martes, 26 de febrero de 2008

Los jardines de Sabatini

Estos jardines de estilo neoclásico, situados entre la calle de Bailén y la cuesta de San Vicente, ocupan la fachada norte del Palacio Real. Su nombre no se corresponde con la persona que los creó, sino con el que diseñó las caballerizas reales que antes ocupaban este espacio. En ellas, además de los animales, se guardaban las carrozas y coches que hoy pueden verse en el Museo de Carruajes.

La proyección de los jardines se hizo durante la Segunda República, cuando el Gobierno se incautó los bienes del Real Patrimonio cediendo los edificios que allí se levantaban al Ayuntamiento de Madrid con el fin de que hiciera un parque público. Sin embargo, debido a la Guerra Civil, el proyecto no se retomó hasta los años cuarenta, quedando finalmente inaugurados en el año 1950. Más tarde, en 1972, se realizó una reforma durante la cual se construyeron las escaleras para poder bajar al recinto.

La principal característica de sus 2,54 Ha de superficie, es que recuerdan a los jardines franceses, siendo la simetría de sus parterres, y sus setos perfectamente recortados, sus elementos dominantes. En su interior, combinando con los jardines también hay fuentes, situadas de forma geométrica entre sus paseos. Predominan los setos de boj, magnolios, cedros, así como cipreses. Todo ello adornado con un estanque, quedando a su alrededor estatuas de reyes españoles, éstas que en un principio debían coronar el Palacio Real, pero que finalmente no se ubicaron allí por su excesivo peso.








Una de las estatuas es la de Carlos III, rey que paradójicamente no tuvo interés durante alguno en su construcción ya que su deseo era un proyecto más urbano en el que irían edificios en vez de jardines.

Debido a su ubicación junto al Palacio Real, los jardines son punto obligado en las visitas turísticas. Su entrada es libre y gratuita, y se pueden visitar todos los días pero con un horario restringido para evitar posibles actos vandálicos. Así, permanecen abiertos de nueve de la mañana a ocho de la tarde durante los meses de octubre a abril, y de nueve de la mañana a nueve de la noche de mayo a septiembre. Además, durante los meses de verano, son el fondo de escenario perfecto para albergar conciertos de música clásica o flamenco, así como representaciones de zarzuela.

11 comentarios:

  1. ¿Quieres creer que nunca he entrado?

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  2. Me gustan tus paseos…sin ruidos, sin tráfico por la capital…descubrir rincones que por estar “tan a mano” dejamos para otro día.

    Un saludo.

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  3. me acuerdo que una vez que fui llovió... una imagen muy bonita... nunca se me olvidará!!! Son preciosos!!

    Ciao!!

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  4. son unas imágenes preciosas, me ha gustado todo lo que he visto

    besos

    lágrimas de mar

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  5. Preciosas fotos, y -cómo no- Precioso Madrid!!!

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  6. No estuve nunca, pero tu forma de contarlo invita a no tardar...
    Nuevamente, ¡enhorabuena por tu blog!
    Un abrazo

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  7. Tendrías que hacer unos monográficos de jardines. A mi me encantan.

    Si puedes, pásate por el Parque de la Quinta de los Molinos. Es el gran secreto a voces: el mejor parque de Madrid.

    Un placer as usual, Ignacio

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  8. Sin duda alguna la verdad es k utilizas una sutileza y elegancia para envolvernos cuando te leemos..esta emtrada ah sido una de las k mas me han gustado...solo se k me senti muy a gusto al leer y descubir este bello rincon de madrid...

    un abrazotee...

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  9. Son preciosos los jardines y las fotos, tiene que ser una delicia pasear por ellos.
    Me lo voy a proponer muy, pero que muy seriamente, tengo que salir más y disfrutar de todo lo bueno que tiene mi "pueblo".
    Un abrazo.

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  10. vivi 24 años en Onesimo Redondo enfrente de mi jardin de Sabatini, he jugado, crecido, y dado mi primer beso allí, en uno de esos bancos cerca de los lavabos casi podria decirse que murio mi abuela, he cruzado esos jardines años y años para ir al colegio que estaba enfrente de la puerta principal de Palacio en Bailen (ahora mi colegio el recien conservatorio de música), el silencio de Sabatini aunque entonces le rodearan miles de coches subiendo todo Bailen y desde la Estacion del Norte, era autenticamente mágico, nunca fui tan feliz como cuando vivi por aquellas zonas, entre los 60 y los 90, gracias por relatarnos pensamientos y sentimientos en este tu blog.

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