Aprovechando las entradas de la sección "Todos somos madrileños" os dejo con este microrrelato que publiqué hace unas semanas en mi otro blog. Está contado, como siempre, en 99 palabras.
Aunque han pasado muchos años, hay cosas que el tiempo no cambia. Sí lo ha hecho el equipaje que le acompaña: cuando llegó a ese país en el que no entendía ni los buenos días llevaba dos bolsas, y hoy vuelve con varias maletas. También se ha transformado su barrio de siempre: los bares de antaño ahora son locales de comida rápida, la churrería una tienda de chinos y el ultramarinos un sex-shop. Pero lo que no ha cambiado es lo que más le duele. Veinte años después vuelve a sentirse extranjero, pero esta vez en su propio país.
Lo recuerdo, y me sigue pareciendo triste porque de alguna forma es algo que ahora vuelve a ser actual para muchos de los que se tienen que ir fuera a buscarse la vida.
ResponderEliminarBesitos