¿Recuerdas haberte bebido en alguna ocasión una cerveza de determinada marca y haberle notado un sabor extraño? Es posible que te haya pasado, quizás no, pero espero que la siguiente historia no te haga imaginar cosas extrañas la próxima vez que bebas determinada marca de cerveza. Ahí va la historia:
Tras la orden de José Bonaparte de comenzar a enterrar fuera de las iglesias se procede a la construcción de los dos primeros cementerios de Madrid. Poco después diversas Archicofradías y Sacramentales se animan a construir sus propios cementerios con la intención de enterrar allí a sus afiliados.
En 1818 se autoriza la construcción de un cementerio a la Sacramental de San Nicolás. Un año más tarde la Sacramental de San Salvador compra unos terrenos para su cementerio junto al de la Archicofradía Sacramental del Hospital de la Pasión. Finalmente se construyó un cementerio conjunto, compuesto de dos patios, entre 1818 y 1919. Así en el año 1825 se procede a la inauguración oficial del Cementerio de la Sacramental de San Salvador, San Nicolás y del Hospital de la Pasión, conocido como de San Nicolás.
La primera persona que descansó allí fue Jacinto Sánchez Brizuela, fundador de la Sacramental, fallecido en 1675. Allí también descansaron Calderón de la Barca, Espronceda, Larra, Agustín Argüelles, Martínez de la Rosa...
Estuvo situado en torno a las calles Méndez Álvaro, Áncora y Canarias, y posteriormente, en 1839, fue ampliado llegando hasta la actual calle de Bustamante. En él se encontraba el "Monumento de la Libertad", hoy ubicado en el patio del Panteón de Hombres Ilustres, erigido en 1857 y que contenía los restos entre otros de Muñoz Torrero, Mendizabal y Calatrava.
El Cementerio fue clausurado el 1 de septiembre de 1884 y demolido en 1912. En buena parte de su solar se erigió la actual fábrica de Cervezas El Aguila, construida entre 1914 y 1925, que estuvo operativa hasta hace relativamente poco y que hoy se ha convertido en el Archivo y Biblioteca Regional de la Comunidad de Madrid, conocido también como Leguidú en honor a su propulsor, el anterior presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina.
Tras la orden de José Bonaparte de comenzar a enterrar fuera de las iglesias se procede a la construcción de los dos primeros cementerios de Madrid. Poco después diversas Archicofradías y Sacramentales se animan a construir sus propios cementerios con la intención de enterrar allí a sus afiliados.
En 1818 se autoriza la construcción de un cementerio a la Sacramental de San Nicolás. Un año más tarde la Sacramental de San Salvador compra unos terrenos para su cementerio junto al de la Archicofradía Sacramental del Hospital de la Pasión. Finalmente se construyó un cementerio conjunto, compuesto de dos patios, entre 1818 y 1919. Así en el año 1825 se procede a la inauguración oficial del Cementerio de la Sacramental de San Salvador, San Nicolás y del Hospital de la Pasión, conocido como de San Nicolás.
La primera persona que descansó allí fue Jacinto Sánchez Brizuela, fundador de la Sacramental, fallecido en 1675. Allí también descansaron Calderón de la Barca, Espronceda, Larra, Agustín Argüelles, Martínez de la Rosa...
Estuvo situado en torno a las calles Méndez Álvaro, Áncora y Canarias, y posteriormente, en 1839, fue ampliado llegando hasta la actual calle de Bustamante. En él se encontraba el "Monumento de la Libertad", hoy ubicado en el patio del Panteón de Hombres Ilustres, erigido en 1857 y que contenía los restos entre otros de Muñoz Torrero, Mendizabal y Calatrava.
El Cementerio fue clausurado el 1 de septiembre de 1884 y demolido en 1912. En buena parte de su solar se erigió la actual fábrica de Cervezas El Aguila, construida entre 1914 y 1925, que estuvo operativa hasta hace relativamente poco y que hoy se ha convertido en el Archivo y Biblioteca Regional de la Comunidad de Madrid, conocido también como Leguidú en honor a su propulsor, el anterior presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina.
Menos mal que yo soy más de Alhambra y Cruzcampo... ;)
ResponderEliminarSaludos.
Landahlauts tendrás que echarle un vistazo al pasado de esas dos por si acaso. Nunca se sabe.
ResponderEliminarSaludos
Pues mira, no lo sabía. Tendrán compañías indeseadas los bibliotecarios que trabajen allí, me pregunto yo.
ResponderEliminar18.000 besos
Buen y muy interesante articulo, a ver si paso por alli. Cada vez me enamoro mas de la iglesia de San Jose, estoy llendo todos lo sabados, una joya, todo un museo.
ResponderEliminarUn abrazo.