Para aquellos que solo visitáis este blog, aquí os dejo los microrelatos que han resultado vencedores del concurso que he organizado en mi otro blog. Espero que disfrutéis con ellos.
ALICIA (Ganador del concurso)
Autor: Santiago Eximeno.
Este es mi regalo, abuelo. Ábrelo. Deja que te ayude si no
puedes. ¿A que es bonito? Un pequeño cuaderno de princesas con cien hojas de
colores. Mira, puedes arrancarlas, así. ¿Lo ves? En cada hoja he escrito una
palabra. Cama, mesa, silla, armario, lámpara, espejo, baño. Todo lo que tienes
aquí, en tu cuarto, en la residencia. Mira, las hojas son adhesivas. Ahora te
ayudaré a pegarlas todas. Todas menos una, la que he prendido a mi vestido
nuevo. Mira, he escrito en ella Alicia. Así no tendrás que improvisar más
excusas cuando no logres recordar mi nombre.
La sirena (Segundo puesto)
Autora: Fortunata Pérez de la Ossa
Al atardecer, iba a pescar con mi padre. Caminábamos hasta
una zona de rocas, él arriba, y yo abajo. Me gustaba ver los
círculos concéntricos en el agua y las sombras de los peces nadando.
Fue una noche de luna nueva; un pez volador emergió
del mar agitando las alas, cientos de gotas se esparcieron por el aire, de
ellas brotaron mariposas doradas que subieron hasta el cielo. Quise volar tras
ellas.
Esa noche mi padre me llevó en brazos envuelta en una
manta.
—Mirad, traigo una sirena —dijo.
Y fue verdad, nunca más supe caminar sobre la tierra.
Al principio siempre se lo toman a broma, y cuando ven que
va en serio, ya no pueden hacer nada. Mi madre los trata muy bien y, mientras
beben, les habla con mucho cariño. Nosotros, debajo de la mesa, no aguantamos
la risa cuando se empiezan a quedar como tontos. Y les pellizcamos las piernas
al ver que ya no pueden moverlas. Me gustan esos días, son divertidos. Me
chiflan sus caras cuando despiertan, y quemar la ropa. Pero, sobre todo, que
mamá nos guarde a los más pequeños las orejas, y que las fría mucho para que
crujan.
Esperas a que se haga más de noche, ya sabes cómo es
el vecindario y lo que dirían si te vieran salir a estas horas. Ya está,
es el momento, ya no hay luces que puedan delatarte. Aprovechas la
oscuridad y avanzas por el callejón hasta llegar al garito que, oculto, te
espera. Saludas al portero, entras y vas al baño de caballeros. Cierras
con pestillo. Ahí está. Notas la excitación, palpas el bulto de tu pantalón. Lo
sacas, le quitas el capuchón y gimes de placer cuando, sobre la puerta, marcas
con bolígrafo rojo las faltas de ortografía.
El pozo del deseo (Quinto puesto compartido)
Autor: Javier Ximens
Sacar el cuerpo del pozo le costaría
poco esfuerzo. En silencio oprimido, el viejo Tiburcio tejió una red con
atillos de esparto, como la que hacía para resguardar en el redil a las
indefensas ovejas del ataque de los lobos despiadados. En presencia del señor
Juez, de la Guardia Civil y de su joven mujer —que con lágrimas deshilachadas y
manos trémulas estrujaba el mandil en un rincón del patio—, colocó el aparejo
alrededor del cadáver del señorito Andrés, que flotaba en el agua. Enhebrada la
cuerda a la polea, lo extrajo.
Arrojarlo le había
costado mucho más.
Oleaje (Quinto puesto compartido)
Autor: Agustín Martínez Valderrama
La mar va y viene, viene y va, como el coño de la
Bernarda. La mar, la puta mar, se contonea y gime como el fuelle oxidado
de un viejo colchón. Luis toca el piano desnudo frente a la ventana y espera
que una ola iracunda, salvaje, lo engulla y arrastre al fondo. Pégate un
tiro o vete a vivir a un camping, dice la canción. Pero Luis nunca fue
hombre de mar, de dormir al raso. Hay, ya se dijo, mares que vienen y van,
mujeres que lloran, coños que huelen a salitre, pianistas que flotan. Y así.
Todos los dibujos están realizados por Juanlu. Aquí tenéis el enlace a su blog para los que no le conozcáis.
El mejor el primer quinto puesto, con diferencia. A oleaje le falta un poco de gusto, es un disparatar sin sentido, pésimo.
ResponderEliminarYo me quedo con el 5º: El pozo del deseo. De Javier Ximens, los demás los encuentro... poco redondos.
ResponderEliminarInés.