El Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV, fue el hombre más poderoso de la época en España. A pesar de su ilimitado poder siempre vivió atemorizado por el miedo a perder los favores reales por lo que le gustaba rodearse de videntes y hechiceros. Igualmente confiaba todos sus secretos a Teresa Valle la protagonista de la primera parte.
Tanta era la confianza que tenía hacia la monja, que en su momento dejó perder en Flandes la plaza de Maastricht (1632) debido a una revelación divina que habia tenido Doña Teresa y en la que le aseguraba no debía temer ningún mal ya que contaba en esa empresa la ayuda divina por lo que no tenía que organizar la defensa. Desgraciadamente Guillermo de Orange atacó Maastricht y consiguió adueñarse de la decisiva plaza.
El Conde Duque de Olivares vio como su única hija legítima, la Marquesa de Elche falleció a temprana edad. Esta pérdida le hizo caer en una gran depresión y entonces para intentar sobreponerse decidió concebirun nuevo descendiente. Como después de intentarlo durante un buen tiempo no consiguió ningún resultado, decide ponerse en manos de la priora de San Plácido para ver si con su ayuda se consigue que su mujer pueda quedar en estado.
Desde un primer momento la priora le da muchas esperanzas ya que le anuncia que Dios, con su ayuda, le concederá muy pronto su deseo. Para ello asegura que se va a mantener treinta días en ayunas y con ello sus súplicas serán escuchadas. Todo esto ocurre cuando se destapan los sucesos de las endemoniadas y al Conde-Duque le salpica dicho proceso.
De hecho por medio de una de las iluminadas, Peregrino, uno de los demonios que habían poeído a las monjas, afirma que once de las monjas formarán un apostolado reformativo (no son doce ya que no quieren tener un Judas) con el que recorrerán el mundo acompañadas por un hijo de un gran ministro que aún no estaba engendrado y que iba a nacer gracias a su ayuda.
Pasado un tiempo vio que el deseado hijo no llegaba por lo que decidieron tomar otras medidas. Influenciado por su confesor, que achacaba su falta de descendencia a un castigo divino porque el matrimonio disfrutaba realizando el acto sexual, entre todos se decidió que lo mejor era que el matrimonio mantenuviera las relaciones en el coro de San Plácido, mientras las monjas rezaban, para así no tener oportunidad de gozar.
A pesar de lo esperpéntico de la situación el Conde-Duque no cnsiguió nada por lo que finalmente se dio por vencido. Años posteriores acabó reconociendo a su hijo ilegitimo Felipe Enríquez al cual tenia por padre el que entonces era el presidente de las Cortes Julian Valcárcel.
Estos encuentros sexuales en el coro le sirvieron a Quevedo para escribir estas estrofas en las que además de meter en el ajo a la pareja también introduce a dos nuevos participantes, el diablo y la priora.
Tanta era la confianza que tenía hacia la monja, que en su momento dejó perder en Flandes la plaza de Maastricht (1632) debido a una revelación divina que habia tenido Doña Teresa y en la que le aseguraba no debía temer ningún mal ya que contaba en esa empresa la ayuda divina por lo que no tenía que organizar la defensa. Desgraciadamente Guillermo de Orange atacó Maastricht y consiguió adueñarse de la decisiva plaza.
El Conde Duque de Olivares vio como su única hija legítima, la Marquesa de Elche falleció a temprana edad. Esta pérdida le hizo caer en una gran depresión y entonces para intentar sobreponerse decidió concebirun nuevo descendiente. Como después de intentarlo durante un buen tiempo no consiguió ningún resultado, decide ponerse en manos de la priora de San Plácido para ver si con su ayuda se consigue que su mujer pueda quedar en estado.
Desde un primer momento la priora le da muchas esperanzas ya que le anuncia que Dios, con su ayuda, le concederá muy pronto su deseo. Para ello asegura que se va a mantener treinta días en ayunas y con ello sus súplicas serán escuchadas. Todo esto ocurre cuando se destapan los sucesos de las endemoniadas y al Conde-Duque le salpica dicho proceso.
De hecho por medio de una de las iluminadas, Peregrino, uno de los demonios que habían poeído a las monjas, afirma que once de las monjas formarán un apostolado reformativo (no son doce ya que no quieren tener un Judas) con el que recorrerán el mundo acompañadas por un hijo de un gran ministro que aún no estaba engendrado y que iba a nacer gracias a su ayuda.
Pasado un tiempo vio que el deseado hijo no llegaba por lo que decidieron tomar otras medidas. Influenciado por su confesor, que achacaba su falta de descendencia a un castigo divino porque el matrimonio disfrutaba realizando el acto sexual, entre todos se decidió que lo mejor era que el matrimonio mantenuviera las relaciones en el coro de San Plácido, mientras las monjas rezaban, para así no tener oportunidad de gozar.
A pesar de lo esperpéntico de la situación el Conde-Duque no cnsiguió nada por lo que finalmente se dio por vencido. Años posteriores acabó reconociendo a su hijo ilegitimo Felipe Enríquez al cual tenia por padre el que entonces era el presidente de las Cortes Julian Valcárcel.
Estos encuentros sexuales en el coro le sirvieron a Quevedo para escribir estas estrofas en las que además de meter en el ajo a la pareja también introduce a dos nuevos participantes, el diablo y la priora.
"Empreñó a mi señora la condesa
el mismo diablo; mal pudiera otro,
que sólo yegua tal requierere potro
apacentado en la infernal dehesa.
El conde, en sus culpas, ya confiesa,
sintiéndose cargado el guillotro,
lo dice: "Hermana en tanto que despotro,
que sólo yegua tal requierere potro
apacentado en la infernal dehesa.
El conde, en sus culpas, ya confiesa,
sintiéndose cargado el guillotro,
lo dice: "Hermana en tanto que despotro,
¡QUE BUENO! QUE BUENO! Me encantan estas historias...auqnue un poquillo de escalofrios...también me dan...¡será que me meto en situación!.jaja. Espero con ganas la de mañana....Besos Miguel y feliz martes
ResponderEliminarQue cosas pasaban antes... el Conde-Duque debió haber ido a Montserrat a confraternizar con los catalanes, seguro que allí habría engendrado a gusto (o sin gusto, pero con resultados).
ResponderEliminarEncantadoras historias, felicidades de nuevo por tu blog.
Hay que ver cuanto tapa el ladrillo visto...
ResponderEliminarNotición
El 13 de octubre es el Stairs Day. Coloca tu escalera ese día en tu blog para conseguir subir y subir hasta lo más alto. No es una apuesta, no es un macrobotellón de escalones, no es un aniversario de los más de 1.000 post colocados en dos años con la temática de la escalera. Es el STAIRS DAY.
En este caso, el asunto viene reflejado, más o menos de la misma manera, el la fantástica "EL Rey Pasmado", con Gurruchaga haciendo de Olivares.
ResponderEliminarCarpe Diem
Genial la historia, la de ayer y la de hoy... Mañana me tienes ahí para leer la siguiente! Si es que... si la historia me la hubieran contado con estos "acontecimientos"... otro gallo me hubiera cantado! :)
ResponderEliminarSiento haber tardado tanto en asomarme a tu ventana..por suerte el verano termino y mi cuerpo recupera las fuerzas que el calor me arranca..siempre es un placer a somarme a tus historias y tus callejones..gracias por la compañia a pèsar de mi silencio..un beso enorme navegante!
ResponderEliminarMe tienes atrapado, no te demores con la tercera.
ResponderEliminarMIGUEL
Por supuesto que la historia contada de esta manera es otra historia. Con anécdotas, leyendas y demás se hace más interesante.
ResponderEliminarIgual que dije que la primera historia estaba documentada, es un hecho real, esta segunda historia entra en la categoría de leyenda porque lógicamente no iba a haber nadie en aquella época que hablara en públicos de los asuntos más privados del hombre más poderoso del reino, incluyendo a Felipe IV.
Gracias a ti Violeta por dejarte caer por aquí. Serás siempr bien recibida. Otro beso navegante.
Saludos para todos, y gracias por vuestros coemtnarios