lunes, 16 de agosto de 2010

Prohibición de la prostitución

Tal día como hoy, en el año 1611 se lamentó públicamente Felipe IV de la inutilidad de los decretos represores contra la prostitución. Se decía que por entonces había unas 30.000 mujeres públicas en la Corte, y aunque el número parece altamente exagerado, lo que sí es cierto es que el ejercicio de esta profesión iba creciendo inexorablemente.

Por ello el Rey dictó una Pragmática en la que ordenaba a los alcaldes a que prendieran a las prostitutas y las enviaran a las casas-galera. Los que no cumplieran dicho mandato perderían el puesto y además serían castigados con una multa de 50.000 maravedíes. Hubo otras dos pragmáticas sobre el mismo asunto: por un lado se reducían los burdeles de Madrid a sólo uno, situado al comienzo de la calle Mayor; por otro lado se prohibían las mancebías en todos los reinos y se castigaba a todos los justicias que las toleraran con la misma pena anteriormente citada.

Desconozco el interés que se tomaron en aplicar las penas los encargados de tales acciones pero lo que parece claro es que su efectividad dejó mucho que desear. Cuatrocientos años después todo sigue igual y algunas calles de Madrid siguen siendo el escenario perfecto para que las profesionales del oficio más antiguo del mundo sigan ganándose el pan con su cuerpo.

6 comentarios:

  1. No sólo no se menguó sino que efectivamente creció y creció.
    Besos Miguel y feliz inicio de semana

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  2. Catalanizando Madrid. y España. Prohibiendo todo siempre.

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  3. Un artículo muy interesante.
    Muy buen blog
    Saludos desde Argentina
    Elisa

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  4. El tiempo pasa, pero no siempre lo parece :-)

    Carpe Diem

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  5. Yo no prohíbo nada, simplemente me limito a traer historias.

    Saludos y gracias por vuestros comentarios.

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  6. Deberían regular esta profesión, la más antigua del mundo, dicen, sería mejor para los que la realizan y para los que se sirven de ella, para todos.
    Besos, Miguel.

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