lunes, 30 de julio de 2012

La leyenda de Las Ventas del Espíritu Santo



Las Ventas del Espíritu Santo es lo que hoy en día se conoce como Las Ventas. Dice la leyenda que este en este lugar, situado en la carretera de Aragón, hubo hace muchísimos años una ermita en la que se honraba una imagen de Cristo. 

Parece ser que a esta imagen, en tiempos en los que el agua escaseaba, los labradores de la zona le pedían que intercediera para que lloviera y poder salvar sus cosechas. Así si la cosecha de ese año había sido mala, al año siguiente el Cristo les ofrecía lluvias abundantes que compensaban con creces las pérdidas del año anterior. Se cuenta que en una ocasión una terrible epidemia hizo que el todo el ganado de un labrador pereciera por lo que éste acudió a la ermita a pedirle ayuda a la imagen porque sus hijos se morirían de hambre. Al momento el Cristo le indicó al labrador que marchara a su casa porque allí encontraría la solución a su desventura. Al volver encontró a una figura celestial que le hizo entrega de dos enormes bueyes y le mostró como su granero estaba rebosante de comida.



En otra ocasión un labriego despojó con malas artes las tierras a un humilde propietario, y al día siguiente un enorme incendio arrasó todas las tierras del primero con lo que se quedó sin nada y tuvo que conformarse con cazar de forma furtiva para poder subsistir. Ese mismo cazador, un día que pasaba junto a la ermita, encontró a una paloma que estaba posada sobre la corona de espinas del Cristo, tratando de arrancar las espinas con el pico. El cazador la disparó y el tiro destrozó el rostro del Cristo. La paloma salió volando y en ese mismo instante un relámpago dejó ciego al cazador y la ermita quedó reducida a un montón de escombros. 

Tiempo después se emplazó una venta en el lugar en el que había estado la ermita, y los lugareños comprobaron cómo mientras se iba construyendo aquel lugar se posaba todos los días durante largas horas una hermosa paloma blanca, y de ahí que aquel lugar tomara el nombre de “Venta del Espíritu Santo". Con el tiempo se usó ese mismo término para aquel lugar situado junto al arroyo Abroñigal.


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