jueves, 31 de enero de 2008

Dos restaurantes con historia

RESTAURANTE BOTÍN.– En 1590 se tienen las primeras referencias sobre la existencia del edificio que hoy alberga este restaurante, aunque no fue hasta el siglo XVIII, cuando en él estableció su negocio un cocinero francés llamado Jean Botín que había llegado a Madrid, junto con su esposa de origen asturiano. En 1725, el matrimonio abrió una pequeña posada y realizó una reforma en la planta baja del edificio, cerrando los soportales existentes. De esta obra ha quedado constancia en una piedra de la entrada en la que figura la fecha, así como el horno de leña de la casa. El matrimonio murió sin descendencia por lo que se hizo cargo del negocio Candido Remis, sobrino de la esposa de Botín de aquí el nombre que desde entonces lleva el negocio: Sobrino de Botín.

Como hecho anecdótico referido a esta época cabe señalar que el Libro Guinnes de los Records, en su edición de 1987, afirma que un adolescente Goya, allá por 1765, trabajó como friegaplatos en Botín. En esta misma edición se designa a Botín como el restaurante más antiguo del mundo.

Ya en el siglo XIX se reforma nuevamente la planta baja: se construye el friso de madera policromada con pan de oro de la entrada, así como los escaparates y el mostrador de pastelería en el que se vendían pestiños, bartolillos, suizos y glorias de crema. Por aquel entonces Botín se consideraba una Casa de Comidas porque el término “Restaurante” sólo lo utilizaban algunos establecimientos, muy pocos y exclusivos, que deseaban emular a los locales parisinos.

CASA LABRA.- En las inmediaciones de la Puerta del Sol, en el 12 de la calle de Tetuán, se fundó en 1860, esta antigua casa de comidas especializada en el bacalao frito y el vino tinto. Hoy día, conserva su decoración original, con una fachada curva adaptada a la estructura del edificio y compuesta por cuarterones de madera y un cartel de cristal con el rótulo del establecimiento.

Si pasas por el centro de Madrid, esta es una parada inevitable para poder tomarte una caña y un poco de bacalao, la especialidad de la casa. Eso sí, es posible que al final acabes tomándotelo en la calle, ya que suele estar casi siempre hasta la bandera. Además debes saber que si quieres tomarte la caña y el bacalao, tienes que comprar la comida en una barra y la bebida en otra, si no, no hay nada que hacer.

Sin embargo, por lo que este local ha pasado a la historia fue porque en él se fundó el Partido Socialista Obrero Español. Aprovechando la fiesta nacional del 2 de mayo de 1879, se reunieron en él cuatro médicos, dieciséis tipógrafos, dos plateros; un doctor en ciencias; un marmolista y un zapatero. Después del almuerzo, aprobaron el borrador escrito por Pablo Iglesias y el médico Jaime Vera, en el que se proclamaba que «el ideal del Partido Socialista Obrero es la completa emancipación de la clase trabajadora: es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e inteligentes». El 20 de julio, en una asamblea clandestina de unas cuarenta personas, se eligió la primera Comisión Ejecutiva, encabezada por Pablo Iglesias.

miércoles, 30 de enero de 2008

El arco de cuchilleros

El arco de Cuchilleros, quizás la más famosa de las nueve puertas de acceso de la Plaza Mayor, está situado en la esquina sur-oeste de la plaza. La considerable altura de este arco se debe al gran desnivel que existe entre la Cava de San Miguel y la Plaza Mayor.

Su construcción está relacionada con la reconstrucción y el cierre de la antigua Plaza Mayor por el arquitecto Juan de Villanueva, después del incendio ocurrido en el verano de 1790. Con esta reforma, la antigua plaza no perdió su configuración rectangular, pero por medio de un sistema de arcadas se consiguió cerrar este recinto urbano. Una de estas arcadas, la que daba acceso a la plaza por el extremo sur occidental, es el arco de cuchilleros.

El origen su nombre está en la calle de Cuchilleros a la que da salida, y en la que antiguamente se ubicaban los talleres del gremio de cuchilleros y espaderos, pues tenían como una de sus finalidades suministrar sus productos a las carnicerías establecidas en la Plaza Mayor.

El Arco de Cuchilleros y la zona que lo rodea es una de las zonas más visitadas tanto por los turistas como por los madrileños, tanto por el encanto histórico de la zona, como por la cantidad de bares y mesones que te encuentras en la zona; herencia de los mesones, bodegones, tabernas y hosterías de tiempos pasados.

martes, 29 de enero de 2008

El Monasterio de las Descalzas Reales

El monasterio de Nuestra Señora de la Consolación, más conocido como las Descalzas Reales es un monasterio de monjas de clausura, clarisas franciscanas descalzas, situado en la Plaza de las Descalzas, 1. Fue fundado en 1559 por Juana de Austria, viuda del príncipe Juan Manuel de Portugal, hermana de Felipe II y madre de don Sebastián, futuro rey de Portugal sobre el área que ocupaba el antiguo palacio de su padre, Carlos V, y donde ella misma había nacido en 1534.

El encargado de acondicionar el edificio fue Antonio Sillero, siendo sustituido más tarde por Juan Bautista de Toledo. Es de clasicista, y alberga en su interior importantes obras de arte. Sobre todo, destaca del conjunto la iglesia, levantada sobre una sola nave cubierta con bóveda de cañón y cuyas obras fueron terminadas en 1564, siendo solemnemente inaugurado por Felipe II. También es interesante la excelente decoración de la escalera principal, realizada por Agostino Miteli y Micaelangelo Colonna.

En el siglo XVIII el monasterio sufrió importantes obras de restauración, destacando la que en 1756 hizo Diego Villanueva. Sin embargo, su reforma más importante fue realizada tras el grave incendio de 1862, en donde se perdió el excepcional retablo mayor, obra de Gaspar Becerra.

Aunque sigue habitado por religiosas, el convento pertenece al Patrimonio Nacional, pudiéndose visitar en su interior una magnífica colección de más de diez mil obras de arte, realizadas por artistas como Juan de Mena, Gregorio Hernández, o Francisco Ricci entre muchos otros.

lunes, 28 de enero de 2008

Cervantes en la Plaza de España

La plaza ocupa uno de los más importantes altozanos de Madrid. Así, en siglos pasados fue punto estratégico, como lo demuestra que durante los trabajos del monumento a Cervantes se encontraran restos arqueológicos romanos. En época árabe, habían en el solar de la plaza numerosas huertas que aprovechaban para su riego las aguas del arroyo de Leganitos (según Mesonero Romanos «Leganitos» deriva del árabe y significa «huerta».)

Cervantes, en Don Quijote de la Mancha, habla de la fuente: «Otro libro tengo también, a quien he de llamar Metamorfoseos u Ovidio español, de invención nueva y rara; porque en él, imitando a Ovidio, a lo burlesco, pinto quién fue la giralda de Sevilla (...), los toros de Guisando, la sierra Morena, las fuentes de Leganitos y Lavapiés en Madrid...».

Hoy día, en la Plaza se puede disfrutar del monumento a Cervantes, creado en 1916 con motivo del tercer centenario de la muerte del escritor (1547–1616). Se realizó por suscripción popular , según la Real Orden 1792, de 30 de diciembre de 1927, por la que se solicitaba el 1% del ingreso mensual de los salarios de todos los funcionarios y trabajadores, para contribuir a los gastos.

Al fin, las obras dieron comienzo entre los años 1928 y 1930, siendo el arquitecto Rafael Martínez Zapatero el autor del proyecto (con la colaboración de Pedro Muguruza Otaño), y Lorenzo Coullaut Valera el encargado de las esculturas. En 1932 fallece Coullaut, y el monumento sufre un parón, no reiniciándose hasta los años 50, cuando Federico Coullaut-Valera, hijo del fallecido continuaría el trabajo.

En el monumento se representa a Cervantes sentado bajo un pedestal, con Don Quijote y Sancho en la base del monumento principal. Después se añadieron las figuras de Dulcinea y Aldonza Lorenzo, y más tarde los grupos de Rinconete y Cortadillo y de La Gitanilla, recordando otras obras del escritor. Además se aprecian cuatro escudos: el de la familia de Cervantes, el de Castilla, el escudo Real y el oso y el madroño, así como las representaciones de los cinco continentes leyendo el Quijote.

Si deseas realizar una foto de este monumento y eres de los que no te gusta que salga gente en ella, debes saber que lo tienes bastante crudo ya que éste es uno de los sitios más frecuentados por los turistas, y no sólo se conforman con observar la obra, sino que los encontrarás subidos al monumento realizándose las fotos junto a los personajes. Así que ya sabes, paciencia.

domingo, 27 de enero de 2008

El templo de Debod

El templo de Debod con una antigüedad de unos 2200 años, fue construido por Adikhalamani de Meroe. Se encontraba situado en la localidad que llevaba este nombre (Debod), en las orillas del Nilo, al sur de Egipto. Un poco más al norte, en la isla de Filé, se encontraba el gran santuario de la diosa Isis. El templo de Debod formaba indirectamente parte de ese santuario, aunque su culto estaba dedicado al dios Amón de Debod.

El término a usar en lugar de “templo” debería ser “santuario”, debido a sus funciones, ya que era un lugar para los ritos de los sacerdotes egipcios. Y la palabra Debod viene de Ta Hwt = “La Capilla” = Debod.

Se encuentra en Madrid como regalo de Egipto a España (1968), en compensación por la ayuda recibida desde aquí tras el llamamiento internacional de la UNESCO para salvar los templos de Nubia, en peligro de desaparición debido a la construcción de la presa de Asuán. Egipto donó cuatro de los templos salvados a distintas naciones colaboradoras: Dendur a Estados Unidos (está en el Museo Metropolitano de Nueva York), Ellesiya a Italia, Taffa a Holanda y Debod a España.

Inaugurado en julio de 1972, se sitúa al oeste de la Plaza de España, junto al Paseo del Pintor Rosales (Parque del Oeste). En su reconstrucción se situó de manera que conservase la misma orientación que en su lugar de origen, de este a oeste. Hoy día, puedes visitar su interior, aunqeu la verdad es que no resulta en mi opinión demasiado interesante.

Su emplazamiento coincide con el lugar donde se encontraba el Cuartel de La Montaña. Situado en la montaña del Príncipe Pío, fue construido a partir de 1860. Se trataba de un vasto edificio de ladrillo y granito, estructurado en torno a una planta rectangular con dos grandes patios interiores. Sus dependencias incluían cuadras, una prisión, cuartos de banderas, cocinas, y podía albergar entre 2600 y 3000 soldados.

El 18 de julio de 1936, Fanjul, general encargado de la sublevación de Madrid durante la Guerra Civil, se hizo fuerte en este cuartel junto con más de 2000 de sus hombres y unos 180 falangistas, siendo asaltado dos días después por el pueblo de Madrid, tras lo que quedó prácticamente destruido.

sábado, 26 de enero de 2008

Jardines del Palacio de Anglona

Escondido en la parte baja de la plaza de la Paja, en el Madrid de los Austrias, se encuentra el jardín del Príncipe de Anglona, un lugar poco conocido por los madrileños (fue restaurado y abierto al público por el Ayuntamiento en el año 2002), levantado sobre un terraplén artificial salvando el desnivel de la Calle de Segovia.

Fue diseñado por el francés Chalmandrier, a finales del XVIII, como lugar de recreo para los propietarios del palacio contiguo. Su distribución recrea parte del dibujo original, con celosías en sus paredes abiertas y pequeños caminos de ladrillo que dan lugar a cuatro cuadrantes diferenciados y a una intersección central. Un par de fuentes y un cenador son los elementos más singulares de este jardín, en el que hay bancos de granito para sentarse. Debido a su poca popularidad, es más que posible que puedas estar en uno de ellos un buen rato sin que nadie te moleste.

El palacio del Príncipe de Anglona al que pertenece este jardín, es una típica residencia nobiliaria que con sus 6.000 metros cuadrados construidos, ocupa la manzana situada entre la calle de Segovia, las costanillas de San Andrés y San Pedro y la calle del Príncipe de Anglona. Se mandó construir hacia el año 1530 por Don Francisco de Vargas, Consejero de los Reyes Católicos y de Carlos I y dueño de los terrenos existentes hasta la plaza de San Andrés.

El edificio fue adquirido por Don Alvaro de Benavides en 1605 y lo mandó reedificar dos años después con apariencia sencilla en su exterior. Más tarde fue habitado por el Conde de Benavente y don Pedro de Alcántara Téllez Girón y Pimentel, marqués de Javalquinto y príncipe de Anglona, siendo por este título principesco por el que se conoce el palacio. Tras permanecer muchos años abandonado, fue rehabilitado en 1987 por unos empresarios, y en la actualidad es un conocido restaurante.

viernes, 25 de enero de 2008

El pasadizo de San Ginés

A unos pocos pasos de la Puerta del Sol, muy cerca de la Iglesia que le da nombre, se encuentra el Pasadizo de San Ginés, uno de los más antiguos de Madrid. Su recorrido histórico se remonta sobre todo al siglo XVII donde era famoso por ser lugar de duelos y venganzas, tal y como describe Arturo Pérez Reverte en “Limpieza de sangre”, uno de los libros de Alatriste. “El pasadizo de San Ginés era uno de los sitios favoritos de los retraídos, pues por la noche salían allí a que les diese el aire, convirtiendo el lugar en concurrido ir y venir donde no faltaban improvisados figones de puntapié para tomar un bocado; dignísima concurrencia que se disolvía como por ensalmo en cuanto asomaban los corchetes”.

Quizás el lugar más conocido de este pasadizo sea la Chocolatería San Ginés, fundada en el 1890, aprovechando el local que antes ocupaba un mesón y hospedería. El hecho de que se encontrara al lado del Teatro Eslava (1872), hoy Joy Eslava, y sus amplios horarios han hecho que siempre haya sido centro de atracción para cientos de personas, que acuden aquí para probar sus famosos churros con chocolate.

El local todavía conserva parte de su decoración y de su antiguo mobiliario, como el mostrador y las mesas de mármol. En sus más de cien años de vida, este local ha sido hasta escenario literario, de hecho junto a la puerta hay una placa haciendo alusión a Max Estrella, poeta ciego y bohemio protagonista de la obra de teatro de Ramón del Valle-Inclán Luces de bohemia.

¿Eres de los que todavía no has ido después de una noche de copas a tomarte un chocolate a San Ginés? Si tu respuesta es afirmativa, ya sabes que aún te falta algo para conocer de verdad la noche de Madrid.

Otro sitio a destacar en este pasadizo, es su pequeña librería en la entrada por Arenal, que desde su origen a mediados del siglo XIX, comparte nombre y muro con la iglesia dedicada a San Ginés de Arlés. La librería está compuesta por estanterías de madera, una pequeña caseta, y unas mesas como las de los mercadillos, en las que se apilan los libros. Allí, si tienes unos minutos libres podrás buscar y encontrar libros antiguos y de segunda mano a muy buen precio.

jueves, 24 de enero de 2008

El oso y el madroño

El madroño junto con el oso apoyado sobre él con sus patas delanteras, es uno de los símbolos que más se identifican con Madrid. Realmente no se conoce con certeza la aparición de tal figura en el escudo de la ciudad, pero quizás la historia más creíble sea la elección por el Concejo como escudo para diferenciar sus posesiones de las pertenecientes a la Iglesia madrileña.

En un principio, el escudo de Madrid era un oso pasante, pero tras un pleito con el clero (!duró 20 años!) sobre la propiedad de unos pastos y arboledas, se cambió. Los pastos pasaron a ser propiedad del Cabildo, y los árboles y la caza, del Concejo de Madrid. Así, el Cabildo adoptó en su enseña un oso pasante, y la ciudad, para su escudo, un oso erguido sobre un madroño para simbolizar que los árboles eran propiedad de la Villa de Madrid.

La presencia del oso en el escudo se debe a la multitud de osos que poblaban antiguamente Madrid, hecho por el cual, los romanos llamaron a esta zona Ursaria. El madroño simbolizaba la posesión de las arboledas, las cuales se supone estarían constituidas, en su mayoría, por madroños. Sin embargo, recientes investigaciones indican que en la zona no hubo abundancia de madroños, sino que proliferaba un árbol autóctono del lugar, llamado almez o lodón, que tiene también unos frutillos rojos. Otros historiadores dicen que simplemente el rey de armas que pintó el escudo, no se detuvo a reproducir tal o cual especie sino que pintó un arbolito con frutos rojos para que se distinguieran bien.
Hoy día, una asociación en defensa de los derechos de la mujer ha iniciado una campaña para demostrar que al animal es hembra y no macho. Según esta asociación, "en 1222 la Clerecía (el brazo Eclesiástico) y el Concejo (el brazo militar y civil) cambian la 'osa paciente' en un caso y la 'osa rampante' en otro, por un oso".

Quizás nada de esto ea cierto, y la clave la tenga el humorista Antonio Mingote, que en su libro Historia de Madrid dice: «[...] el oso, primitivo habitante del país, abrazado a un árbol para impedir que venga un concejal y lo corte»

Hoy día podemos contemplar el oso y el madroño en la Puerta del Sol, junto a la calle del Carmen, y es uno de los sitios más típicos donde quedar para encontrarte con tus conocidos. De hecho, para hacer la foto de arriba tuve que irme a primera hora de la mañana, y aún así me tocó esperar unos cinco minutos a que se fuera una mujer que allí se encontraba.

Para acabar, comentar que en el número 4 de la calle de la Bolsa, junto a la plaza de Jacinto Benavente, se encuentra un local típico madrileño llamado "El oso y el madroño". El local tiene bastante encanto, y cuentan quienes más lo frecuentan, que es ideal para poder probar el típico cocido madrileño. Si eres de los que has visto "La Comunidad" de Álex de la Iglesia, debes saber que éste es el bar en el que se ruedan las últimas secuencias de la película, tal y como se recuerda en un cartel puesto en la puerta de entrada.

miércoles, 23 de enero de 2008

Iglesia de San Sebastián

A pesar de no ser uno de los sitios que más frecuento, hoy toca hablar de la iglesia de San Sebastián. Seguro que no es de las iglesias más conocidas de Madrid, ni tan siquiera puede decirse que sea una de las más bellas, sin embargo hoy le toca a ella ya que ahí fue donde hace ya cinco años y medio me casé.

Esta iglesia situada en la calle Atocha fue fundada en 1541 sobre una antigua ermita que con la advocación de San Sebastián estaba situada en el camino de Atocha. Se cree que en un primer momento fue un anejo de la parroquia de Santa Cruz, asignándose parte de su feligresía al constituirse en parroquia a los pocos años.

Sobre el 1550 el edificio primitivo fue demolido por ruinoso, y ya en 1553 se compró un solar donde se edificaría el templo actual. Las obras comenzaron en 1554 bajo la dirección de Antonio Sillero, acabándose en 1575.

No es hasta el siglo XVII cuando se puede dar por acabado el templo, ya que se fue ampliando con la adquisición de solares anejos en donde se construyeron la torre de la iglesia, construida a partir de 1612 por Lucas Hernández, y sobre todo, una serie de capillas anejas, destacando la de Nuestra Señora de Belén, adoptada por los arquitectos madrileños para su devoción y sepultura, y la de Nuestra Señora de la Novena, patrona de los cómicos.

Saqueada durante los primeros días de la Guerra Civil, el templo fue totalmente destruido por una bomba lanzada desde un avión del ejército nacional en la noche del 19 al 20 de noviembre de 1936, siendo reconstruida entre 1943 y 1959 por el arquitecto Francisco Iñiguez Almech, quien cambió la orientación del edificio. Es Monumento Nacional desde el 10 de octubre de 1969.

A la entrada, en la parte exterior hay una placa donde aparecen recogidos los bautizos, matrimonios o defunciones de personajes relevantes de la historia española. Así, podemos ver que Ramón del Valle-Inclán y Mariano José de Larra se casaron aquí. También se pueden ver los certificados de defunción de Miguel de Cervantes, Lope de Vega y Jacinto Benavente, entre otros.


martes, 22 de enero de 2008

Fui sobre agua edificada mis muros de fuego son

He vivido en Madrid la mayor parte de mi vida. Aunque mis primeros 35 años los he pasado allí, nunca hasta hace unos cuatro o cinco años me había parado a observar la belleza que hay encerrada por muchas de las calles de Madrid. Desde entonces, en los ratos que tenía libres durante el verano me dedicaba a pasear por sus calles, y así empecé a descubri sitios nuevos, tanto o más interesantes que los que ya conocía.

En aquel momento tenía una cámara de las de toda la vida, y la verdad es que no salían mal las fotos, pero hará unos dos años me compré una digital, y a partir de ese momento fue cuando comencé realmente a cogerle el gustillo a eso de hacer fotos a Madrid y sus rincones. Hoy, tiempo después me decido a empezar este blog para dejar colgadas las fotos que a mí más me gustan. Si puedo, además iré contando cosas relacionadas con las fotos en cuestión.

Hoy comienzo con Puerta Cerrada. Quizás no sea una de las fotos más representativas de Madrid, seguro que no, pero para mí esta plaza tiene un encanto especial. La plaza recibe este nombre porque antiguamente en ella se encontraba una puerta que era lugar de acceso a través de la ciudad amurallada de Madrid. Tras se ella se abría un pasaje sombrío donde era frecuente encontrar malhechores. Debido a los grandes problemas de inseguridad que conllevaba dicha puerta, se decidió que fuera cerrada, y así permaneció durante largo tiempo hasta que el progresivo crecimiento de la ciudad provocó que en 1569 se derribara dicha puerta.

Una de las cosas que a mi más me llaman la atención en esta plaza, es la leyenda que aparece en una de las paredes, y que nos dice mucho sobre la historia de Madrid: "Fui sobre agua edificada mis muros de fuego son".

Según he sabido, esa misma leyenda aparecía en el primer emblema de Madrid. En él se representaba una enorme piedra de pedernal semisumergida en agua, con dos eslabones a los lados entrelazados que frotan una piedra que hacen que de esta salgan chispas, circuncidando el conjunto llevaba una cinta azul, en la que había una inscripción "Sic gloria labore", y se completa con la citada leyenda.

Según todo esto, lo de "fui sobre agua edificada" tiene que ver con que donde hoy día está la cruz que aparece en la fotografía de arriba, había una fuente. Lo de "mis muros de fuego son" lo relacionaríamos con las piedras de pedernal con las que estaban levantadas las murallas de Madrid. Así, las noches en las que el viento soplaba con fuerza, la arena de la ciudad golpeaba contra las murallas y saltaban chispas, que visto en la distancia parecía que las murallas ardían.