Aprovecho este día festivo para dejaros con un microrrelato que publiqué hace unos días en mi otro blog.
A Leandro le encanta viajar en tren. No por evitar atascos o rememorar su niñez, sino por motivos más carnales: el vaivén del Cercanías, unido a la visión de tantos cuerpos voluptuosos, le provoca una excitación difícil de superar. Así, se pasa cada viaje imaginando las más retorcidas prácticas sexuales con cada una de las viajeras, encontrándoles a todas algún encanto. Al llegar a su parada marcha, casi a la carrera, hasta su trabajo y se alivia recordándolas. Una vez saciadas sus ansias se pone la sotana y se reconcilia con Dios repartiendo a sus feligreses castigos y penitencias.
Preciosa foto, me encanta viajar en tren, aunque nunca hubiese pensado lo que Leandro, jajaja. No sé por qué razón no pueden tener pareja, me parece un oficio como otro cualquiera, o casi.
ResponderEliminarBesos, Miguel.
Estupenda foto. Y estupendo relato. Curiosamente suelo acompañar mis fotos de estaciones con micro relatos. Si te interesa y tienes un rato:
ResponderEliminarunoylosdemas.blogspot.com/search/label/estaciones
Un saludo
Irene yo opino lo mismo sobre lo del oficio. Supongo que será cuestión de tiempo. Saludos.
ResponderEliminarUno en cuanto pueda me paso. Seguro que merecerá la pena. Gracias por venir.