A primera hora se encarga de mostrarte los sitios que quedan libres junto a la puerta del hospital. Después intenta venderte “La Farola” siempre con su cara más triste, independientemente de las noticias que incluya. Al caer la tarde monta su tenderete y te ofrece los últimos éxitos en música y cine.
Ni es aparcacoches, ni regenta un quiosco de prensa, ni sabría reconocer a Bardem o Bisbal, pero malvive con su pluriempleo callejero. Cada noche cuando se acuesta sobre los cartones y observa el cielo, huérfano de estrellas, se pregunta cuánto tendrá que esperar hasta encontrar la suya.
Triste realidad! Besos Miguel y buen lunes
ResponderEliminarLo recuerdo Miguel.
ResponderEliminarY nosotros nos quejamos....
¡Un abrazo!
Winnie0, Miguel Angel, hace unas décadas éramos nosotros los que estábamos así, lo que pasa es que la memoria es selectiva.
ResponderEliminarAbrazos para los dos. A empezar bien la semana.