Tras la muerte de María Luisa de Orléans a principios de 1689, Carlos II se casó casi inmediatamente con Mariana del Palatinado-Neoburgo. Alta, delgada y pelirroja, se caracterizaba por su egoísmo y su altanería lo que hizo que nunca fuese querida por el pueblo.
Fue la elegida por los ministros de Carlos II debido a la gran fecundidad de su familia ya que por ejemplo su madre dio a luz a veintitrés hijos (es lo que tiene el no criarlos). Pese a ello el tiempo pasaba y su matrimonio con el monarca no daba ningún heredero por lo que Mariana comenzó a fingir que estaba embarazada para así intentar subir el ánimo (no sé si también otras cosas) al Rey.
Al final le cogió el gustillo a esta táctica y Mariana fingió un total de once embarazos, y todo quedó al final así, todo fingimientos ya que después de todo no hubo descendencia. Parece ser que la treta de los fingimientos se debió a su camarera mayor, la condesa de Berlepsch, llamada por el pueblo La Berlís, La Perlís, y finalmente La Perdiz. De ahí viene esta redondilla divulgada por el pueblo:
La Perdiz poderosa,
más que el monarca,
cuando quiere, a la reina
deja preñada.
más que el monarca,
cuando quiere, a la reina
deja preñada.
Estos problemas de estirilidad también trajeron consigo el siguiente dicho: "Tres vírgenes hay en Madrid: la Biblioteca del Cardenal, la espada de Medina Sidonia y la Reina, nuestra señora".
Por si esto fuera poco, Mariana también estuvo involucrada en el extraño asunto de los exorcismos de su marido por lo que además el pueblo recitaba los siguientes versos:
No conocen que es la reina
mundo, demonio y mujer
y, en fin, por decirlo todo,
que lo demás no lo sé,
es ser la reina de carne,
es ser el rey de papel
mundo, demonio y mujer
y, en fin, por decirlo todo,
que lo demás no lo sé,
es ser la reina de carne,
es ser el rey de papel
Decepcionada por la falta de descendencia la reina dedicó sus últimos años de reinado a expoliar las arcas españolas sisando todas aquellas joyas y obras de arte que estaban a su alcance. Una vez muerto Carlos II, su sucesor Felipe V decretó que Mariana abandonase Madrid antes de que él llegara a la Corte por lo que la reina decidió retirarse al Alcázar de Toledo, posteriormente fue desterrada a Bayona y no fue hasta los últimos años de su vida cuando volvió a la Corte, instalándose en el Palacio del Infantado (Guadalajara) donde falleció en julio de 1740.
Mira qué buena inventiva tenían ya por ese tiempo..jaja Bonita historia. Besos
ResponderEliminaresta sabía lo que se jugaba si no tenía descendencia, anda que que manera de inventar la jodía...en fin. Qué no nos contará la historia.
ResponderEliminar¡vaya pieza la señora!
ResponderEliminarUn placer leerte, y siempre aprendo contigo.
ResponderEliminar¡Menuda pajarraca!
¡Un abrazo!
Miguel
Buenas Miguel,
ResponderEliminarMe encantan tus posts acerca de las leyendas de Madrid. Siempre me parecen interesantísimas. Me gustan tambien mucho las fotos de grafitis y pintadas. Me parecen un aspecto interesante del carácter de la capital.
Un saludo,
11 veces! Pues no, el Rey no era muuu listo que digamos...
ResponderEliminarCarpe Diem
Con esto se demuestra, una vez más, que el poder no va unido a la inteligencia. Por suerte.
ResponderEliminarSaludos
¡Menudoa joyita!
ResponderEliminarAfortunadamente no tuvo hijos, pobres criaturas con una madre así.
Un beso, Miguel.