Para empezar la semana os dejo con este microrrelato, ya publicada en mi otro blog. Como siempre, esta escrito en 99 palabras.
Tras secarse el sudor tomó la escopeta, tragó saliva y apuntó. Sacó ligeramente la lengua, apretó el gatillo y rápidamente agotó los tres disparos que le correspondían. Separó la escopeta del rostro y vio que por primera vez en su vida había acertado. Entonces se acordó de su padre y de las muchas tardes que habían pasado en la feria intentando abatir aquellos muñecos que salían con una diana delante. Su cara se llenó de lágrimas cuando comprendió que su infancia ya había quedado muy atrás. Hoy los muñecos, al caer, dejaron la tapia del cementerio teñida de sangre.
TERRIBLE! pero buenísimo. Un abrazo
ResponderEliminarjo que triste, pero es bueno
ResponderEliminarsalu2
¡Ufff! Miguel, cuantas imágenes provoca este micro...
ResponderEliminarSaludos
¡¡UFFFFFFFF!!
ResponderEliminarEn esta entrada vuestros comentarios han sido tan escasos de palabras como mis microrrelatos. Creo que hay veces que con lo poco que habéis dicho se dice todo.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros aportes.
Saludos.