Hoy me apetece dejaros con esta entrada que publiqué hace un tiempo en mi otro blog. Este microrrelato, como siempre, está contado En 99 palabras.
La chica morena, de pie junto a La Mallorquina, observa en silencio al mendigo sin brazos, agitando con la boca el vaso con las monedas recolectadas, y al yonqui que, de rodillas, implora algo para comer.
Al verles comprende que sus caras de angustia y necesidad hoy se diferencian muy poco de la suya. Mientras ellos piden ayuda a gritos, ella continúa suplicando, en voz baja, y mirando compulsivamente su reloj.
Horas después, al caer la noche, el manco y el yonqui deciden marcharse. Es entonces cuando ella, con lágrimas en los ojos, comprende que él también se fue.
Al verles comprende que sus caras de angustia y necesidad hoy se diferencian muy poco de la suya. Mientras ellos piden ayuda a gritos, ella continúa suplicando, en voz baja, y mirando compulsivamente su reloj.
Horas después, al caer la noche, el manco y el yonqui deciden marcharse. Es entonces cuando ella, con lágrimas en los ojos, comprende que él también se fue.
¡Qué triste Miguel! Un beso
ResponderEliminarTriste, pero real como la vida misma.
ResponderEliminarBesos Winnie0
BUff... me has dejado sin palabras..
ResponderEliminarDemasiada tristeza en vustros comentarios. Para la siguiente entrada de este tipo prometo un microrrelato algo más optimista.
ResponderEliminarSaludos
Triste si, pero mas triste la realidad... me hace gracia la gente que lo ve y ¡OH que desgracia, vamos a darle algo!, pues sabeis que? donde suele pedir (la zona de Sol) mas de una vez ha venido a la tienda en la que trabajaba... y a que no sabeis que! no trabajaba en un sector hostelero, simplemente venía a comprar videojuegos, exacto, lo primero uno se pregunta para que querrá comprarse una consola con mandos, podria ser para revenderla o vaya usted a saber, pero no, después volvía y a dia de hoy sigue volviendo a comprar videojuegos y consolas distintas.
ResponderEliminarAsí que antes de dedicarle odas a "gente desgraciada" primero hay que plantearse, ¿Realmente son los desgraciados? o simples seres autosuficientes que piden para sacarse caprichos extra?
Un cordial saludo al creador del blog como a todos sus lectores :)
Cracker es posible que alguno de los que estén pidiendo lo hago por afición, pero supongo que será la excepción.
ResponderEliminarPor cierto, esta entrada no es precisamente una oda a los mendigos de la calle, sino una simple comparación entre un tipo de mendicidad y otra.
Saludos
Triste...pero real como la vida misma....
ResponderEliminarEn efecto Rocío. A diario se dan estas situaciones, tanto unas como otras.
ResponderEliminarSaludos. Gracias por pasar.