Tras la derrota francesa en la Guerra de la Independe
En tiempos de Isabel II se retoma la reforma, y se diseña una plaza rectangular con cabecera curvada en la que destaca un parque central presidido por un gran monumento a Felipe IV. Para realizar la gran estatua ecuestre se consultó a Galileo para ver como podía mantenerse el animal sobre las patas traseras. La solución fue

Además del parque central hay dos parques laterales, limitados por veinte estatuas de diferentes reyes de España, de las cuarenta y cuatro que había inicialmente. Las estatuas idea de Fernando VI, estaban destinadas a adornar el exterior de la fachada del Palacio Real, pero un sueño de la reina Bárbara de Braganza en el que éstas se precipitaban al vacío provocó que se colocaran en el suelo. Así, se disponen a ambos lados de la plaza las estatuas de diez Reyes, sumando veinte en total, cinco reyes visigodos, y quince reyes durante el período de la Reconquista.
En las esquinas de la plaza, encontramos los Jardines del cabo Noval (zona norte de la plaza, junto al Monasterio de la Encarnación) y del e Lepanto (zona sur, frente a la Plaza de Ramales) en los que encontramos respectivamente, los monumentos al cabo Luis Noval (ver imagen) y al capitán Ángel Melgar, ambos héroes de guerra fallecidos en acto de servicio.
Hace unos 25 años para conseguir un mayor espacio para el pe

Todavía, a pesar de los años pasados, este lugar sigue siendo en determinadas fechas lugar de reunión de los nostálgicos del régimen anterior. Sin embargo, el tiempo ha hecho que la plaza haya sido recuperada para disfrute de todos, sin distinción de ideologías, por lo que lo normal es ver en ella a turistas, parejas, o simplemente gente paseando, sin plantearse qué significó este lugar en tiempos remotos.
