viernes, 13 de septiembre de 2013

Por causas ajenas


Cada mañana la veía en el andén y quedó atraído por su belleza y su semblante misterioso. A diario intentó que sus miradas se cruzasen pero no lo consiguió hasta aquella mañana. Al llegar a su altura ella le miró y con cara triste levantó la mano y le saludó. Pero no fue un saludo sino una despedida, portada de todos los periódicos. Aquel día la línea C-15 quedó suspendida “por causas ajenas a Renfe” y desde entonces él sigue en tratamiento psicológico sin explicarse por qué lo hizo, y seguro de que jamás volverá a conducir un tren.



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