A pocos pasos de la plaza Mayor está el alojamiento de huéspedes más antiguo de Madrid. Lo fundó Juan Posada en 1610, junto a la principal parada de diligencias y carruajes de la capital, para proporcionar un lugar donde hospedarse a los forasteros.
La Posada llegó a tener unas 150 habitaciones en sus años de mayor esplendor, algunas de las cuales contaban con pasadizos secretos para facilitar el trasiego de clientes entre ellas. Destacaba la habitación 126, en la cual había un armario en el que se escondía una escalera que conducía a una habitación secreta en la planta superior del edificio. Lo que hubiera en esa habitación secreta queda para la imaginación de cada uno.
Se cuenta que mientras las habitaciones exteriores eran grandes y luminosas, las del interior eran auténticos zulos en los que sólo había sitio para mesilla y cama. Debido a estas últimas habitaciones se hizo popular la frase "esto parece la Posada del Peine" para describir un lugar miserable.
El nombre de la Posada se debe al peine que, como cortesía para los clientes, se colgaba atado con una cuerda al lavamanos de cada habitación. Lo de la cuerda lógicamente se hacía para evitar su robo, algo que hoy puede resultarnos chocante, pero no lo es tanto si pensamos en las toallas, y en otros muchos objetos que pueblan las casas de algunos turistas.
En los años de esplendor el hotel ganó terreno ya que se anexionó casas contiguas, y también creció en altura, pero bien entrado el siglo XX las vacas flacas aparecieron, al empezar a demandar la gente otro tipo de comodidades. En 1970 la Posada echó el cierre, y hubo que esperar hasta el 2005 para ver de nuevo sus puertas abiertas. Así, tras una severa restauración, sobre todo interior, el local retomó su andadura con el rimbonbante nombre de Petit Palace Posada del Peine, un hotel de cuatro estrellas en el que el detalle del peine ha dado el relevo a duchas de hidromasaje, televisores de pantalla plana, acceso gratuito a Internet, y todas aquellas comodidades que a Juan Posada hace 400 años le habrían parecido fantasmales.
Leches!! hace un rato pase por ahí y me acordé de ti, que cosas...
ResponderEliminarNo sabía que la habían abierto de nuevo.
ResponderEliminarY pensaba que aludir a ella significaba que en una casa había trasiego de invitados... No siempre bienvenidos.
Ummm, tengo que fijarme bien la próxima vez que pase por allí, a ver si la identifico.
ResponderEliminarSaludos!
Quiero creer que el hidromasaje no cuelga de una cuerda en la jamba de la puerta como en otra época hizo el peine... Otra tradición que seguro se ha ido al traste con las modernizaciones. Hotel de cuatro estrellas en el centro de Madrid? Creo de por el momento no lo pisaré por adivinar este detalle...
ResponderEliminarMe gustaría hacer una mención especial al parque del capricho, es un lugar que me encanta, últimamente le tengo un poco abandonado, pero le prometo volver. Además, al ladito está el bar del Camping de la Alameda, no se si lo conoces, pero unas cañas en su terraza con música en directo de fondo promete tardes-noches muy agradables en veranos de calor.
Sigues queriendo conocer trampantojos en Madrid??
La fachada es realmente preciosa!
ResponderEliminarBesos
Claro que sí Nines, todas las ideas que dejes son bien recibidas.
ResponderEliminarNos vemos
Conocí esta "posada" en una de las visitas culturales que organiza el Ayuntamiento de Madrid (las recomiendo, por 3,50 € aproximadamente una guía te va enseñando la ciudad con todas sus historias y rincones) y desde entonces no hay día que pase por ahí y no recuerde esa imagen que se me quedó grabada, una posada al lado de la parada de diligencias y carruajes... Ay Madrid ¡cuanto has cambiado! ;)
ResponderEliminarBesos
Qué bella imagen
ResponderEliminarde nuestra querida ciudad, siempre la misma y sin embargo siempre al día.
Saludos.
Hay que ver cómo cambian los tiempos y, con ellos, muchos de nuestros edificios y costumbres. Hoy lo del peine atado a la cuerda casi em parecería irrisorio, aunque es exactamente lo que hacen con objetos como el secador de pelo o el propio mando de la televisión.
ResponderEliminarY lo de los pasadizos y habitaciones secretas... No sé porqué se me antojan como un lugar de "encuentros extramatrimoniales" entre aristócratas y demás gente de alta alcurnia jeje
Muy curiosa la entrada de hoy. Menos mal que no nos has puesto los precios del hotel actual ¡Te puedes morir!
Un abrazo.
Me ha gustado, pero lo que me ha fascinado es que tuviera pasadizos secretos, incluso esa habitación con armario a otra habitación, ufff, me encanta!!! lo seguirá teniendo?
ResponderEliminarSí que es bonita por fuera, por dentro no he tenido el gusto. Pena que en la foto no se aprecia bien la fachada tan bonita que tiene, y los colores tan fuertes de los que presume.
ResponderEliminarMe encantó cuando la renovaron, era un ricón muy muerto y ahora está lleno de vida.
Y como siempre desconocía su historia, me ha encantado "enterarme" de todo. Eres mejor que Salsa Rosa, jajaja, bsos Miguel!!!
Qué curioso rinconcito de la Historia de Madrid...y, sobre todo, cómo se adaptan a los tiempos y se transforman las cosas, ¿verdad?
ResponderEliminarY una curiosidad, ¿el nombre de posadas viene del apellido del fundador de ésta, Juan Posada?
Un beso.
Pues sí Tamara, si no tengo mal entendido, a partir de que Juan Posada fundó este lugar, los demás alojamientos de este tupo se quedaron con el nombre de posadas. Buen apunte.
ResponderEliminarNos vemos
qué interesante, pasadizos secretosssssss... mmm, se me ocurren mil y una historias
ResponderEliminarPues pienso que es precioso ese hotel a demás esta haciendo esquina y si esta cerca de la plaza Mayor tiene el éxito asegurado.
ResponderEliminarTe dejo mis huellas gatunas en tu peculiar parcela.
Besos.
Te vuelvo a felicitar por el blog, me dan ganas de ir a Madrid, pero sera cuando haga menos calor, en otoño quizá.
ResponderEliminarLos peines, toallas y otras cosas eran bienes caros y muy preciados que se enumeraban en los testamentos, en otras épocas, menos consumistas.
De todas maneras hace poco compré un peine de asta natural, que no electriza el pelo, y ese sí que merecería atarlo por si acaso. Por cierto, en una tienda de Barcelona que también merecería comentario y foto...
Tendrás que acabar publicando una 'guía personal'.
Feliz verano y adelante con tus fotos, son estupendas.
Habrán conservado el pasadizo secreto tras la restauración? qué curioso. Ya tengo una frase para soltar y que nadie entienda lo que digo. En Canarias seguro que sólo los lectores de tu blog sabrán lo que significa "esto parece la posada del peine"! Gracias por seguir compartiendo la historia de madrid!
ResponderEliminarPreciosa descripción y muy divertida.
ResponderEliminarCuando era pequeña recuerdo que mis padres decían, esto parece la posada del peine, todos los familiares y amigos que venían del pueblo iban a mi casa, éramos los únicos conocidos que tenían en Madrid.
Estoy recuperándome y poniéndome al día.
Un abrazo.
No he estado nunca ahí pero espero poder hacerlo en el futuro, tengo muchas ganas de hacerlo en persona!
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