viernes, 1 de febrero de 2008

Julia y el barrendero

Si estás paseando por la plaza de Jacinto Benavente, y vas algo despistado pensando en tus cosas, es posible que de repente choques con alguien, no sería la primera vez que ocurre. ¿Quién es el personaje que se encuentra siempre en medio para irse chocando con la gente? Ni más ni menos, el barrendero de la plaza, escoba en mano.

El entonces alcalde, Alvarez del Manzano, inauguró la estatua el 19 de julio de 2001 como homenaje a los barrenderos encargados de hacer que Madrid intente ser una ciudad más limpia. De hecho, según he leído, la cara y el cuerpo del barrendero pertenecen a Jesús Moreno, uno de los más veteranos barrenderos de la capital. Está hecha de hierro, y como dato curioso comentar que en las dos solapas de la chaqueta lleva grabada la palabra Sol, pero donde debería aparecer la letra o se encuentra el escudo de Madrid.

Su soledad en la plaza es enorme, y sólo se ve rota como ya dije con los choques que va provocando con los peatones despistados, así como con aquellos que se paran un momento para hacerse una foto con él. También los hay que le utilizan para poner sus grafitis, o para colocar pegatinas reivindicativas sobre él. Incluso como remate, creo que hace un tiempo algunos "graciosos" hasta le robaron su cepillo.

Todo esto me ha hecho pensar qué podía hacer yo, como podía compensar en algo su soledad, y ha sido entonces cuando me he acordado de Julia, que también está en una situación similar. Por eso, he decidido juntarlos aquí para ver si entre ellos se consuelan, y quien sabe, quizás hasta surja algo. La estatua de Julia, bastante menos conocida que la de nuestro amigo el barrendero, se encuentra desde el 2003 en la calle del Pez, junto al Palacio Bauer (actual escuela de canto).

El motivo de su existencia fue la noticia que allá por el 1840 circulaba de boca en boca por Madrid, “El extraño caso de la doncella Julia”. En un época en la que sólo se permitía ir a los hombres a la Universidad, se descubrió que una mujer, de nombre Julia, acudía a clase disfrazada de chico. Se trataba de la Universidad Central, la que da nombre oficial al barrio, en la calle San Bernardo. Este hecho le sirvió de inspiración al escultor Antonio Santín para crear la escultura “Tras Julia” que representa a una joven apoyada en la pared con varios libros entre los brazos.

Aquí les dejo, y que entre ellos se arreglen como quieran o puedan. !Suerte!

2 comentarios:

  1. Mmmmmmmm unos textos muuuy instructivos :) Me guardé la página en Favoritos :P

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  2. Me ha gustado mucho tu manera de tratar el tema.
    Y es que me gusta mucho tu blog. Se hace muy fácil de leer.

    Pero en esta entrada lo que más me ha llamado la atención es el titulo del post.
    Te explico. Resulta que yo cada año veraneaba en mi pueblo, “y cada vez que me veían”, las personas mayores decían: Ella es Julia, la nieta del barrendero.
    Me has hecho viajar a recuerdos de años y años atrás, Gracias.

    Un beso

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