaderico, con su pan bajo el brazo y un churro, así como Lagunilla, un homenaje a las charcas desecadas sobre las que la plaza se edificó. En la
segunda planta junto a Cupido y Cibeles está el dios Acuático
(abajo a la derecha), en recuerdo de las aguas subterráneas sobre las que Madrid, según la leyenda, se asienta. También está la diosa Abundia, representada con numerosas mamas sobre su pecho, acompañada por un oso y un madroño
(abajo a la izquierda).


Por último, en la
tercera planta aparecen seis mujeres, simétricas dos a dos, representando a un lado el amor a la noche, al saber y a la vida, y al otro el miedo a la muerte, a la ignorancia y a la noche.
