Situado a un paso de la Plaza de Oriente, este convento fue fundado por Margarita de Austria para conmemorar la ordenanza hecha por Felipe III, su esposo, para expulsar a los moriscos que aún quedaban en Madrid. Se inició su construcción en 1611, pero meses más tarde, murió la reina sin ver acabada la obra, que finalizaría en 1616. Como donación de la reina queda la cama donde nació su hijo, el futuro Felipe IV.
La elección de este lugar para construir el Monasterio fue su cercanía al Real Alcázar, de hecho los reyes accedían a la iglesia mediante un pasadizo que los comunicaba. De la edificación original nos queda la sencilla portada ya que todo lo demás se reconstruyó tras un incendio en 1734. El convento sigue utilizándose para uso monástico, ocupándolo las monjas agustinas recoletas o "margaritas" -por la fundadora- en régimen de clausura estricta. En él hay multitud de obras artísticas de gran valor cedidas por Felipe III y sus sucesores.
Además, se conservan unos 700 relicarios con todo lo inimaginable como cabezas de santos o brazos de mártires, pero de todos ellos destaca el relicario que contiene la sangre de San Pantaleón, médico turco decapitado en el 305 por profesar la fe católica. Cada año, el 26 de julio la sangre del santo contenida en una ampolla se vuelve líquida. Así permanece el 27, día de San Pantaleón, hasta que el 28 de nuevo se condensa. Año tras año miles de personas acuden a observar el "milagro". Se dice que si la sangre no se licúa, el año siguiente vendrá cargado de desastres como ocurrió cuando se desató la Primera Guerra Mundial o la Guerra Civil.
Aunque hay bastantes teorías, hasta la fecha, ninguna explica el porqué de este fenómeno. La iglesia no se ha definido y se limita a comentar que todo es un regalo de Dios, ya que la ampolla está herméticamente cerrada desde su llegada al monasterio a comienzos del XVII. Habrá que estar atento a las noticias de hoy y ver si un año más el fenómeno se cumple ya que se crea o no se crea, ante la duda siempre será mejor que el "milagro" continúe.
La elección de este lugar para construir el Monasterio fue su cercanía al Real Alcázar, de hecho los reyes accedían a la iglesia mediante un pasadizo que los comunicaba. De la edificación original nos queda la sencilla portada ya que todo lo demás se reconstruyó tras un incendio en 1734. El convento sigue utilizándose para uso monástico, ocupándolo las monjas agustinas recoletas o "margaritas" -por la fundadora- en régimen de clausura estricta. En él hay multitud de obras artísticas de gran valor cedidas por Felipe III y sus sucesores.
Además, se conservan unos 700 relicarios con todo lo inimaginable como cabezas de santos o brazos de mártires, pero de todos ellos destaca el relicario que contiene la sangre de San Pantaleón, médico turco decapitado en el 305 por profesar la fe católica. Cada año, el 26 de julio la sangre del santo contenida en una ampolla se vuelve líquida. Así permanece el 27, día de San Pantaleón, hasta que el 28 de nuevo se condensa. Año tras año miles de personas acuden a observar el "milagro". Se dice que si la sangre no se licúa, el año siguiente vendrá cargado de desastres como ocurrió cuando se desató la Primera Guerra Mundial o la Guerra Civil.
Aunque hay bastantes teorías, hasta la fecha, ninguna explica el porqué de este fenómeno. La iglesia no se ha definido y se limita a comentar que todo es un regalo de Dios, ya que la ampolla está herméticamente cerrada desde su llegada al monasterio a comienzos del XVII. Habrá que estar atento a las noticias de hoy y ver si un año más el fenómeno se cumple ya que se crea o no se crea, ante la duda siempre será mejor que el "milagro" continúe.
Verdaderamente impresionante.
ResponderEliminarViva Madrid leñe, que me tienen tus posts atado ya a todos sus misterios y bellezas…
Saludos, Miguel. Buen finde.
Que horror que soy, he pasado por la Plaza de Oriente muchas veces y jamás he notado la fachada del convento...
ResponderEliminarSaludos!
Esa zona es en general preciosa.
ResponderEliminarGracias por los detalles que lo hacen más bello.
Felices vacaciones.
No has comentado el letrero que aparece bajo una de las ventas. Si esta gente viera lo que sucede ahora con el botellón!!!
ResponderEliminarMagnífia la entrada como siempre, y por favor, que se licue, que ya tenemos bastante...
Hola de visita por estos predios… Pásate por mi blog que tienes 2 regalitos allí, por fin estoy poniéndome al día… jajaja.
ResponderEliminarBesos y un gran abrazo.
DTB.
Entrar aquí es recrear todos los sentidos con tan sólo disfrutar de estas imágenes.
Ya estoy buscando cuando pueda porque todo lo que rodea la plaza de Oriente me encanta.
ResponderEliminarCuando pueda me escapo a darme una vuelta es precioso todo aquello.
Besos amigo.
La leyenda dice que también había un pasadizo que comunicaba Palacio con las celdas de las monjas, y que Felipe III se trajinaba a alguna novicia.
ResponderEliminarEn fin...
Jejeje, aiiinnsss, qué recuerdos... primera diapositiva del examen de arte barroco de la uni... ainnnsss, lo clavé.
ResponderEliminarJo toda la vida pasando y ahora me entero de que la sangre de Pantaleón está ahi, jaja. Se nota que no soy nada beata.
ResponderEliminarA mi me trae muy buenos recuerdos la zona. Por una parte porque tengo una amiga que vive en los pisos de en frente justo. Pisos que por cierto son de las monjitas. Pedazo de pisos. Lo bueno que siguen cobrando renta antigua y no se pueden hacer más ricas, je je je.
Por otra parte porque es la zona donde quedaba yo con mi churri hace años mil, todos los fines de semana. Hummmmm qué tiemposss!
Besets!!
El otro día leyendo este post aquí en Jerez, se me fue la conexión a Internet, mejor dicho se le fue a mi amigo Juan que es quien me la "presta".
ResponderEliminarHace poco pasé por ese Monasterio, me encanta el cartel "Prohibido hacer aguas", espero que no se les ocurra quitarlo.
Conocía la leyenda de San Pantaleón, pero al leer el nombre lo primero que pensé fue en otro, que no creo tenga nada que ver, Pantaleón y las visitadoras.
Un abrazo.