lunes, 30 de agosto de 2010

Así nos ven a los madrileños

La semana pasada aparecia publicado en distintos periódicos un estudio sobre los distintos bulos que circulan en la sociedad española. Una de las conclusiones de dicho estudio, realizado por la Asociación Nacional de Bebidas Refrescantes (Anfabra), era que los madrileños son los españoles más crédulos en cuanto a los bulos y leyendas que corren por la sociedad.

Os dejo el enlace a la noticia, y os dejo distintas opiniones sobre los madrileños, de personas y personajes famosos, que he ido recopilando por la red.

"Los madrileños ...

... nunca te invitan a cenar a casa. Siempre te invitan fuera"
(Jorge Javier Vázquez, periodista)


... hay algunos gremios de sabelotodo. Y tienes la sensación de que son avasalladores, que son creídos y con una cosmología especial. Después es sólo una apreciación de los catetos que venimos de fuera"
(María Galiana, actriz
)

... muy abiertos y majos. Pero estamos cambiando. Se está perdiendo mucho el rollo de barrio, y la gente se está volviendo más cerrada"
(Laura Pamplona, actriz)


... de dos clases, el hidalgo de antes y el que se siente de todas partes"
(Juan Antonio Corbalán, ex-deportista)


.. son muy diversos pero, sobre todo, muy respetuosos. Los que venimos de ciudades pequeñas somos los que más apreciamos el anonimato que se vive en Madrid"
(Juan Luis Arsuaga, paleontólogo)

... todos divinos, afables, te piropean por la calle... Lo que les falta es un poco de estatura. Son bajitos, pero no importa, porque yo también lo soy"
(Aramis Fuster, vidente)


... acogedores, simpáticos y chulos, en el mejor sentido de la palabra"
(Ramoncín, cantante)


... unos buenazos, porque soportan estoicamente las colas. Yo no me acostumbro a socializar"
(Pedro Reyes, humorista)


... están bien. Pero las madrileñas tienen más encanto, desde luego"
(Andrzej Sapkowski, escritor
)

... le dicen a su ciudad que la aman con locura, pero cuando juntan tres días seguidos se marchan con la otra"
(Ramón Arangüena, periodista)


¿Con cuál de las definiciones te quedas?
¿Y tú, qué opinión tienes sobre los madrileños? No te cortes y opina

domingo, 29 de agosto de 2010

Contenedor mortal

La foto está tomada en la calle Segovia, casi debajo del Viaducto.
¿Habrá alguna relación?

jueves, 26 de agosto de 2010

Pose torera

Para hoy jueves toca contestar a estas tres preguntas:
¿Dónde está situado este monumento?
¿A quién representa?
¿Quién es su autor?

Espero vuestras respuestas.
Saludos

miércoles, 25 de agosto de 2010

Monólogos al lado del estanque

Este relato es del escritor Juan José Millás y apareció publicado en su libro Articuentos.

La crisis ha llegado al parque del Retiro en forma de maná para los echadores de cartas: controlo su clientela y me parece que ha aumentado en los últimos domingos. La gente no va a que le digan el futuro cuando es feliz, que la felicidad es muy absorbente y no deja hueco más que para la dicha.

La gente se sienta o se derrumba frente al astrólogo cuando no tiene nada que perder, cuando no pueden predecirle nada peor de lo que ya le pasa.
-Vas a conocer a un señor extranjero -oí que le decía un echador a una dama vestida de negro.


Parece que los señores extranjeros pueden volver a funcionar como príncipes rescatadores. Uno creía que el extranjero estaba desmitificado desde que nos habíamos convertido en emigrantes de nosotros mismos. Pero hay quien piensa que no, que la felicidad viene de afuera, sin darse cuenta de que se puede ser de fuera habiendo nacido dentro.


Ayer, en el Retiro, a la hora del crepúsculo, mientras los brujos echaban las cartas a las señoras de negro, las familias echaban miguitas de pan a los peces del estanque.

-Parecen ratas -dijo un niño.


Es verdad, el modo en que sus cuerpos grises hervían en torno a la comida evocaba un grupo de roedores despedazando una inmundicia. Al otro lado del estanque, entre las estatuas, se apreciaba una multitud de gente quieta, como a la espera de que el crepúsculo pasara para ponerse en movimiento.


Me senté en un banco, junto al tenderete de una pareja argentina que hace guiñol. A mi lado había un tipo en chándal comiéndose un helado y sonriendo. Tenía el cuello agrietado por alguna enfermedad e intentaba cubrirse las llagas con la mano libre.
-No puedo dejar de hablar conmigo mismo -dijo.

Compuse un gesto neutral, que no invitaba a hablar, aunque tampoco a callarse. Decidió seguir:
-O sea, empiezo a hablar cuando me levanto y ya no paro hasta la noche. Es agotador.

-¿De qué te hablas? -pregunté.

-De todo. El semáforo está rojo, por ejemplo, y me digo vaya, está rojo, a esperar tocan. Entonces se pone verde y digo bueno, vamos a cruzar, que para eso hemos realizado la inversión, la espera. Entonces me fijo en alguien y cambio de conversación. Ése es igual que mi padre, digo, mi padre tendría la edad de ése si viviera. Bueno, es todo el rato así, diciéndome cosas. Resulta agotador.


El sol se había puesto a nuestra espalda; las personas perdían identidad, transformándose en siluetas. Todo continuaba en movimiento, pero a la vez todo parecía quieto, como si la gente no avanzara a pesar de mover los pies.
-Por lo visto, le pasa a todo el mundo -continuaba el del cuello agrietado-; todo el mundo mantiene un coloquio permanente consigo mismo, lo que pasa es que no se dan cuenta. Yo me he dado cuenta desde lo de la enfermedad porque cuando vas a morir te enteras más de las cosas.

En esto observé que un tipo metía en el bolsillo de otro unas pinzas largas, de madera, extrayendo con sorprendente limpieza unos billetes que recogió un tercero. Vi pasar a la dama oscura destinada a conocer a un señor de fuera; movía la cabeza como si se diera la razón. De súbito, tuve el sentimiento de que yo era real, como todo cuanto sucedía a mi alrededor en aquel crepúsculo infinito.
-Sigue hablando -rogué al sidoso, y me hundí en ese modesto bienestar que sólo proporcionan las cosas reales.

lunes, 23 de agosto de 2010

La Ronda del Pan y el Huevo

El jesuita Bernardino de Antequera, Pedro Laso de la Vega y Juan Jerónimo Serrá fundaron en los primeros días del año 1615 la Santa, Pontificia y Real Hermandad del Refugio y Piedad de la corte. Pronto se la agregaron otras personas caritativas y la hermandad compró algunas casas donde se dispuso de refugio nocturno para los pobres. La Hermandad tomó gran fama por la Ronda de Pan y Huevo.

Formada por un sacerdote, dos caballeros y algunos criados portadores de camillas, la ronda recorría por la noche las calles de Madrid con tres misiones distintas: por un lado a los hambrientos de les entregaba un panecillo y un huevo duro; llevaban al refugio a los que no tenían dónde dormir; y el sacerdote administraba los últimos sacramentos a los moribundos y enterraba a los muertos.

Está claro que no siempre hay que meterse con lo que ha hecho la Iglesia a lo largo de la historia, yo soy el primero en meterles caña cuando es necesario, ya que en numerosas ocasiones como ésta, sus actos eran claramente caritativos.

¡Qué cunda el ejemplo!

viernes, 20 de agosto de 2010

Gran Vía

1306 metros de edificios históricos, glamour, neones y atascos.
Chicote, Telefónica, Schweppes, Metrópolis, Grassy. Tiendas legendarias, hoteles, bares, joyerías, carteles de rebajas.
Cines en retirada, teatros musicales emulando un Broadway cada vez más lejano.
Limpiabotas nostálgicos de tiempos mejores, heavies sin Madrid-Rock, chinos noctámbulos vendiendo cervezas y tallarines.
Chaperos camelando a clientes carrozones, prostitutas esperando el sexo de los trasnochadores.
Drogatas, buscavidas, carteristas, descuideros.
Alcohólicos de don Simón, borrachos de garrafón.
Indigentes postizos, pobres de solemnidad.
Estudiantes, cereros, trabajadores.
Oriundos, forasteros, todos madrileños.
Escaparate e historia viva de Madrid. Cien años a tus espaldas y más viva que nunca.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Los árabes en Casa Mingo

"Esta ciudad la inventaron unos hispano-árabes que se asentaron alrededor de una muralla a la espera de que Casa Mingo abriera para comer unos pollos, pero realmente Madrid existe desde que se creó el metro, la única gran obra civil que le faltó a Carlos III para ser el mejor alcalde"

Rafael Martínez-Simancas, periodista y escritor.

lunes, 16 de agosto de 2010

Prohibición de la prostitución

Tal día como hoy, en el año 1611 se lamentó públicamente Felipe IV de la inutilidad de los decretos represores contra la prostitución. Se decía que por entonces había unas 30.000 mujeres públicas en la Corte, y aunque el número parece altamente exagerado, lo que sí es cierto es que el ejercicio de esta profesión iba creciendo inexorablemente.

Por ello el Rey dictó una Pragmática en la que ordenaba a los alcaldes a que prendieran a las prostitutas y las enviaran a las casas-galera. Los que no cumplieran dicho mandato perderían el puesto y además serían castigados con una multa de 50.000 maravedíes. Hubo otras dos pragmáticas sobre el mismo asunto: por un lado se reducían los burdeles de Madrid a sólo uno, situado al comienzo de la calle Mayor; por otro lado se prohibían las mancebías en todos los reinos y se castigaba a todos los justicias que las toleraran con la misma pena anteriormente citada.

Desconozco el interés que se tomaron en aplicar las penas los encargados de tales acciones pero lo que parece claro es que su efectividad dejó mucho que desear. Cuatrocientos años después todo sigue igual y algunas calles de Madrid siguen siendo el escenario perfecto para que las profesionales del oficio más antiguo del mundo sigan ganándose el pan con su cuerpo.

viernes, 13 de agosto de 2010

Pase de muleta

Camina con paso firme entre el gentío dispuesto para una nueva faena. Lleva la muleta apoyada en el brazo izquierdo y la vista fija en su objetivo, no hay duda toca puerta grande. Tras trastear unos instantes se va arrimando con gran temple hasta que siente el aliento de su oponente. Cuando cree tener todo controlado se decide a rematar la suerte, pero entonces una voz grave le sorprende: “Saca esa mano de ahí si no quieres que te la corte”. Tras dos pitidos una puerta salvadora se abre y sale raudo, con las orejas gachas, esquivando el embroque.

miércoles, 11 de agosto de 2010

En Madrid lo justo

"Como yo soy muy de pueblo y me he criado en salir por las calles, y los atascos me agobian, pues lo que es estar fuera de Madrid lo disfruto muchísimo. Madrid es una ciudad muy bonita para estar lo justito"

Chema Martínez, atleta

lunes, 9 de agosto de 2010

Prohibidos los mendigos extranjeros

Desgraciadamente si paseamos por las calles del centro podemos ver cómo día a día van creciendo el número de personas que piden para poder subsistir. Éste lógicamente no es un problema nuevo sino que viene de muy largo. De hecho, a finales del siglo XVIII la mendicidad era ya un problema bien arraigado en la sociedad madrileña de la época por lo que los mandamases del momento decidieron tomar cartas en el asunto y así un 14 de febrero de 1788 se decretó, mediante una Real Orden, que todos los forasteros que se dedicaran a implorar la caridad pública deerían volver inmediantamente a sus lugares de origen.

Todos aquellos que se negaran a ser repatriados serían destinados a los servicios de la guerra, siempre que su edad lo permitiera. Para poder determinar quiénes realmente eran pobres y quiénes simplemente querían vivir del cuento se crearon las diputaciones de caridad, formadas por el alcalde de barrio, un sacerdote y tres vecinos de buena posición. No sé si les funcionó el invento pero desde luego fue un buen intento para que realmente se ayudara a los que de verdad lo necesitaban.

viernes, 6 de agosto de 2010

La leyenda del cazador

Esta historia está escrita por Ángel del Río, cronista de la Villa y fue publicada en la edición digital del periódico Ya.

Cuenta una vieja leyenda, de esas que adornan la historia imaginativa de Madrid, que en tiempos remotos, una partida de cazadores salió a los entonces abundantes y frondosos bosques madrileños situados a extramuros de la Villa, con el ánimo de llevar a cabo una cacería de osos, de la que no obtendría carne para alimentarse, pero sí pieles para comerciar con los vecinos y rivales segovianos.

En uno de los parajes más recónditos, dos de la cazadores se dieron de bruces con una covachuela a cuya entrada andaba confiado un enorme y precioso ejemplar de oso. Los hombres se miraron y con un gesto de complicidad dispararon al unísono sus escopetas, abatiendo al plantígrado, que rodó por los suelos herido de muerte.

Mientras desollaban al animal, escucharon un doloroso rugido que procedía del interior de la cueva, donde hallaron a la osa envuelta en un desconsolado llanto, mientras cuidaba de dos pequeños oseznos. Los cazadores quedaron impactados por la escena, decidieron cuidar a la osa y para resarcirla del año que le habían producido, le otorgaron el privilegio de incorporarla al escudo de Madrid. De ahí que se diga, por esta leyenda y por otros argumentos más eruditos, que el animal que figura junto al madroño es una osa y no un oso.

La leyenda podría repetirse en estos tiempos, donde una partida de cazadores sale de montería; dos de ellos se separan del grupo para una caza más selectiva, se adentran en el bosque, que en la antigüedad pudieron ser los terrenos donde hoy se haya la plaza de Colón y la calle de Génova.

Ven sobrevolar el cielo una bandada de pájaros. A falta de presas mayores en su punto de mira, deciden disparar contra la bandada de aves, y abaten a una de ellas. Y se llevan la gran sorpresa cuando comprueban que se trata de una gaviota, un ave marina en pleno secano mesetario. Uno de los cazadores, sediento de caza mayor, justifica su frustración: “Ave que vuela, a la cazuela”. Y dan por finalizada la montería que se queda en caza menor, después de meterle plomo en las alas a la sorprendida gaviota.

Moraleja: si tiras como un idiota, en vez de cazar un oso, cazas una gaviota.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Viviendo entre macarras

"Hubo un tiempo en que Madrid era la corte de los milagros. Ahora se puede afirmar sin sonrojo que es la corte de los macarras"

Ricardo Cantalapiedra, escritor y periodista

lunes, 2 de agosto de 2010

El cuadro que nunca acababa de pintarse

El cuadro al que me estoy refiriendo es Alegoría de la Villa de Madrid, óleo de 2.65 por 1.95 metros, obra de Francisco de Goya por el cual recibió 15.000 reales. A pesar del nombre con el que hoy se le conoce, realmente éste no fue su título original ya que fue pintado en 1809, durante la ocupación francesa, y estaba concebido como una glorificación hacia José I. Éste aparecía representado dentro del cuadro en un medallón sostenido por dos figuras angelicales, junto a las que se encontraba una matrona representando a la Villa de Madrid.

Lo realmente curioso del cuadro comienza cuando tras la batalla de los Arapiles, el ejército francés abandonó la capital. Entonces el Ayuntamiento decidió sustituir la figura de José I por la palabra «Constitución» pero esta palabra duró poco pintada ya que poco después el monarca frances regresa a la capital y Goya tiene que pintarle de nuevo. Pero esta vez tampoco quedó para la posteridad ya que cuando los franceses fueron definitivamente expulsados de España se decidió incluir a Fernando VII "El Deseado" en el cuadro, pero Goya lo representó de una forma tan abominable que, en 1826, se encargó a Vicente López que rehiciese el retrato del rey.

En 1843 también se borró el rostro de Fernando VII y se sustituyó por un dibujo del libro de la Constitución de Cádiz («La Pepa») pero tampoco esta fue la definitiva. De hecho en 1873 se decidió que en el cuadro debía aparecer un letrero que hiciera alusión al Dos de Mayo, «al ser un hecho histórico genérico no está sujeto a las opiniones cambiantes de los hombres». Así es como ha llegado hasta nuestros días y si a ningún político, ya sea nacional o municipal, le da por tocar las narices esperemos que así continúe por siempre.

P.D. En este caso la foto no es mía, está tomada de Internet.